Proclamados a
través del tiempo como las "ventanas del alma", los ojos son reconocidos
como espejos del cuerpo que registran el estado de los diferentes
órganos y tejidos
Naturalmente,
también recibe, de la luz solar, vibraciones positivas, que pueden ser
útiles al organismo y son captadas por un campo magnético.
Todas las
vibraciones positivas chocan entre sí en la retina; las que no son
útiles desaparecen, pero las útiles, chocan contra las vibraciones
negativas en todo el fondo del ojo, produciendo una coloración
característica en esta zona.
Pues bien, según sea el color, la forma y la intensidad de estas radiaciones, se puede conocer el estado del organismo.
Los
centros secundarios de los ojos están situados en las circunferencias
mayores de las órbitas, donde existe una infinidad de ellos,
representados por minúsculas glándulas, hasta hoy desconocidas por
vosotros que, convenientemente desarrolladas, podrían segregar un
líquido especial, vivificador de la retina, que la haría apta para
recibir rayos luminosos, más allá de la gama perceptible, de ambos
extremos del espectro.
Los
de onda más corta permiten ver radiaciones etéricas; las de mayor
longitud, un mundo físico más denso. En la cámara anterior,
especialmente delante y detrás del iris, están los centros secundarios
introspectivos; son como pequeños centros o reflectores que permiten ver
el cuerpo físico interno, sobre todo cuando una de sus partes está
afectada.
Los Maestros de la Sabiduría Antigua se referían a ello con el aforismo: “Toda enfermedad se ve con los ojos del alma”.
Esta
visión, interna y subconsciente, en los seres normales, se hace muy
intensa en caso de grave enfermedad de algún órgano, a tal punto que
hace vibrar intensamente el centro correspondiente, el punto visual
afectado, produciendo un malestar local, casi imperceptible, como un
suave dolor.
También se anuncia, con este síntoma, la inminencia del desenlace final de una enfermedad.
Además se anuncia, particularmente, la incubación de las enfermedades infecciosas.
En
la córnea se hallan 72 centros visuales y su funcionamiento determina
vuestra capacidad para distinguir un objeto del otro, adjudicándole el
color exacto correspondiente.
Cuando los 18 centros superiores de la córnea decrecen en su vibración, el ser humano se vuelve miope.
Cuando decrecen los 18 centros inferiores en su vibración, el ser se vuelve présbita.
Cuando funcionan mal los nueve centros secundarios laterales, se produce el astigmatismo.
El
Iris revela la constitución del cuerpo, las debilidades inherentes, los
niveles de salud y las transiciones que tienen lugar en el cuerpo.
Un
análisis completo del iris muestra si una persona presenta una buena o
pobre constitución corporal, dependiendo de la densidad de las fibras
del iris, patrones, estructuras, colores y grados de claridad y
oscuridad del mismo.
También
revela los sitios relativos de exceso de actividad, irritación,
lesiones o degeneración de los tejidos y órganos. Niveles de acumulación
de tóxicos también pueden ser observados, así como desequilibrios
nutricionales y químicos.
Los
signos del iris comunican de alguna manera, dependiendo en que zona del
ojo se encuentre la anomalía estudiada, qué enfermedad o tipo de
problema orgánico se tiene o padecerá. Es decir, que son como huellas
genéticas que el cuerpo brinda para conocer las predisposiciones a
determinadas enfermedades.
De
hecho, es posible descubrir la enfermedad o problema de una persona
antes de que esta manifieste los síntomas. Por lo tanto, la iridología
juega un importante papel a la hora de la prevención terapéutica
natural, si bien no señala exactamente una enfermedad, brinda
información de como corregir el problema.
En
la circunferencia mayor del iris están los centros secundarios que
captan las ondas cósmicas astrales y en la circunferencia menor, los que
captan las vibraciones mentales, además de percibir el magnetismo
natural de la esfera y de todos sus componentes, incluidos humanos,
animales, vegetales y minerales.
Detrás
de la mácula hay un centro que resume la actividad de todos los centros
descriptos y cuando el ser se halla en un proceso de alta
contemplación, estos centros vibran extraordinariamente, haciendo que al
volver al estado normal, aflore su intuición y capacidad para traducir
lo experimentado.
Los
ojos son literalmente las puertas hacia el alma y su fondo tiene, una
gran significación, ya que recibe, por medio de las fluctuaciones
atómicas físicas, que se proyectan desde el interior del organismo, una
serie de vibraciones potenciales negativas, que reflejan el estado vital
del mismo.
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