Historia en Breve
  • La deficiencia de vitamina D se relaciona con un riesgo sustancialmente mayor de demencia, esto incluye a la enfermedad de Alzheimer
  • Las personas con una grave deficiencia de vitamina D tenían 122 % mayor riesgo de desarrollar demencia, en contraposición, aquellas que tenían una deficiencia moderada tenían un riesgo 53 % mayor
  • Particularmente para la enfermedad de Alzheimer, tener una grave deficiencia de vitamina D se relacionó con un aumento en el riesgo del 122 % en comparación con un aumento del 69 % en aquellas personas con deficiencia moderada
  • Se ha informado que la vitamina D aumenta la expresión de la LRP-1, una proteína que ayuda a eliminar la beta amiloide del cerebro, una proteína tóxica vinculada al Alzheimer
La vitamina D, era conocida principalmente por su papel en la salud ósea, sin embargo, se ha convertido en una de las vitaminas más importantes para la salud en general y la prevención de enfermedades. Le ayuda a su corazón, intestino y, como cada vez más investigaciones lo demuestran, también le ayuda a su cerebro.
vitamina D
Obtener suficiente vitamina D es una de las formas más sencillas de lograr un cambio en su salud. En todo el mundo, se estima que 47 millones de personas viven con demencia, y se espera que para el 2030 esta cifra aumente a 75 millones.1

Después de 20 años, en 2050, se espera que la cantidad de casos de demencia llegue a 2050. La demencia, de la cual la enfermedad de Alzheimer es la forma más común, implica la pérdida de memoria y otros cambios en las habilidades cognitivas que dificultan la realización de las actividades cotidianas.

Sin embargo, la investigación sugiere que puede reducir el riesgo de esta enfermedad debilitante al optimizar sus niveles de vitamina D.

El bajo índice de vitamina D aumenta el riesgo de demencia

En un estudio de 6 años de duración donde se monitoreó a más de 1 600 personas, la deficiencia de vitamina D se relacionó con un riesgo sustancialmente mayor de demencia, esto incluye a la enfermedad de Alzheimer.2...

De hecho, las personas con graves deficiencias de vitamina D tenían 122 % mayor riesgo de desarrollar demencia, mientras que aquellos que con una deficiencia moderada tenían un riesgo 53 % mayor.

Sufrir una grave deficiencia de vitamina D se relacionó con un aumento del 122 % en el riesgo de desarrollar particularmente la enfermedad de Alzheimer, esto en contraposición con un aumento del 69 % en aquellas personas con deficiencia moderada.3

En 2017, algunos investigadores de Austria realizaron un metaanálisis de 5 estudios y revelaron que las personas con una grave deficiencia de vitamina D tienen mayor riesgo de demencia en comparación con aquellas con suficiente vitamina D.

"Los resultados de esta revisión sistemática demuestran que los bajos índices de vitamina D podrían contribuir al desarrollo de la demencia", señalaron los investigadores.4

Otro estudio, publicado en el diario científico JAMA Neurology, también relacionó el nivel de vitamina D con las tasas de deterioro cognitivo y descubrió que el "bajo índice de VitD [vitamina D] se relacionó con una disminución acelerada en las diferentes áreas de la función cognitiva en adultos mayores de diversas etnias, como afroamericanos e hispanos quienes exhibieron una alta prevalencia de insuficiencia o deficiencia de VitD".5 Además:
  • Entre las mujeres mayores, un mayor consumo de vitamina D se relacionó con un menor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer6
  • Entre las personas edad avanzada en China (esto incluye a las de edad "muy avanzada"), los bajos niveles de vitamina D se relacionaron con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y discapacidad7
  • Entre las mujeres mayores de los Estados Unidos, los bajos niveles de vitamina D se relacionaron con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y discapacidad8
Cabe señalar que, en muchos casos se ha establecido que una reserva adecuada de vitamina D es ≥50 nmol/L, o 20 ng/ml, que en opinión de muchos expertos todavía es un índice demasiado bajo. De forma paralela, le recomiendo un nivel de vitamina D de 40 a 60 ng/ml para tener una salud óptima y prevenir enfermedades.

Sin embargo, el hecho de que la salud cerebral esté intrínsecamente ligada a los niveles de vitamina D prevalece, pues lo estudios sugieren que muy poca vitamina D puede dar pie a "anormalidades estructurales en el cerebro, así como deterioro cognitivo y demencia incidental".9

También se ha sugerido que, aunque el bajo índice de vitamina D está relacionado con una cognición más deficiente, la suplementación de vitamina D no siempre denota un beneficio contundente.

Esto podría deberse a que existe una "ventana de edad terapéutica" durante la cual la vitamina D puede ayudar a prevenir la enfermedad,10 y si sus niveles son demasiado bajos durante ese tiempo, podría perder la oportunidad para evitar la enfermedad.

En la actualidad, los investigadores buscan descubrir tanto el momento adecuado como la duración óptima durante la cual la optimización de la vitamina D puede proteger contra la demencia, sin embargo, algo recomendable sería monitorear sus niveles y mantenerlos optimizados a lo largo de su vida.

La vitamina D es neuroprotectora

La vitamina D es una hormona esteroide que influye prácticamente en todas las células de su cuerpo, como las de su cerebro. La vitamina D también desempeña un papel importante en la neurotransmisión.

Cuando tiene suficiente vitamina D, esta se une a los receptores de vitamina D ubicados en todo su organismo, por lo que actúa como una llave para obtener un sinfín de beneficios.

El complejo receptor de vitamina D puede penetrar en el ADN, donde reconoce la reveladora secuencia en código que instruye al complejo receptor para que active o desactive el gen. Se sabe que la vitamina D regula muchos genes, y los receptores se encuentran por todo el cerebro.11 Además, los investigadores explicaron para el Journal of Gerontology:12
"La vitamina D es una hormona secosteroide necesaria para mantener una buena salud musculoesquelética; su deficiencia se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.

La vitamina D se sintetiza principalmente en la piel al exponerse a la luz solar; cantidades más pequeñas se obtienen a través de los alimentos.

Más recientemente, se ha encontrado que las enzimas encargadas de sintetizar su forma activa se distribuyen por todo el cerebro humano.

Estas enzimas favorecen la homeostasis del calcio in situ, la inmunomodulación, los mecanismos antioxidantes y el aclaramiento de beta-amiloide por la vitamina D, lo que confiere un efecto protector sobre el sistema nervioso central.

Este creciente cuerpo de evidencia sugiere que la vitamina D tiene una función neuroprotectora que es potencialmente importante para la prevención del deterioro cognitivo".
Además, se ha informado que la vitamina D aumenta la expresión de la LRP-1, una proteína que ayuda a eliminar la beta amiloide del cerebro, una proteína tóxica vinculada al Alzheimer.13

"Deshacerse de la amiloide contribuye principalmente a detener la progresión de la enfermedad de Alzheimer", explicaron los investigadores para Journal of Chemical Neuroanatomy, y al aumentar la expresión de LRP-1 puede "aumentar simultáneamente la depuración de amiloide".14

¿Cuál es la mejor manera de optimizar su nivel de vitamina D?

Lo ideal es exponerse regularmente al sol e incrementar poco a poco su exposición al aumentar gradualmente su tiempo de forma segura.

Como parte de mis consejos para tomar el sol de manera saludable, le recomiendo aumentar su tolerancia comenzando a principios de la primavera, con tan solo 5 minutos de tiempo de exposición e ir aumentando gradualmente el tiempo que pasa bajo el sol con el fin de evitar quemaduras.

Una vez que haya aumentado su tolerancia, intente exponerse al Sol sin protección cerca el mediodía por unos 15 o 30 minutos de 2 a 4 veces por semana, para maximizar la producción de vitamina D y obtener otros beneficios propios de esta práctica.

Sin embargo, es prácticamente imposible recomendar de forma contundente cuánto tiempo necesita estar al sol para optimizar la producción de vitamina D, pues esto varía mucho dependiendo de muchos factores, tales como:
mercola 1
Aunque la luz solar es la forma ideal de optimizar sus niveles de vitamina D, el invierno y trabajar en espacios cerrados impide que más del 90 % de los que leen este artículo alcancen niveles ideales. Por ejemplo, se estima que casi el 42 % de los adultos en los Estados Unidos tienen deficiencia de vitamina D, y esto es incluso mayor en ciertos grupos, como los afroamericanos (82 %) e hispanos (69 %).15

Las personas mayores de 50 tampoco producen vitamina D tan fácilmente al metabolizar la luz solar, y sus riñones no convierten la vitamina D en una forma que su cuerpo puede utilizar con la misma rapidez, lo que también pone a las personas de la tercera edad en mayor riesgo de deficiencia.

Una cama de bronceado de alta calidad es su siguiente mejor opción, pero si sus circunstancias no le permiten exponerse al sol o a una cama de bronceado de alta calidad, entonces solo tiene 1 opción si desea aumentar su vitamina D, la suplementación de vitamina D3.

Como una guía general, la investigación de GrassrootsHealth sugiere que los adultos necesitan alrededor de 8 000 UIs por día para alcanzar un nivel sérico de 40 ng/ml. Sin embargo, para saber qué dosis es la mejor para su caso, realícese análisis e implemente medidas para optimizar sus niveles en consecuencia.

La prueba de vitamina D que le recomiendo se llama 25 (OH) D o 25-hidroxivitamina D. Este es el marcador reconocido oficialmente para determinar el índice general de vitamina D y está intrínsecamente relacionado con la salud general. La otra prueba de vitamina D disponible, llamada 1,25-dihidroxi vitamina D (1,25 (OH) D), no es muy útil para determinar la suficiencia de dicha vitamina.

Si opta por un suplemento de vitamina D3, también debe aumentar su consumo de vitamina K2 a través de los alimentos y/o suplementos, y continuar haciéndolo con el fin de garantizar que se encuentre dentro del rango terapéutico.

La mejor manera de acceder a este increíble nutriente es al exponerse al sol de forma prudente (y prolongar la exposición para maximizar la absorción). Aunque es difícil mantener niveles óptimos de vitamina D a partir de las fuentes de alimentos, sí se encuentra en algunos alimentos, como:
mercola2
[Nota del Editor: sobre los hongos vea: Los Beneficios de Salud del Consumo de Hongos]

Optimizar sus niveles de vitamina D protegerá su salud general

Cuando implemente medidas para optimizar su vitamina D, los beneficios irán más allá de su salud cerebral. Por ejemplo, se sabe que la vitamina D es crucial en varias áreas de su cuerpo, ya que una deficiencia ha sido implicada en problemas tales como la degeneración macular, lupus, enfermedades intestinales, esclerosis múltiple e insuficiencia cardíaca crónica.16

Además, optimizar los niveles de vitamina D es una de las mejores estrategias para prevenir la gripe y también puede reducir el riesgo de cáncer. Investigaciones previas encontraron que un nivel de vitamina D de 50 ng/ml se relacionó con un riesgo 50 % menor de cáncer de mama.17

Asimismo, los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego informaron que elevar su suero 25-hidroxivitamina D (25 (OH) D) a 40 ng/ml puede reducir el riesgo de todos los tipos de cáncer invasivos en un 67 %.18

La vitamina D también hace maravillas para su corazón, ya que desencadena la producción de óxido nítrico, una molécula que ayuda a controlar el flujo sanguíneo y prevenir la formación de coágulos dentro de los vasos sanguíneos. Además, la vitamina D reduce significativamente el estrés oxidativo en su sistema vascular, lo que puede prevenir el desarrollo de cardiopatías.19

Además de la vitamina D: Cómo prevenir y posiblemente revertir la enfermedad de Alzheimer

A menudo se dice que la enfermedad de Alzheimer es incurable y no existe una causa conocida. Una afirmación más precisa sería que existen muchas causas y, si aborda los factores específicos que causan el deterioro cognitivo, es posible prevenir y posiblemente revertir la enfermedad.

Algunos factores cruciales son hacer ejercicio para aumentar el factor neurotrópico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés), reducir el estrés, adoptar medidas enfocadas al apoyo nutricional y optimizar su sueño, que es fundamental para la función cognitiva. Algunos de los nutrientes más importantes son las grasas omega-3 de origen animal, magnesio y fibra, además de vitamina D.

Para prevenir la enfermedad de Alzheimer, debe centrarse en una alimentación que impulse a su cerebro y cuerpo con grasas saludables, no carbohidratos netos (carbohidratos totales menos fibra), es decir, una alimentación cetogénica. Además, se están elaborando fascinantes estrategias de tratamiento, como la fotobiomodulación, en la que se ha descubierto que la estimulación cerebral con luz infrarroja cercana aumenta la capacidad cognitiva y reduce los síntomas del Alzheimer, esto incluye a los estadios más avanzados de la enfermedad.

Las exposiciones electromagnéticas de las tecnologías inalámbricas son un componente crucial que también debe abordarse, ya que este tipo de radiación activa los canales de calcio voltaje dependientes (VGCC, por sus siglas en inglés) en sus células, y cabe señalar que su cerebro, marcapasos y testículos son los sitios con mayor cantidad de VGCC.

Me parece que la exposición excesiva a las microondas y al glifosato, que altera la barrera hematoencefálica y la disfunción mitocondrial, figuran entre los factores más importantes que contribuyen al Alzheimer.

Optimizar su nivel de vitamina D es un excelente comienzo, pero es mejor implementar más medidas proactivas con el fin de reducir el riesgo de Alzheimer y otras formas de demencia.

Para obtener más información, recomiendo leer "The End of Alzheimer's: The First Program to Prevent and Reverse Cognitive Decline" (El fin del Alzheimer: el primer programa para prevenir y revertir el deterioro cognitivo), que detalla un protocolo único por parte del Dr. Dale Bredesen, director del departamento de investigación de enfermedades neurodegenerativas de la Escuela de Medicina en Universidad de California, Los Ángeles (UCLA).

Fuentes y Referencias