El Dr. Félix Gad Sulman, Jefe del Departamento de Farmacología Aplicada de la Universidad Hebrea de Jerusalén señala: “El exceso de iones en el aire afecta a todas las personas, pero una cuarta parte de la humanidad es extraordinariamente sensible a su influencia; afectando sobre todo a los sistemas respiratorios, nervioso y hormonal”.Para poder entender qué son y de dónde vienen esos iones que influyen decisivamente en nuestra salud, necesitamos conocer un poco qué es un átomo.
Dicho de la forma más simple posible, un átomo está formado por un núcleo, donde hayprotones (cargas positivas) y neutrones (sin carga), todo ello rodeado por electrones(cargas negativas) que se mueven en órbitas alrededor del núcleo. En lo que podríamos considerar su forma más natural, es decir en estado neutro, un átomo tiene el mismo número protones (+) que de electrones (-).
A partir de ese estado neutro, cuando un átomo gana o pierde electrones, se convierte en un ión, que un átomo cargado eléctricamente; si gana electrones se convierte en un ión negativo (anión) y si pierde electrones se convierte en un ión positivo (catión).
Pues bien, resulta que la ionización positiva del aire, es perjudicial para el ser humano, provocando cansancio, dolor de cabeza, irritabilidad, insomnio y malestar general. Este exceso de iones positivos, que se da normalmente en las ciudades, es debido en parte a que la contaminación atmosférica destruye los iones negativos,
efecto indeseable que se refuerza por la presencia de televisores,
ordenadores y aparatos eléctricos en general, todo ello en lugares
cerrados, frecuentemente poco ventilados.
Por eso, cuando en el título de este artículo digo que es bueno (positivo) que el ambiente sea negativo, quiero decir eléctricamente negativo, es decir lo bueno es un ambiente con predominio de iones cargados negativamente, puesto que la ionización negativa produce relajación y aumenta el rendimiento corporal y psíquico; de hecho, parece que la presencia de estos iones reduce la serotonina y con ella el estrés.Esta serotonina es constrictora de los vasos sanguíneos y juega un importante papel en la transmisión de señales químicas en el cerebro, interviniendo en la regulación del estado de ánimo de las personas.
Al aire cargado con iones negativos se le atribuyen múltiples funciones favorables para el bienestar del individuo como la de limpiar el aire de contaminación, una cierta acción bactericida, el producir una sensación de frescura y bienestar, despejar la mente, mejorar funciones digestivas y respiratorias, etc...
Los átomos y moléculas de los gases que forman la atmósfera terrestre (nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono, vapor de agua, etc.) son las fuentes de las que provienen losiones, positivos o negativos, que están siempre presentes en el aire que respiramos y que en una atmósfera equilibrada, están en una proporción también equilibrada, de uno a uno aproximadamente.
Estos iones se producen espontáneamente en la naturaleza por diferentes causas: radiaciones cósmicas o terrestres, fenómenos meteorológicos (tormentas y descargas eléctricas), saltos de agua, oleaje, etc. Su presencia en la atmósfera terrestre es necesaria para la vida en nuestro planeta, como se ha comprobado a través de numerosas experiencias realizadas con animales y plantas, que en una atmósfera neutra, en total ausencia de iones, dejan de crecer, e incluso mueren.
La distribución espacial y temporal de los iones atmosféricos es muy variable, dependiendo por ejemplo de la orografía, del relieve del terreno. En alta montaña la atmósfera es negativa, predominando los iones negativos, mientras que en las grandes ciudades, localizadas en áreas de poca altitud, son frecuentes las acumulaciones importantes de cargas eléctricas positivas, que parecen influir notablemente sobre muchas enfermedades.
La naturaleza genera iones haciendo uso de varias herramientas que tiene a su disposición, como son las descargas eléctricas asociadas a las tormentas, rayos ultravioleta, gases y sustancias radioactivas en el aire o el suelo, cataratas y cascadas, las olas del mar, ciertos árboles y plantas como los pinos y los helechos, incluso la simple fricción producida por el flujo del aire en los vientos cargados de polvo o arena.
En el caso de las tormentas, en las horas previas a una tormenta en el aire predominan los iones positivos, inquietando no sólo a las personas, sino a los animales. Por el contrario, tras el paso de la tormenta, en el aire predominan los iones negativos, por lo que se percibe un aire más fresco y limpio, con un ambiente agradable.
Una importante fuente de ionización negativa es el agua en movimiento (duchas, fuentes, saltos, cascadas, la orilla del mar, etc.) porque cuando el agua choca y la gota se divide, la parte más volátil del agua, que es la que se respira, queda cargada negativamente. Fue el físico alemán Philipp von Lenard (1862-1947), premio Nobel de Física en 1905, quien estableció que en aquellos fenómenos en los que el agua estaba en movimiento y salpicaba (como se da en la lluvia, en una cascada, en el embate de las olas o en la ducha), se generaban beneficiosos iones negativos.
De ahí que una simple ducha es siempre un placer, debido al conocido como efecto Lenard, en honor a su descubridor. También de ahí lo agradable que resulta pasear en las proximidades de una cascada, natural o artificial (presa hidroeléctrica), por la orilla del mar o cerca de un acantilado en el que rompen las olas.
Por cierto ¿Será ese el efecto que se ha buscado, desde hace siglos, con las fuentes de grandes chorros de agua que se han instalado en las plazas de muchos pueblos y ciudades?
Fuente: blogs.hoy.es
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