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25 oct 2016
La alta sensibilidad y el sufrimiento.
Las personas altamente sensibles (PAS) son personas que sienten con mayor intensidad de lo que es habitual, son altamente emotivas, esto se traduce también en que son más fácilmente impactados por los estímulos en general, y captan muchos más aspectos de la realidad.
Hay personas que asocian sensibilidad a un mayor sufrimiento, o desarrollar trastornos mentales, pero esto no es cierto, la sensibilidad es ante todo un don y es más una ventaja que un inconveniente aún en el caso de que la persona se vea forzada a crecer en un ambiente en extremo adverso.
Es cierto que al ser más sensible y por tanto más fácilmente impactado por los estímulos, las circunstancias especialmente desfavorables, pueden hacer mella en una persona sensible, necesitará desarrollar unas defensas más rígidas si quiere sobrevivir, o habrá de renunciar a su sensibilidad, pero no necesariamente va a resultar con más patologías mentales que los que son menos sensibles. Si es más fácil que desarrolle más síntomas, los síntomas son una llamada de auxilio desde nuestro interior para indicar que algo no va bien, y en las PAS esta necesidad de equilibrio interno es mucho mayor, es decir es necesario para que pueda desplegarse “el ser sensible”. Así es mucho más común que sean las personas sensibles las que acuden al psicólogo o se interesen por otras formas de crecimiento.
Por otra parte la sensibilidad también te da una gran cantidad de recursos que facilitan tanto el hacer frente a las situaciones, como recuperarse del daño sufrido. Así pueden captar con mucha más facilidad aquellas situaciones que son potencialmente dañinas y alejarse de ellas, son mucho más flexibles y adaptativos de manera que son capaces de actuar sobre el ambiente para que sea más bondadoso hacia ellos. Su gran capacidad de empatía también facilita esto, cuando han de hacer frente a cuidadores muy deficientes siendo niños, adoptan lo que se ha llamado el “rol inversa” realizando una función terapeútica sobre sus progenitores.
Además están muy capacitados para el trabajo interior y eso facilita mucho el proceso terapeútico.
Así están en conexión profunda con sus sentimientos y esto les permite elaborarlos, sobre todo en un contexto terapeútico. Desarrollan una trasferencia intensa hacia el terapeuta que es el motor del cambio en psicoterapia.
Por otro lado la fuerza interior de las PAS les permite afrontar los momentos difíciles y orientar sus energías hacia el cambio.
Ya sé que muchos de vosotros pensareis que si ya es difícil en muchos aspectos ser altamente sensible en la sociedad en que vivimos, ni que decir si además tienes una vulnerabilidad añadida derivada de problemas psicológicos. Muchas PAS pueden llegar a sentirse realmente abrumadas por sus dificultades, especialmente en momentos de especial estrés, sin embargo os aseguro que el balance a pesar de todo es positivo.
Las personas que más sorprendentemente he visto recuperarse de las peores situaciones eran altamente sensibles claramente.
También son más “resilientes” es decir son más capaces de revertir el efecto del trauma haciéndose aún más fuertes que si no les hubiera pasado nada, o desarrollar otras potencialidades.
Otro tema a tener en cuenta es el tipo de terapia más adecuada para las PAS, un modelo de orientación psicoanalítica resulta muy adecuado dada su aptitud para trabajar con los contenidos internos como comentamos, por otro lado también es importante que sea un modelo terapeútico que tenga en cuenta la necesidad de crecimiento y trascendencia de los PAS, en este sentido el modelo desde el que trabajamos resulta muy adecuado dado que integra distintos posicionamientos teóricos, teniendo en cuenta base y altura, en una visión totalista e integral del ser humano.
En general no soy partidaria del uso de fármacos para tratar las perturbaciones mentales, salvo en casos graves, y en mi experiencia estos son especialmente inapropiados para las PAS, ya que les quita aquello que es su fuerza, la sensibilidad, en gran medida. Esto les puede llevar a desarrollar medidas de defensa mucho más desadaptativas y radicales. En general los fármacos no curan, sólo se consigue quitar el síntoma en ciertos casos, pero los síntomas como hemos dicho están por algo.
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