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28 abr 2016

La superfetación y cómo quedarse embarazada cuando ya se está embarazada

superfetación

En los Anales históricos de la Medicina se describe el caso de una mujer del siglo XVIII que dio a luz a un niño blanco y tres meses después una niña negra. Explican que se trataba de una mujer que quedó viuda estando gestante de su fallecido marido y tras volver a casarse se quedó embarazada nuevamente antes de parir el primer niño. ¡Imaginaros la sorpresa de la pareja!
No encontré más descripciones históricas de este hecho pero seguro que debieron existir casos similares a lo largo de la Historia. En el caso anterior, la explicación que daban era simple pero lo cierto es que la realidad es mucho más compleja de lo que pensaban. En las autopsias que se realizaban ya describían una malformación uterina que consistía en tener el útero dividido en dos mitades e incluso algunos dobles, y esto era lo que aclararía lo sucedido. Normalmente, cuando una mujer concibe, los cambios hormonales que se producen en su cuerpo impiden la ovulación y la posibilidad de una nueva concepción, hecho que no ocurre en estos casos. Hoy sabemos que, la superfetación, que es como se conoce a este extraordinario suceso, se debe a la fecundación de un óvulo liberado durante la evolución de un embarazo ya iniciado, concibiendo así dos fetos de distinta edad gestacional, es decir, de ciclos menstruales distintos, existiendo incluso la posibilidad de padres diferentes.
Se trata de algo muy raro en la especie humana, solo se diagnostica un caso cada año en todo el mundo, pero es común en otras especies como en roedores, caballos, ovejas, primates… Cuando sucede en humanos suele deberse a una estimulación ovulatoria dentro del contexto de un tratamiento de fertilización asistida.
El primer caso descrito y publicado de superfetación en humanos data de 1932 y más recientemente, en el año 2007 en el Reino Unido, encontramos los casos de Amelia Spence y George Herrity, y el de Charlotte y Matt Mullineux, en los que ambas parejas gestaron a sus hijos fecundados con tres semanas de diferencia. Otro caso bien documentado es el de la norteamericana Julia Grovenburg, en 2009, que dio a luz dos bebés concebidos con dos semanas y media de diferencia.
Debemos diferenciar una superfetación de un embarazo gemelar normal, en el que en este último es normal encontrar una diferencia de una o dos semanas en las medidas de los embriones cuando se realiza la ecografía del primer trimestre, pero cuando supera este tiempo se podría sospechar. Tampoco debemos confundirla con la superfecundación, ya que en esta son dos óvulos los fecundados durante el mismo ciclo menstrual, dando gemelos.
Así pues, la superfetación no tiene nada que ver con el nacimiento de Superman (perdonar la broma, es mala, muy mala, pero no pude evitarla), sino con uno de esos hechos sorprendentes de la ciencia y de la historia que nos confirman que en algunas ocasiones en medicina, dos más dos suman cinco.

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