En los Anales históricos de la Medicina
se describe el caso de una mujer del siglo XVIII que dio a luz a un niño
blanco y tres meses después una niña negra. Explican que se trataba de
una mujer que quedó viuda estando gestante de su fallecido marido y tras
volver a casarse se quedó embarazada nuevamente antes de parir el
primer niño. ¡Imaginaros la sorpresa de la pareja!
No encontré más descripciones históricas
de este hecho pero seguro que debieron existir casos similares a lo
largo de la Historia. En el caso anterior, la explicación que daban era
simple pero lo cierto es que la realidad es mucho más compleja de lo que
pensaban. En las autopsias que se realizaban ya describían una malformación uterina
que consistía en tener el útero dividido en dos mitades e incluso
algunos dobles, y esto era lo que aclararía lo sucedido. Normalmente,
cuando una mujer concibe, los cambios hormonales que se producen en su
cuerpo impiden la ovulación y la posibilidad de una nueva concepción,
hecho que no ocurre en estos casos. Hoy sabemos que, la superfetación,
que es como se conoce a este extraordinario suceso, se debe a la
fecundación de un óvulo liberado durante la evolución de un embarazo ya
iniciado, concibiendo así dos fetos de distinta edad gestacional, es
decir, de ciclos menstruales distintos, existiendo incluso la posibilidad de padres diferentes.
Se trata de algo muy raro en la especie
humana, solo se diagnostica un caso cada año en todo el mundo, pero es
común en otras especies como en roedores, caballos, ovejas, primates…
Cuando sucede en humanos suele deberse a una estimulación ovulatoria
dentro del contexto de un tratamiento de fertilización asistida.
El primer caso descrito y publicado de
superfetación en humanos data de 1932 y más recientemente, en el año
2007 en el Reino Unido, encontramos los casos de Amelia Spence y George Herrity, y el de Charlotte y Matt Mullineux,
en los que ambas parejas gestaron a sus hijos fecundados con tres
semanas de diferencia. Otro caso bien documentado es el de la
norteamericana Julia Grovenburg, en 2009, que dio a luz dos bebés concebidos con dos semanas y media de diferencia.
Debemos diferenciar una superfetación de
un embarazo gemelar normal, en el que en este último es normal encontrar
una diferencia de una o dos semanas en las medidas de los embriones
cuando se realiza la ecografía del primer trimestre, pero cuando supera
este tiempo se podría sospechar. Tampoco debemos confundirla con la superfecundación, ya que en esta son dos óvulos los fecundados durante el mismo ciclo menstrual, dando gemelos.
Así pues, la superfetación no tiene nada
que ver con el nacimiento de Superman (perdonar la broma, es mala, muy
mala, pero no pude evitarla), sino con uno de esos hechos sorprendentes
de la ciencia y de la historia que nos confirman que en algunas
ocasiones en medicina, dos más dos suman cinco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario