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27 abr 2016
La revolución agrícola de Rusia que puede salvar el mundo.
Por El Robot Pescador
Rusia puede estar dando una enorme bofetada en la cara de la agroindustria estadounidense que busca la dominación del comercio mundial de alimentos.
En un reciente discurso, el presidente Putin anunció que el objetivo nacional de Rusia es convertirse en autosuficiente en materia de alimentos para el año 2020.
Y lo que es más destacado: Putin pretende convertir a Rusia en el mayor exportador mundial de alimentos orgánicos no transgénicos de la industria de la alimentación.
En occidente se tiene la imagen superficial de una Rusia que no es más que un país dependiente de las exportaciones de petróleo y gas al igual que Arabia Saudita o Qatar; sin embargo, pasan por alto la transformación significativa que hay actualmente en marcha en la agricultura rusa y el enorme impacto que eso puede tener en todo el mundo.
Hoy, tras menos de un año y medio después de tomar la decisión de prohibir las principales importaciones agrícolas procedentes de la UE hacia Rusia, como represalia por las sanciones impuestas por la UE sobre Rusia, la producción agrícola interna de Rusia está experimentando un renacimiento notable, y en algunos casos, incluso un nacimiento.
En términos de dólares, las exportaciones rusas de productos agrícolas superan en valor a las de armas, y equivalen a un tercio de los beneficios de exportación de gas. Algo a tener muy en cuenta.
El presidente Putin dijo a los miembros reunidos en el Parlamento en su discurso sobre el estado de la nación rusa en diciembre que:
“Nuestro sector de la agricultura es un ejemplo positivo. Hace una década importamos casi la mitad de nuestros productos alimenticios y dependíamos críticamente de las importaciones, mientras que ahora Rusia se ha unido al club de los exportadores. El año pasado las exportaciones agrícolas de Rusia ascendieron a casi 20.000 millones de dólares. Esto es un cuarto más que nuestros ingresos procedentes de la venta de armas y alrededor de un tercio de los ingresos procedentes por las exportaciones de gas. Nuestra agricultura ha hecho este salto en un periodo corto pero productivo. Muchas gracias a nuestros residentes en las zonas rurales.
Creo que hay que establecer un objetivo nacional, suministrar plenamente nuestro mercado ..
interior con alimentos producidos en el país para el año 2020. Somos capaces de alimentarnos a nosotros mismos y lo que es importante, además tenemos los recursos hídricos. Rusia puede convertirse en uno de los mayores proveedores mundiales de alimentos de calidad, sanos y limpios ecológicamente, alimentos que algunas empresas occidentales han dejado de producir desde hace mucho tiempo, a pesar de que la demanda mundial de estos productos sigue creciendo”
Como medida adicional, el presidente Putin pidió a la Duma que se promulguen medidas para empezar a usar millones de hectáreas de tierra cultivable, que ahora están inactivas:
“Es necesario poner en uso millones de hectáreas de tierra cultivable que ahora está en espera. Pertenecen a los grandes propietarios de tierras, muchos de los cuales muestran poco interés en la agricultura. ¿Cuántos años hemos estado hablando de esto? Sin embargo, las cosas no han avanzado. Sugiero requisar tierras agrícolas de las que propietarios cuestionables hacen un mal uso y venderlas en subasta a los que puedan y quieran cultivar la tierra”
EL GRAN GIRO DE LA AGRICULTURA RUSA
Comenzando con la primera presidencia de Vladimir Putin, la Rusia del año 2000 comenzó a transformar su producción agrícola. Durante los desastrosos años de Yeltsin en la década de 1990, Rusia importó una gran parte de los alimentos que necesitaba. Eso fue en parte debido a la creencia errónea de que todo lo que era “Made in America” o procedía de Occidente era mejor.
Rusia importó productos insípidos procedentes de las granjas avícolas en serie de Estados Unidos en lugar de promover sus propios pollos criados sueltos y de forma natural, mucho mejores en calidad. El país también importó insípidos tomates artificialmente coloreados procedentes de España u Holanda en lugar de los deliciosos y suculentos tomates orgánicos de cosecha propia.
Quien haya probado ambos sabrá que no hay comparación posible. La comida orgánica Rusa supera a los productos agrícolas industriales occidentales, adulterados deshonestamente y etiquetados erróneamente como “alimento”.
Lo que los rusos no entendieron en la era de Yeltsin fue que la calidad de los alimentos occidentales había disminuido drásticamente desde la introducción de la “agricultura de negocios” norteamericana y de sus fábricas de alimentos impulsadas en la década de 1970. La UE hizo lo mismo con su imitación de los métodos industriales de los Estados Unidos, aunque no llegó a los extremos de los norteamericanos.
Además, el uso intensivo de fertilizantes químicos, herbicidas, pesticidas, antibióticos que pasan de los animales a los campos, todos han llevado a un agotamiento dramático de los microorganismos esenciales en cada vez más suelos agrícolas de América y de la UE. Y desgraciadamente, lo mismo está sucediendo en China de acuerdo con los agrónomos bien informados.
En los Estados Unidos, a finales de 2015, el Congreso derogó una ley de etiquetado de la carne utilizada durante muchos años, la ley Country-of-Origin Labeling (COOL), que obligaba a los minoristas a indicar explícitamente el país de origen de todas las carnes rojas.
Ya no se requiere en los paquetes de carne de ternera y cerdo en los EEUU que lleven una etiqueta que indique la procedencia del animal. La agroindustria estadounidense presionó para que el cambio permitiera la importación de carne de dudosa calidad procedente de países en desarrollo donde los controles de salud y seguridad, y los costos, son mínimos.
En muchos estados de los Estados Unidos, donde la agroindustria dispone de grandes granjas, las llamados ley “Ag-mordaza” prohíben a los periodistas incluso fotografiar esas instalaciones agrícolas industriales, a menudo grandes productoras de lácteos, aves y cerdos. Eso es debido a que si se hiciera público lo que sucede en esas grandes instalaciones agrícolas, el público en general se daría cuenta de lo que hace al poner carne en su mesa y grandes masas de población se volverían vegetarianas.
DE IMPORTADOR NETO A EXPORTADOR
Durante la era soviética, especialmente después de 1972, cuando las malas cosechas soviéticas provocaban escasez de alimentos, la URSS utilizó sus petrodólares para convertirse en un gran importador de trigo y grano de Estados Unidos. Compañías del cártel del grano de Estados Unidos como Cargill y Continental Grain, trabajaron con el secretario de Estado Henry Kissinger para negociar precios astronómicos de venta de estos productos agrícolas a Rusia, en lo que se llamó como “el gran robo del grano”. Los contribuyentes estadounidenses fueron robados también por los subsidios a los productores estadounidenses de grano. Cargill recibió suculentos beneficios de estas operaciones.
Para el año 2000, Rusia, junto con Ucrania, y en menor medida, Kazajstán, revocó la dependencia de las importaciones de cereales y se convirtieron otra vez en gigantes mundiales en la exportación de grano y especialmente de trigo, tal y como lo eran antes de la Revolución Rusa de 1917.
Incluso antes de la crisis de las sanciones de Estados Unidos, en 2011-2013, Rusia exportaba un promedio de 23 millones de toneladas métricas (mmt) de grano al año. En combinación, Rusia, Ucrania y Kazajstán vendian 57 millones de toneladas métricas al extranjero.
Los tres países como una única región suministraban el 19% del total de las exportaciones mundiales de cereales durante ese período, y el 21% de las exportaciones de trigo, desplazando a Estados Unidos como el mayor exportador de trigo del mundo.
Ahora, con Ucrania convertida de facto en un Estado fallido debido a la intervención del Departamento de Estado de Estados Unidos y de la Administración Obama en febrero de 2014, que promovieron el golpe de estado en Kiev, la agricultura rusa tiene una importancia estratégica mundial en términos de alimentos y granos orgánicos de alta calidad.
La prohibición rusa de 2014 de importar productos alimenticios de la UE fue un importante punto de inflexión si se observa en retrospectiva, convirtiendo lo que fue “una crisis en una oportunidad”, tal y como dice el antiguo proverbio chino.
Del total de importaciones agrícolas y alimentarias rusas por valor de 39 millones de dólares que se producían en 2013, 23,5 millones correspondían a la categoría de productos afectados por la prohibición, el 61% de todas las importaciones de alimentos en Rusia. La decisión reciente de prohibir también la importación de alimentos turcos, a modo de sanción por el derribo por parte de Turquía de un avión ruso en el espacio aéreo sirio, se suma también al total de importaciones agrícolas y alimenticias prohibidas. La prohibición de la importación de alimentos de Turquía entró en vigor el 1 de enero de 2016.
Mientras que muchos economistas occidentales señalaron el gran impacto de la inflación inicial que comportaría la prohibición del año pasado, un factor que condujo al Banco Central de Rusia a mantener las tasas de interés elevadas de forma extremadamente peligrosa durante un tiempo demasiado largo, la realidad a largo plazo realidad es que la prohibición obligó a Rusia a realizar un giro dramático hacia la auto-suficiencia agrícola. A medida que los alimentos de importación más caros iban desapareciendo de las estanterías de los supermercados en toda Rusia, también lo hizo en 2015 la inflación inicial de precios de los alimentos.
La reciente caída del rublo, enmedio de la caída global de los precios del petróleo, reducirá aún más el consumo ruso de alimentos de importación procedentes de la UE, algo que favorecerá el consumo de los alimentos “producidos en Rusia”.
Así pues, lejos de ser un desastre como el New York Times y otros medios occidentales proclaman alegremente, la caída más reciente del rublo se convertirá en un beneficio para la economía agrícola de Rusia e incluso para la economía global. Eso va a aumentar en gran medida los objetivos de autosuficiencia de la industria agrícola y de la alimentación rusa. Las restricciones a la importación de alimentos a Rusia es poco probable en el futuro cercano, incluso si la UE abandonara sus sanciones a Rusia. Hay demasiado en juego ahora para la economía nacional rusa, inmersa en el desarrollo de una agricultura orgánica de alta calidad orgánica libre de productos Genéticamente Modificados.
Además de la decisión de Rusia sobre la autosuficiencia alimentaria para el año 2020, la prohibición de septiembre de 2015 hacia todos los cultivos de agricultura transgénica, ha sido otra de las decisiones tomadas por el Presidente Putin que han permitido convertir la adversidad en una virtud.
ESA HERMOSA TIERRA NEGRA RUSA
Rusia también tiene una ventaja natural extraordinaria para convertirse hoy en el productor más importante del mundo y también en el mayor exportador de alimentos orgánicos y no-OGM de alta calidad.
La Rusia actual dispone de algunos de los suelos agrícolas más fértiles del mundo. Debido a las restricciones económicas de la Guerra Fría, en esa época se dictaminó que los productos de la industria química se dedicaran principalmente a las necesidades de la defensa nacional, lo que libró en gran parte al suelo fértil de Rusia de verse sometido a décadas de destrucción provocadas por los fertilizantes químicos o las fumigaciones de herbicidas, como ha sucedido en gran parte de occidente.
Ahora bien, esto se convierte en una bendición disfrazada, ya que los agricultores de la UE y de América del Norte luchan contra los efectos destructivos que los productos químicos han causado en sus suelos y que han destruido gran parte de los microorganismos esenciales para la agricultura.
Crear suelos agrícolas ricos requiere de años y en cambio, esos mismos suelos pueden ser destruidos en un momento. Allí donde el clima es húmedo y cálido, se tarda miles de años en formarse unos pocos centímetros de suelo fértil. En los climas fríos y secos se necesita mucho más tiempo.
Rusia abarca uno de los dos cinturones de suelo en el mundo conocido como “cinturones Chernozem”.
Se extiende desde el sur de Rusia en Siberia, a través de los Oblasts de Kursk, Lipetsk, Tambov y Voronezh. Chernozem, que es la palabra rusa para denominar las tierras negras, son suelos negros, con un alto porcentaje de humus, ácidos fosfóricos, fósforo y amoniaco. Chernozem es un suelo muy fértil con un alto rendimiento agrícola. El cinturón Chernozem de Rusia se extiende desde el sur de Siberia y Rusia, hasta el en noreste de Ucrania, y hasta los Balcanes a lo largo del Danubio.
RESULTADOS INICIALES MUY POSITIVOS
Los resultados iniciales de esta nueva política de autosuficiencia en la agricultura rusa son en general bastante positivos. Desde que se impuso en agosto de 2014 la prohibición de importar alimentos de la UE, la producción de carne de vacuno y de patatas se ha incrementado en un 25%, de carne de cerdo en un 18%, de queso y de requesón en un 15%, de carne de aves de corral en un 11%, y de mantequilla en un 6% . La cosecha de verduras de Rusia de 2015 estableció también un récord, con un crecimiento de producción global del 3%.
Las absurdas sanciones estadounidenses y la guerra económica contra Rusia están produciendo lo contrario de lo que los globalistas pretendían conseguir.
De hecho, está obligando a Rusia a escapar de los acuerdos de la agroindustria impuestos por la Organización Mundial del Comercio. Cargill dictó el acuerdo de la OMC en materia de Agricultura.
Las sanciones están obligando a Rusia a abandonar el libre flujo de intercambio de productos alimentarios occidentales.
Ha obligado a Rusia a tratar de alcanzar una autosuficiencia nacional en uno de los bienes económicos más estratégicos, sino el más estratégico: el campo de la alimentación y además, de una producción alimentaria sana y de calidad.
Rusia sabiamente ha decidido que tiene prioridad sobre los “derechos de libre comercio” de gigantes como Cargill, ADM o Monsanto.
la revolución de la agricultura rusa representa un ejemplo para el resto del mundo. Está centrada en la búsqueda de la calidad sobre la cantidad.
Y es que la nutrición de calidad es mucho más que los rendimientos por hectárea de los cultivos.
Artículo escrito por F. William Engdahl en New Eastern Outlook.
F. William Engdahl es consultor de riesgo estratégico y conferenciante, licenciado en política por la Universidad de Princeton y autor de prestigio en el campo del petróleo y la geopolítica, en exclusiva para la revista en línea “New Oriental Outlook”.
Artículos como éste deberían hacer pensar a todos los ciudadanos europeos sobre el indignante papel de sus gobernantes, que directamente, están traicionando a sus pueblos.
Tenemos a una Unión Europea dispuesta a arrojarse a los brazos de EEUU mediante monstruosos tratados como el TTIP, que comportarán grandes daños para el continente europeo, pues se verá sometido a una inundación de productos alimentarios tóxicos norteamericanos. Tengamos en cuenta que el TTIP eliminará las restricciones que establece la UE a los organismos modificadors genéticamente, los pesticidas y al carne de vacuno tratada con hormonas.
Para quien no vea claro las graves consecuencias que esto puede tener, solo tenemos que echar un vistazo al estado de salud del norteamericano medio.
Está claro que, al menos en el aspecto agrícola y alimentario y por lo tanto, en el campo de la salud, a los europeos nos iría mucho mejor ser amigos de Rusia que de EEUU…
Fuente: http://journal-neo.org/2016/04/21/now-russia-makes-an-organic-revolution/
visto en:https://periodismo-alternativo.com
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