Sabemos que la música 
interfiere en nuestro estado de ánimo, de hecho, escucharla es un método
 recomendado por especialistas para fines de relajación, distracción del
 dolor, psicoterapia y bienestar, pero los estudios sobre el impacto de 
la música a nivel neuronal todavía no están lo suficientemente 
explorados.  
Recientemente Mona Lisa Chanda y Daniel Levitin publicaron en Trends in Cognitive Science
 que el empleo de la música con fines curativos tiene una base empírica y
 hace falta esclarecer científicamente sus efectos. Para esto mostraron 
los varios estudios que vinculan la música a procesos neuroquímicos 
específicos. En su análisis buscaron patrones en la evidencia científica
 que sustentaran la intervención de la música en la química cerebral.
Chanda y Levitin  clasificaron
 4 áreas en que la música interviene en los procesos neurológicos: 
 estrés, reduciendo ansiedad; inmunidad, fortaleciendo las defensas; 
afiliación social, estimulando los vínculos sociales y por último, 
motivación, gratificación y placer.
Los investigadores también 
hicieron conexiones entre éstas áreas y cuatro neuroquímicos primarios: 
Cortisol,Serotonina, Oxitocina y Opioides.
Otros análisis revisados por 
Chanda y Levitin, mostraron que participar en un grupo de canto puede 
liberar oxitocina, y con esto fomentar los sentimientos de conexión 
social. También la música disminuye los niveles de ansiedad en las 
personas antes de una cirugía, aún más que quienes consumen ansiolíticos
 como Valium.
La gran ventaja de los 
tratamientos con música es su efectividad, además son completamente 
naturales, prácticamente no tienen costo y no provocan efectos 
secundarios; mientras que los ansiolíticos suministrados para obtener 
los mismos resultados que genera escuchar música, alteran drásticamente 
la química cerebral y sí causan efectos secundarios.
 
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