ESTIMADOS LECTORES:
Subo este correo del blog Cáncer Integral, creado por Alfonso Fernández. Alfonso creó el blog despues de su tortuosa experiencia con el cáncer de su esposa y posterior investigación sobre el tema, compartiendo todo aquello que iba descubriendo.
Aqui narra el correo que "alguien" le ha enviado insultándole....
Lo subo pues es muy imprtante la explicación que da asi también como la información que aporta.
Teneis al final el link de su blog por si quereis mas información.
Triste muy triste....
Acabo de recibír el siguiente correo de un individuo que se hace llamar “Toño”, cuya dirección de email (real o creada para la ocasión), guardaré celosamente:
“eres un chuloputas asqueroso, desinformador y ademas tienes las manos manchadas de sangre.. la sangre de los que necesitan un medico y no acuden porque leen tu puto blog de mierda, asesino”
Esta es la tercera vez que alguien defeca en mi buzón de correo, así que creo que ha llegado el momento de responder públicamente.
No sólo para atajar este tipo de emails sino para poder explicarle a quien de verdad puede resultarle útil, el porqué de este blog, la razón que mueve a tipos como yo y el bagaje que lo sustenta, especialmente a lectores que pueden albergar dudas al respecto.
Y lo haré usando algo llamado “razón”, aderezado con algo llamado “datos” y todo bien unido con un ingrediente secreto llamado “corazón”, (también conocida como “intuición”).
A lo mejor los “Toño” de este mundo saben de qué hablo. O a lo mejor no.
¿Quién es “Toño”?
Quien hace ese tipo de comentarios suele pertenecer a alguno de estos 3 tipos de ‘lectores’:
Trolls corporativos dedicados a desestabilizar, o administradores de blogs corporativos encubiertos como “cruzadas contra las falsedades”.
‘Científicos’ de salón que leen el Muy Interesante o blogs corporativos como misteriosaldescubierto (lo sea o no, este blog le presta una inestimable ayuda a las corporaciones mediante su desinformación), se los creen y están convencidos de vivir en el mejor de los mundos posibles.
Buenas personas que han sufrido o han visto sufrir a un ser querido y, llevadas por la ignorancia y la impotencia de no poder argumentar coherentemente, vierten en un calentón semejantes insultos.
Los del primer grupo son irrecuperables. ..
Los del segundo y el tercero, en cambio, merecen que invirtamos parte de nuestro tiempo en explicar. Y si perteneces al tercer grupo lo lamento, pero debes reservar tus energías para luchar contra quienes son realmente tus enemigos.
Cualquiera que pertenezca a alguna de esas categorías son quienes, de verdad, bien por maldad, por estupidez o por ignorancia, ayudan a los verdugos, lo hagan o no a sabiendas.
Tengo claro que, si ha escrito semejantes barbaridades, no ha podido leer el blog (que me ha costado años de lecturas de cientos de estudios científicos sin recibir nada a cambio), porque tras su lectura no pueden sostenerse ninguna de sus “afirmaciones”, sino que se has guiado por alguna de las 3 características descritas previamente.
Por si acaso pertenece a la segunda o a la tercera, perderé parte de mi tiempo en contestar con ARGUMENTOS y DATOS, es decir, haré lo que usted no ha hecho.
Para ello, copiaré y pegaré a continuación la respuesta que le di a otro usuario anterior (con alguna modificación y añadido), que realizó un comentario similar al suyo, y que luego resultó ser tan sólo una buena persona movida por el dolor, el miedo, la desinformación y la impotencia, porque tuvo la decencia de retractarse después de recibir mi explicación.
Espero que usted pertenezca a la categoría de personas capaces de hacer lo mismo.
Mi contestación
En los años 90 del siglo XX, unos afamados técnicos de estadística de la Universidad de Heidelberg pusieron en marcha un meta-análisis para determinar el porcentaje de mejora que suponía la quimioterapia y la radioterapia. No eran sospechosos de abrazar ‘terapias alternativas’, todo lo contrario, estaban convencidos de que los números finales serían algo así como un 60, un 70 o un 90%.
Los resultados: la mejora de quimio y radio en la sobrevida TOTAL era de un 2% en general y, en algunos tumores, los grupos de control vivían MÁS que los tratados. Más datos que cualquier oncólogo podrá corroborar: sólo un 8% de cánceres tienen cura usando únicamente la quimio.
En este estudio reciente, se demuestra que los pacientes de cáncer de colon grado II tienen MÁS probabilidades de recidiva y MAYOR MORTALIDAD por cualquier causa si previamente se han tratado con quimioterapia.
Claro que, a veces, se aplica quimio y radio después de que la operación SÍ haya sido curativa, y el paciente se cree que todos los tratamientos han contribuido a su cura. Se va feliz, en su burbuja de ignorancia, creyendo que la ciencia y no la pura demagogia (esta sí), es la que ha estado presente en su tratamiento.
¿Hay cánceres (metastásicos) que se pueden curar (o no), sin importar la etapa, al aplicarle medidas convencionales tan sólo? Sí, algunas leucemias y linfomas. ¿Y cánceres sólidos? SÓLO el de testículo. Un 8% de los casos, como mucho. Y eso son DATOS objetivos.
Luego, si quiere, acuda a la Wikipedia y busque la definición de demagogia
Es decir, si la operación no es curativa, en la mayoría de tumores no lo será ni la radio ni la quimioterapia, lo mismo ahora que hace 5 décadas. Por eso el interés creciente en hacer pruebas diagnósticas tempranas: porque sólo así se incrementan las probabilidades de que la operación cure (y ni así: las pruebas de mama y próstata no están demostrando mejorar la supervivencia)
Pregúntele a un quimioterapeuta cuántos cánceres metastáticos o gliomas malignos se curan con quimio o radio, y cómo han evolucionado esas técnicas a lo largo de las últimas décadas y el porcentaje de mejora en la sobrevida.
El 92% de los cánceres sólo podrán abordarse si están encapsulados, de ahí que sea el avance en las técnicas diagnósticas y quirúrgicas las responsables de todos los supuestos ‘avances’, que se encargan, eso sí, de publicitar para que tipos como usted se lo traguen y se revuelvan contra el objetivo equivocado: tipos como yo que pensamos de forma independiente y no nos quedamos de brazos cruzados, asumiendo como cabestros el mundo que nos intentan endilgar.
¿Tiene cabida la quimio en un tratamiento? Sí, pero a condición de usarla de forma racional, como una estrategia más, combinada con otras muchas, preferiblemente a dosis bajas y usando otro tipo de sustancias que protejan al cuerpo sano del veneno y la potencien frente al tumor.
ESA ES LA RAZÓN DEL BLOG: hacer entender que existen formas de potenciar las terapias convencionales e incluso de escapar a un supuesto destino trágico. Y también reclamar ensayos clínicos de moléculas que están demostrando su potencial y ausencia de efectos secundarios en innumerables estudios que tipos como usted ridiculizan.
Nunca he afirmado que exista una cura universal, pero sí afirmo que pueden incrementarse, a veces exponencialmente, las probabilidades de vencer a un cáncer supuestamente incurable. Si eso le parece digno de insulto, acuda rápidamente a un espejo cercano y obsérvese con detenimiento: a lo mejor aún alberga la capacidad de detectar lo que debe mejorar en usted.
Cuando comencé a investigar estaba convencido, al igual que usted, de que la medicina se basaba en ciencia de la buena y que todo lo que hablase mal de quimio y radio eran supercherías de farsantes. Simplemente, no había nada mejor porque el cáncer “era un poderoso enemigo”. No cabía otra posibilidad. Estaba en el mismo punto en que está usted ahora.
Al principio investigué nuevos avances convencionales, y la revisión histórica me llevó a comprender que dicho avance había sido mínimo. Conocía el método científico y sé que la única forma de asegurar con certeza un avance terapéutico de un compuesto es hacer estudios preclínicos y, luego, pruebas en fases I, II, hasta llegar a pruebas extensas en fase III que aseguran el espacio muestral necesario para llegar a una fiablidad estadística, y que involucran a miles de pacientes a veces de muchas partes del mundo.
Y comprendí que los médicos sólo intervienen o bien cuando el medicamento ya está aprobado, sólo para recetarlo, o bien en fases tempranas de pruebas del fármaco, pero NUNCA deciden qué someter a dichas pruebas. Es una compañía farmacéutica la que determina qué compuestos podrán darle mayor retorno de inversión, no qué compuestos tendrán mayor utilidad, ni eligen los que han demostrado más eficacia in vitro o en modelos animales, sólo los que permiten que continúen su paradigma de obtener beneficios.
No quedé limitado a los márgenes estrechos de mis suposiciones y seguí investigando, pero todo me conducía al mismo punto: la ciencia básica sabe lo que es el cáncer y qué habría que poner a prueba, pero la ciencia clínica sólo pone a prueba lo que dará un beneficio económico.
Y para llegar a entender este punto hay que saber algo de modelos de negocio, de marketing y, también, de psicopatía. Hay que unir todo esto y entender cuál es el fin último de una compañía, se dedique a lo que se dedique. Y para obtenerlo hará lo que sea, no importa lo indigno que esto sea.
Los bancos son demonios del mismo nivel que otro tipo de corporaciones.
¿Qué pueden aplicar los médicos? Lo que determina un organismo superior a ellos luego de pruebas clínicas, que la industria farmacéutica determina. En la mayoría de los casos son unas víctimas más de este engranaje perverso, en algunos otros casos, espero que minoritarios, peleles que obtienen un beneficio económico por aplicar determinada terapia.
Lo que hice fue suponer qué habría que estudiar si se buscase la curación, DESPUÉS DE LEER UNOS 600 ESTUDIOS DE CIENCIA BÁSICA y acudir a unos cuantos bioquímicos de universidades españolas que publicaban algunos de dichos estudios y, ante la situación desesperada que vivíamos, aplicarlos, porque su riesgo era casi nulo, su precio muy barato y lo peor que podían hacer era nada.
Espero haber explicado, esquemáticamente, el PROCESO INTELECTUAL que me llevó a pensar de una manera hasta llegar a otra. Eso hacen las personas inteligentes y con determinación cuando encuentra un problema: indagan, no aceptan sin lucha y, en el camino, se transforman.
Es decir, me pregunté, hace algunos años: “¿Y si estás equivocado?”, como usted me pide que haga. Y mi respuesta ahora es: sí, estaba equivocado.
¿Tengo ahora certezas? En absoluto, como corresponde a alguien que entienda cabalmente el método científico, pero ¿Qué otra opción queda cuando sí estoy seguro de la farsa de la terapia convencional y ante la difícil situación que vivíamos?
Por tanto, he demostrado que he seguido un recorrido intelectual hasta llegar aquí. Puede estar equivocado, pero al menos es honesto y lo he asumido conscientemente, luego de un proceso de razonamiento bien argumentado.
Ahora le pregunto yo a usted: ¿Cuál ha sido el suyo? ¿Tal vez que de pequeño le dijeron que los médicos curan? ¿Que comprende el método científico porque le guste la ciencia y ve documentales de Carl Sagan? A mí me encanta Carl Sagan, pero ni él ni el “Muy Interesante”, ejemplos de divulgación ‘mainstream’, le contarán ciertas cosas que debería aprender por usted mismo, luego de un doloroso proceso casi catártico.
¿Su “ensayo doble ciego” para conocer “la verdad” es que algún familiar se trató y vive? No, no me sirve, porque no aporta más datos, ¿Se operaron además?, ¿Había metástasis o el tumor estaba encapsulado?, ¿Cuál era su grado de malignidad?, ¿Hace cuánto tiempo del tratamiento? Porque seguro que sabe que los datos y los detalles importan mucho en ciencia.
A lo mejor sí ha llegado a sus conclusiones por seguir un proceso mental y tener en su poder ciertos datos.
De ser así, por favor, ilumíneme, aunque si me va a venir con notas de prensa publicadas por un periódico generalista, por favor, absténgase.
Dígame, por ejemplo, estadísticas de mejora en la supervivencia global pero, IMPORTANTE, no genéricas, sino desglosadas por lo que aporta cada parte del proceso terapéutico: qué aporta la operación, qué aporta la radio, qué aporta la quimio, qué aportan los antiangiogénicos y qué aporta la prevención temprana. Ilumíneme, se lo suplico.
Si ese proceso intelectual le ha llevado a saber lo que sabe por ver un documental de Eduard Punset (otro a quien admiro, que conste) y creer a pies juntillas que los bancos roban pero los médicos deciden con libertad lo que aplican y sólo se investiga lo que cura, le tengo que decir que, entonces, el ingenuo y el ignorante es usted.
¿Ha leído usted 600 estudios en inglés, publicados en bases de datos médicas? Yo sí.
¿Ha hablado usted con oncólogos que han abandonado la profesión, hartos de ver lo que veían sin poder hacer nada? Yo sí.
¿Ha hablado usted con oncólogos que siguen ejerciendo su profesión y reconocen, “sotto voce”, que protagonizan una farsa, pero no pueden emitir públicamente sus opiniones? Yo sí.
¿Ha hecho usted lo que yo he hecho? ¿Tiene usted base y argumentos sólidos para pensar como piensa?
Repito: ilumíneme con ARGUMENTOS Y DATOS. Publique un blog con ellos, si quiere.
Cuando lo haga le felicitaré, porque habrá tenido narices de hacer algo por alguien, incluso aunque creyese que estaba equivocado y, en ese caso, jamás me atrevería a desearle lo peor del mundo.
No soy médico, pero la mayoría de los médicos desconocen totalmente los estudios de ciencia básica que deberían leer. Sólo estudian los de ciencia clínica, es decir: lo que viene después. Su función es aplicar un fármaco a determinadas dosis. Punto. Y quienes investigan, se dedican realizar pruebas clínicas DESPUÉS DE QUE OTRO HAYA DECIDIDO QUÉ PONER A PRUEBA.
Yo sólo hablo de que deberían hacerse pruebas extensas en moléculas que sí demuestran eficacia terapéutica y que debería basarse el paradigma del cáncer en sentido común y en la curación. Su frase no es más que una afirmación de que no ha entendido nada de lo que he escrito, tal vez porque no lo ha leído.
Sólo quiero añadir que lo que les he dicho a los enfermos son consejos de vida, suplementación y nutrición sencilla, que ningún daño les iba a hacer, Y JAMÁS HE ACONSEJADO
A NADIE QUE ABANDONE EL TRATAMIENTO CONVENCIONAL, por si eso es lo que usted estaba sugiriendo.
Por último: no publicaré nada nuevo de lo que me envíe a no ser que sean HECHOS y DATOS.
Un “científico” como usted seguramente aprobará una medida tan razonable.
Un saludo
Alfonso Fernández.
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