Artículo elaborado para Sopa Tóxica 
Una de las más grandes 
innovaciones y  ventajas que nos trajo el Neolítico fue, además de la 
agricultura, la  ganadería. Esta revolución alimentaria -y social- nos 
permitió tener una  fuente constante de carne y también de leche que 
contribuyó al aumento  de la población humana y a la mejora de su 
calidad de vida. Cada  población obtuvo la leche de los animales de su 
zona geográfica una vez  domesticados. En la península los animales de 
los que se obtiene leche  hasta hoy en día son básicamente cabras, 
vacas, ovejas y yeguas.  La  leche es un alimento especialmente diseñado
 para las crías de los  animales mamíferos, que se ajusta a sus 
necesidades alimentarias cuando  son recién nacidas y tiene la 
proporción necesaria de agua, proteínas,  grasas, hidratos de carbono, 
vitaminas y minerales que necesita cada  especie....
La
 leche más consumida a nivel mundial  es la de vaca (83%), aunque es 
algo relativamente nuevo para la mayor  parte de los habitantes de la 
Península Ibérica, ya que las vacas  lecheras que todos conocemos 
(principalmente frisonas) no se  introdujeron hasta finales del siglo 
XIX o principios del XX básicamente  en el norte de la Península, 
popularizando el uso de la leche de vaca.  Hasta aquel momento, la leche
 que se consumía en la mayor parte de la  Península Ibérica procedía 
principalmente de rebaños de cabras y ovejas.  La gran cantidad de leche
 que produce una vaca hace que sea el animal  más rentable de ordeñar y 
por lo tanto su leche es la que se nos ha  enseñado que debemos 
consumir. La leche y sus derivados son alimentos  cuestionables hoy en 
día, si no proceden de agricultura ecológica,  debido a las prácticas de
 selección genética, la aplicación de hormonas y  antibióticos en los 
animales y a la alimentación basada en piensos  (normalmente con 
ingredientes transgénicos y/o soja) que se utiliza en  las explotaciones
 ganaderas. Pero además hay que contar con los procesos  de 
pasteurización y homogenización que se utilizan para eliminar  
patógenos, que provocan cambios no deseados en la leche como la  
eliminación de las enzimas que permiten la absorción del calcio, la  
destrucción de minerales coloidales que permiten absorber los nutrientes
  de la leche, la destrucción de las vitaminas A, C, B12 y B6 y la  
destrucción de las bacterias que nos son beneficiosas, lo que permite el
  crecimiento de otros patógenos, entre otros efectos.
Leche cruda
La
 leche que podemos encontrar en  cualquier comercio convencional procede
 de animales alimentados en buena  parte con piensos, normalmente con 
transgénicos. Además a estos  animales se les da antibióticos que acaban
 en nuestro cuerpo generando  problemas de salud como alergias o 
resistencia a los antibióticos.
La
 leche cruda es la que sale  directamente del animal antes de 
pasteurizar, homogeneizar ni tratarla  de ninguna manera. Es la mejor 
leche, sino la leche real o “leche viva”.  La leche cruda mantiene 
intactos todos los nutrientes, ya que no se ha  pasteurizado ni 
homogeneizado y en el caso de ser ecológica, la  alimentación del ganado
 y el no uso de medicamentos en los animales  ofrece unas garantías de 
calidad y de nutrición mucho más altas que las  de la leche 
convencional. Aunque existe una legislación a nivel europeo  sobre la 
venta de leche cruda y se pueden encontrar de manera  relativamente 
fácil derivados de leche cruda, como el queso, aún es  bastante difícil 
encontrar productores o empresas dedicadas a la venta  de leche sin 
tratar. Lógicamente, para estas empresas es más rentable  vender un 
producto con una fecha de caducidad más larga, lo que reduce  mucho la 
merma. Gracias a la tecnología de que disponemos actualmente ya  no 
debería ser necesario pasteurizar la leche, lo que nos  proporcionaría 
productos de la mejor calidad con todos sus nutrientes  intactos.
Antes
 de los procesos industriales de  tratamiento de la leche, la leche 
cruda era incluso tratada como un  medicamento con el que se realizaban 
curas basadas la capacidad de  desintoxicación de la leche (conocida ya 
por Hipócrates) y su gran  capacidad nutritiva. Estas curas con leche 
cruda se utilizaban, por  ejemplo, en la Clínica Mayo de EE.UU. en los 
años 20 contra enfermedades  del sistema nervioso, tuberculosis, 
enfermedades cardiovasculares y  renales o hipertensión con resultados 
muy positivos.
Más información sobre la leche cruda en Real Milk
Lactosa
La
 lactosa, presente en todas las  leches, puede plantear un problema de 
intolerancia a algunas personas  con deficiencia, que no falta, de la 
enzima lactasa, encargada de la  digestión de la lactosa. Esta 
deficiencia es muy común en la edad  adulta, ya que se supone que ya no 
debemos alimentarnos de la leche  materna. Debido a no tener una 
cantidad suficiente de estas enzimas, la  leche, y especialmente la de 
vaca, puede ser realmente indigesta para  algunas personas y provocar 
problemas digestivos y otros problemas  derivados. La mejor solución 
entonces es consumir productos lácteos  fermentados, a ser posible de 
leche cruda. En estos productos, gracias  al proceso de fermentación, la
 lactosa se convierte en ácido láctico, de  manera que cuanto más 
curados estén, menos presencia de lactosa  tendrán.
Algunas personas con intolerancia a la lactosa, pueden tolerar lácteos derivados de cabra y oveja.
Calcio
Hoy
 en día existe una gran preocupación  por nuestros huesos, especialmente
 entre la población femenina debido a  la creciente epidemia de 
osteoporosis. La leche de vaca se nos vende  como la fuente de calcio 
más importante en nuestra alimentación, pero lo  cierto es que la leche 
de cabra tiene un 20% más de calcio que la de  vaca y la de oveja un 
80%. Tampoco se tiene en cuenta que debido a la  pasteurización de la 
leche se eliminan algunas enzimas de la leche,  entre ellas la 
fosfatasa, que permite al organismo absorber el calcio de  la leche. Lo 
cierto también es que por si solo el calcio no se sabe colocar en los 
huesos y necesita de las vitaminas D (la conseguimos simplemente 
exponiéndonos al sol) y K (presente en verduras de hoja verde como 
espinacas, acelgas, col o lechuga), magnesio (presente en espinacas, 
acelgas, semillas de calabaza y girasol, almendras, etc.) y de algo de 
ejercicio físico (algo tan simple como caminar 30 minutos al día) para 
ser absorbido y fijado en el tejido óseo. En caso contrario, el calcio 
puede  llegar a ser un problema e incluso provocar calcificaciones. Como
 las  vacas, cabras y ovejas no toman leche cuando son adultas, comen 
pasto o  brotes para conseguir el calcio. Nosotros, si queremos, también
 podemos  obtener el calcio de las verduras de hoja verde.
Leche de vaca
Aunque
 la leche de vaca es la más  popular, básicamente por el rendimiento que
 tiene una vaca (puede llegar  hasta a 50-60 litros por día), puede 
provocar una serie de problemas de  salud, especialmente cuando se 
somete a procesos de pasteurización y  homogenización.
La
 leche vaca es difícil de digerir  debido al gran tamaño de sus 
glóbulos, que son muy grandes debido a una  proteína llamada aglutinina.
 Esto hace que a nuestro sistema digestivo  le cueste mucho romperlos 
para su posterior absorción, por lo que es  normal que la leche de vaca 
no nos siente demasiado bien. Para las  personas que han identificado 
este problema estaría recomendado tomar  leche de cabra o de oveja, que 
son mucho más fáciles de digerir o  también tomar leche cruda de vaca, 
ya que el hecho de tomar la leche  todavía “viva” hace que sea mucho más
 digerible.
La leche de vaca aumenta la secreción de mucosidad:
La
 creencia popular de que la leche aumenta las mucosidades es una  verdad
 a medias, ya que solo son algunos tipos de raza de vaca las que  
provocan este problema. Las razas  frisona y Holstein, las más  
extendidas en la Península, producen en demasía un tipo de proteína en  
su leche (Beta-CM-7) que es un opiáceo. Esta proteína puede estimular la
  secreción de mocos en nuestros tractos digestivos y respiratorios, lo 
 que puede empeorar los problemas respiratorios. Esta proteína también  
está implicada en la diabetes de tipo 1, enfermedades autoinmunes y  
cardíacas. Por este motivo sería una gran cosa que los productores de  
leche especificaran qué vacas producen su leche, ya que existen otras  
razas –Jersey, Guernsey, las asiáticas y las africanas- que no producen 
 este tipo de proteína, pero no son tan rentables debido a su menor  
producción.
La leche de cabra y oveja tampoco tienen este tipo de proteína, por lo que no aumentan la secreción de mucosidad.
Si
 toleramos bien la leche de vaca, ésta  nos puede aportar muchos 
nutrientes pero solo en el caso de que esté  alimentada con pasto. Por 
ejemplo, nos aporta el ratio correcto de omega  6 y omega 3 (1:1). 
También ofrece una mayor cantidad de vitamina E y  vitamina A (por eso 
tiene un color amarillento) que la leche de vacas  alimentadas con 
cereales y/o soja.
Leche de cabra
La
 leche de cabra se digiere con más  facilidad que la de vaca debido a 
que sus glóbulos de grasa son mucho  más pequeños, ya que no tiene 
aglutinina y por lo tanto, son mucho más  fáciles de romper por nuestro 
sistema digestivo. También influye en la  mejor digestión el tipo de 
grasa, ya que la leche cabra tiene un 50% más  de triglicéridos de 
cadena media (los mismos que tiene el aceite de  coco virgen) que la de 
vaca y que son fácilmente asimilables. Estos  triglicéridos son, además,
 una gran fuente de energía por que estimulan  el metabolismo y también 
reducen el tamaño de las células adiposas de  nuestro cuerpo así como 
los niveles de colesterol. Es una leche muy  similar a la leche humana, 
lo que la hace indicada para las fórmulas  para bebés en caso de tener 
que sustituir la leche materna.
La
 leche de cabra también tiene la  capacidad de facilitar la 
metabolización del hierro y el cobre en  nuestro organismo y la leche 
cruda de cabra se utiliza en algunas  culturas para tratar problemas del
 sistema nervioso por su alto  contenido en sodio, potasio y magnesio y 
por que alcaliniza nuestro  organismo, lo que reduce la posibilidad de 
que virus, hongos y bacterias  puedan proliferar.
Si
 podemos conseguir leche de cabras que  comen pasto podremos obtener de 
la leche ácido linoleico, un potente  anticancerígeno, así como un nivel
 más alto de vitaminas A y D y de  vitamina K2, que previene la caries, 
protege los vasos sanguíneos de  calcificaciones, placas e inflamación y
 aumenta la capacidad de  aprendizaje, algo muy importante en los niños.
 Para que la leche sea  certificada como ecológica, un porcentaje muy 
alto de la alimentación de  los animales de debe de ser pasto.
Leche de oveja
La
 mayoría desconocemos la leche de  oveja, aunque conocemos el queso 
manchego, cuyo sabor característico y  textura grasa lo da este tipo de 
leche.
La
 leche de oveja se digiere igual de  bien que la de cabra gracias a que 
también contiene un alto contenido en  triglicéridos de cadena media, 
pero supera a leche de vaca y de cabra  en su contenido en nutrientes, 
por lo que es una alimento excelente.  Tiene hasta el 80% más de calcio 
que la leche de vaca y hasta el doble  de materia grasa y proteínas que 
la leche de cabra. También contiene  mucha más cantidad de vitamina A, D
 y E. También es mucho más rica que  las leches anteriores en ácido 
fólico, vitamina C y sobre todo B1 y B2.
¿Qué leche tomar?
Siempre
 que nos sea posible deberemos  escoger leche cruda ecológica con las 
suficientes garantías sanitarias,  aunque aún es difícil encontrarla en 
la Península Ibérica. Podemos optar  por derivados lácteos de leche 
cruda, como el queso, que además tendrán  un contenido en lactosa 
mínimo.
Si
 no nos es posible obtener leche cruda  con garantías, lo mejor son 
leches pasteurizadas enteras y ecológicas,  ya que esto nos asegura que 
no contendrán restos de antibióticos,  hormonas y que la alimentación de
 los animales ha sido alta en pasto,  así como que no se los ha 
sobreexplotado.
La
 leche ecológica de oveja es la que  nos ofrecerá más nutrientes, 
seguida de la leche de cabra y en último  lugar la de vaca, porque 
además tiene el problema que es menos digerible  y provoca más problemas
 digestivos.

 
Muchas GRACIAS! MUY BUENA INFORMACIÓN.
ResponderEliminarMUY BUEN ARTÍCULO; GRACIAS!
ResponderEliminar