Como os contaba el Gobierno de Canadá alerta sobre el riesgo de suicidio en los medicamentos utilizados en el tratamiento del Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). España es uno de los máximos consumidores y el mercado no para de crecer. ¿Cual será la incidencia de la citada grave reacción adversa?
Desde los años 1990 del siglo pasado se observa un gran aumento en el diagnóstico de TDAH que va ligado a la mayor prescripción de fármacos psicoestimulantes.
El “rey” es el metilfenidato, una sustancia cuya estructra química es muy similar a la de las anfetaminas. De nuevo recurro al libro Volviendo a la normalidad del catedrático en Psicología, Marino Pérez, que os aconsejo que os toméis el placer de leer.
Las Naciones Unidas indican que entre los años 2000 y 2011 el consumo de metilfenidato se ha multiplicado por 20 en España. En Estados Unidos “sólo” por cuatro aunque es el mayor consumidor mundial del medicamento.
Nuestro país es uno de los que más crece en el mercado de “drogas legales”...
para la infancia y las expectativas para los inversores de las compañías productoras del fármaco son fabulosas: está previsto un 8% de crecimiento anual entre 2012 y 2018 (superando a EE.UU.).
Perdonad que lo enfoque así, por el tema económico, ya sé que lo que está en juego es la salud de nuestros hijos y ahí vamos pero antes intentad comprender las dimensiones de este negocio, que es lo que es. Juzgad si no. En la Comunidad de Madrid, donde yo vivo, el consumo de psicoestimulantes se ha multiplicado por cinco en el periodo comprendido entre 2005 y 2011.
Esto confirma lo que dicen otros expertos: en España el despegue de la hiperactividad en los niños como “enfermedad” se produjo en 2004 coincidiendo con la comercialización del metilfenidato de liberación prolongada. En USA casi el 88% de los menores de diez años diagnosticados de TDAH tomaban estos medicamentos en 2010.
En España hay un 6,8% de niños y niñas que reciben este diagnóstico, basado sobre todo en criterios del Manual de Trastornos Mentales conocido como DSM. No es fácil saber cuántos niños y niñas toman hoy drogas psicoestimulantes para el TDAH y no podemos hacer cálculos proque tampoco conocemos qué proporción de suicido o de intenciones suicidas se han producido entre los consumidores de medicamentos para la hiperactividad.
Urge pues que los centros de farmacovigilancia estudien a fondo esta nueva -aunque advertida hace ya algunos años incluso por la agencia estadounidense de medicamentos, la FDA- reacción adversa asociada a los citados psicofármacos, porque si las cifras de consumo en España son “epidémicas”, no quiero pensar qué parte de responsabilidad en los suicidios infantiles pueden llegar a tener los fármacos para el TDAH.
Desde los años 1990 del siglo pasado se observa un gran aumento en el diagnóstico de TDAH que va ligado a la mayor prescripción de fármacos psicoestimulantes.
El “rey” es el metilfenidato, una sustancia cuya estructra química es muy similar a la de las anfetaminas. De nuevo recurro al libro Volviendo a la normalidad del catedrático en Psicología, Marino Pérez, que os aconsejo que os toméis el placer de leer.
Las Naciones Unidas indican que entre los años 2000 y 2011 el consumo de metilfenidato se ha multiplicado por 20 en España. En Estados Unidos “sólo” por cuatro aunque es el mayor consumidor mundial del medicamento.
Nuestro país es uno de los que más crece en el mercado de “drogas legales”...
para la infancia y las expectativas para los inversores de las compañías productoras del fármaco son fabulosas: está previsto un 8% de crecimiento anual entre 2012 y 2018 (superando a EE.UU.).
Perdonad que lo enfoque así, por el tema económico, ya sé que lo que está en juego es la salud de nuestros hijos y ahí vamos pero antes intentad comprender las dimensiones de este negocio, que es lo que es. Juzgad si no. En la Comunidad de Madrid, donde yo vivo, el consumo de psicoestimulantes se ha multiplicado por cinco en el periodo comprendido entre 2005 y 2011.
Esto confirma lo que dicen otros expertos: en España el despegue de la hiperactividad en los niños como “enfermedad” se produjo en 2004 coincidiendo con la comercialización del metilfenidato de liberación prolongada. En USA casi el 88% de los menores de diez años diagnosticados de TDAH tomaban estos medicamentos en 2010.
En España hay un 6,8% de niños y niñas que reciben este diagnóstico, basado sobre todo en criterios del Manual de Trastornos Mentales conocido como DSM. No es fácil saber cuántos niños y niñas toman hoy drogas psicoestimulantes para el TDAH y no podemos hacer cálculos proque tampoco conocemos qué proporción de suicido o de intenciones suicidas se han producido entre los consumidores de medicamentos para la hiperactividad.
Urge pues que los centros de farmacovigilancia estudien a fondo esta nueva -aunque advertida hace ya algunos años incluso por la agencia estadounidense de medicamentos, la FDA- reacción adversa asociada a los citados psicofármacos, porque si las cifras de consumo en España son “epidémicas”, no quiero pensar qué parte de responsabilidad en los suicidios infantiles pueden llegar a tener los fármacos para el TDAH.
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