Los gladiadores romanos consumían principalmente centeno, cebada y vegetales;
la carne y el pescado eran poco habituales en su dieta, según un
estudio que acaban de publicar científicos de la Universidad de Viena
(Austria) y de la Universidad de Berna (Suiza) en la revista Plos One.
Los investigadores han estudiado ahora los restos de 53 cuerpos -22
inhumados como gladiadores- datados entre los siglos II y III a.C. y
ubicados en un cementerio de la antigua ciudad romana de Éfeso
(Turquía), que fue descubierto en 1993.
El objetivo del estudio, según Plos One, se ha encaminado a determinar
"la dieta, la estratificación social y los movimientos migratorios de
los ciudadanos de Éfeso y de los distintos grupos de gladiadores",
explican en su web.
Mediante un estudio espectroscópico, los científicos midieron el
nivel de colágeno en los huesos, así como la proporción de estroncio y
calcio en el mineral óseo, para acabar determinando que los gladiadores,
presos o esclavos obligados a combatir en duelos públicos, poseían una
dieta similar a la del resto de la población de la época, aunque con una
gran diferencia.
Los huesos de estos guerreros presentan, según los expertos, mayores
niveles de estroncio que el resto de los habitantes de Éfeso, una ciudad
que llegó a albergar cerca de 200.000 habitantes.
Los gladiadores bebían, después de sus luchas (muchas de las cuales eran
a muerte), un tónico condimentado mediante cenizas de plantas, ricas en
estroncio, que les ayudaban a recuperarse de las lesiones óseas.
"Las cenizas de plantas eran consumidas para fortificar el cuerpo tras
el ejercicio físico y para que los huesos sanaran mejor", concluye
Fabian Kanz, director de este estudio, que corrobora el apodo con el que
algunas fuentes históricas recuerdan a los gladiadores, "hordearii",
"comedores de centeno".
Películas ambientadas en la Antigua Roma, como 'Ben-Hur' (1959),
'Espartaco' (1960) o la más reciente 'Gladiator' potencian una imagen
del gladiador como hombre fornido, cuya dieta parece constituida más por proteínas animales e hidratos de
carbono que por simples vegetales, aunque este último estudio parece
que desmonta ese infundado estereotipo. Los gladiadores fueron
probablemente hombres fuertes, más valientes que bien alimentados.
Sin embargo, parece que su comida no era tan espectacular como sus
luchas sobre la arena, y los productos de grano eran más habituales que
la carne, más presente en la mesa de la clase social alta.
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