Los
metales pesados y otras toxinas cada vez amenazan más nuestra salud. En
estudios recientes se ha comprobado que hoy en día tenemos de 400 a
1.000 veces más plomo, plomo en los huesos que hace 400 años. Esto tiene
graves efectos en el cerebro y en la evolución mental de los niños, especialmente en la formación de la inteligencia.
“Busca el origen de la enfermedad”
“No tapes los síntomas con medicamentos”
“Considera al paciente en su totalidad”
“Mejor pagar para la conservación de la salud, que para curar la enfermedad”
“No tapes los síntomas con medicamentos”
“Considera al paciente en su totalidad”
“Mejor pagar para la conservación de la salud, que para curar la enfermedad”
Los
metales pesados y otras toxinas cada vez amenazan más nuestra salud. En
estudios recientes se ha comprobado que hoy en día tenemos de 400 a
1.000 veces más plomo,plomo en los huesos que hace 400 años.
Esto tiene graves efectos en el
cerebro y en la evolución mental de los niños,
especialmente en la formación de la inteligencia. Entre muchos otros síntomas la intoxicación por plomo provoca una perturbación de la formación de la sangre y así leucemias y anemias, insuficiencias renales y enfermedades neurológicas.
especialmente en la formación de la inteligencia. Entre muchos otros síntomas la intoxicación por plomo provoca una perturbación de la formación de la sangre y así leucemias y anemias, insuficiencias renales y enfermedades neurológicas.
Entre los metales pesados los más importantes en cuestión de salud son el mercurio, el plomo, el cadmio, el níquel y el zinc. Algunos elementos intermedios como el arsénico y el aluminio, los cuales son muy relevantes desde el punto de vista toxicológico, se estudian habitualmente junto a los metales pesados.
Las fuentes de los metales pesados
Las fuentes principales del mercurio son las siguientes: el
pescado (a causa de la contaminación de los mares); los insecticidas
(que contienen normalmente uno o dos metales pesados, que se cuelan en
la cadena alimentaria); el agua ‘potable’ (tenemos que suponer que todo el
agua contiene tóxicos a menos que se haya comprobado mediante análisis
lo contrario); algunos medicamentos (especialmente los que regulan la
alta presión sanguínea y la vacuna contra el tétanos); y el aire contaminado por la industria y los coches (por la tecnología de combustión).
Otra fuente de mercurio muy importante es el
traspaso de la madre al feto a través de la placenta y al bebé a través
de la leche materna por procesos hormonales. Mediante estos procesos la
madre traspasa del 40 al 60% de su carga al niño.
Pero
la cantidad más grande entra en nuestros cuerpos por los empastes de
los dientes. La amalgama usada en éstos contiene normalmente un 50% de
mercurio.
¿Cómo entra el mercurio en nuestro cuerpo y dóndese queda?
El mercurio es el único metal volátil; absorbido por los pulmones y la piel. Del mercurio inhalado el cuerpo absorbe un 82%, depositando gran parte en el sistema nervioso, mientras que del ingerido sólo se acumula cerca del 7%. Por eso la inhalación es la fuente más peligrosa.
Se sabe que después de comer el
nivel de mercurio en la sangre sube en las personas que tienen empastes
con amalgama, porque se sueltan iones de mercurio. Éstos primero son
absorbidos por la saliva y a través del sistema digestivo llegan a la
sangre, donde se pueden medir. Si esta saliva fuese agua estaría
prohibido su consumo.
Muchas veces, por lo menos dos horas después de comer, personas con 8 empastes tienen de 100 a 200 veces más mercurio en el
aire de exhalación de lo que está permitido en instalaciones
industriales. Estos vapores se ingieren parcialmente a través de las
vías respiratorias.
Así
pasan también a la circulación sanguínea, donde se transforma una parte
del vapor de mercurio en óxido de mercurio, una forma del mercurio aún
más tóxica que el vapor. Y puesto que órganos como el hígado, la bilis, el corazón y el riñóntrabajan como un filtro sanguíneo, es aquí donde se almacena principalmente el metal tóxico.
Además
estos vapores de mercurio traspasan sin dificultad la barrera
hematoencefálica y llegan así directamente al cerebro, perturbando en su
camino esta barrera, lo que facilita la entrada de otras toxinas, que
normalmente no pueden entrar. Estas toxinas provocan síntomas propios
que no tienen que ver con la intoxicación por mercurio, pero que éste
facilita indirectamente.
Casi todas las enfermedades del sistema nervioso conocidas no están provocadas primariamente por el mercurio en el
cerebro, sino por los venenos e infecciones secundarias que llegan al
cerebro por la defectuosa barrera hematoencefálica. Eso quiere decir que
para tratar enfermedades neurológicas es imprescindible quitar el mercurio para estabilizar el funcionamiento de la barrera hematoencefálica, inhibiendo así la entrada de sustancias patógenas.
En
unos estudios se han puesto empastes marcados con sustancias
radioactivas a unas ovejas y a unos monos para ver donde se queda el mercurio. Después de 4 semanas se encontró este metal en los riñones, el hígado, las glándulas renales, el tubo digestivo, el hipotálamo, la hipófisis, el sistema limbico, la tiroides, los ganglios espinales, la médula espinal y en el cerebro.
Después de 6 meses el
funcionamiento de los riñones se había reducido en un 60%. Un año más
tarde no se había reducido la carga de mercurio, al contrario, esta
había aumentado. Después de quitar los empastes tampoco se reducía la
cantidad. Esto significa: una vez envenenado – siempre envenenado.
Cuando
masticamos se desprenden partículas de amalgama en su forma metálica
todavía poco inocua, que se tragan. La flora intestinal natural
transforma estas partículas y el vapor de
mercurio en la forma más peligrosa del metal: mercurio metílico (50
veces más venenoso). Este proceso se llama metilación. Numerosos
experimentos y estudios confirman este proceso; aun así es desmentido
por muchos dentistas y odontólogos. Desde el intestino pasa el mercurio metílico a la circulación sanguínea y finalmente a los órganos y nervios.
También se fija mucho mercurio en los huesos y en las articulaciones. El mercurio también se difunde a través de las encías, las raíces dentales y la mandíbula hasta el sistema nervioso central y el cerebro (en 48 horas). El nervio trigémino de muertos con empastes está lleno de mercurio, plata y estaño (provoca el rechinamiento de los dientes).
El
reconocido profesor de química doctor Alfred Stock, director del
instituto Max-Planck de Berlín, demostró en varios experimentos que el mercurio sale de los empastes de amalgama y puede ser acogido por el
cuerpo. Dijo: “No hay ninguna duda de que muchos síntomas, entre ellos
fatiga, depresión, irritabilidad, vértigo, amnesia, inflamación bucal,
diarrea, inapetencia, catarros crónicos (inflamación de mucosa) son
muchas veces ocasionados por el mercurio al que el cuerpo está expuesto por sus empastes de amalgama, en cantidades pequeñas pero continuas.
Los médicos deben prestar seria atención a este hecho. Entonces, probablemente se compruebe que el uso despreocupado de la amalgama como empaste dental ha sido un delito grave contra la humanidad.” (1926)
Los
principales y primeros síntomas del envenenamiento con mercurio son los
siguientes: depresiones leves, temblores en las manos, pies y manos
fríos, perturbaciones del sueño, entumecimiento, colesterol alto,
pérdida de memoria, fatiga, problemas de las articulaciones. Hay muchos
más.
Los
siguientes síntomas están extraídos del libro: “Mercury and its effects
on environment and biology de Astrid & Helmut Sigel “
-Efectos psiquicos:
Ansiedad,
instabilidad emocional, timidez, síndrome de cansancio (crónico),
disminución de la memoria, alteración del sueño, depresiones, tendencia
al suicidio, pérdida de confianza en si mismo, negatividad, nerviosismo,
falta de estímulos, falta de energía, pasividad, adicciones,
indecisión, excitabilidad, epilepsia, hiperactividad de los niños,
autismo, disminución de la capacidad de reacción, esclerosis múltiple,
parkinson, alzheimer …
-Efectos fisicos:
Manos
y pies fríos, sudor durante la noche, dolores crónicos, dolores de
cabeza, perdida de apetito, peso alto & bajo, herpes (no hay sin
Hg.), alzheimer (Hg.+Al.), perturbaciones de la fertilidad,
estreñimiento, problemas de las articulaciones (dolores), pérdida de
pelo, impotencia, artritis, sabor metálico en la boca, debilidad
general, resistencia a antibióticos, anemia, asma, tensión sanguínea
alta, eczemas en la piel, perturbaciones hormonales, colesterol alto,
problemas de audición, problemas de visión, susceptibilidad a
infecciones, enfermedades del hígado (funcionamiento limitado),
enfermedades de los riñones (funcionamiento limitado), dislexia,
palpitaciones de la boca, neurodermitis, dolores de espalda, debilidad
del sistema inmunológico, temblor de las manos, sangrado de encías,
ulceras en la boca, glaucoma, enfermedades del intestino, enfermedades
del estómago, arritmia cardiaca, sensibilidad a comestibles,
enfermedades virales, enfermedades de hongos, candida, lupus, alergias,
perturbaciones en el funcionamiento del
tiroides, vértigo, transpiración abundante, ciática (dolores
constantes), lumbago, colitis, cáncer, enfermedades de las glándulas
suprarrenales, reuma, rechinamiento de los dientes, crohn…
Porque los metales pesados funcionan como antenas para la contaminación electromagnética el
Dr. Klinghardt aconseja vivir en casos de enfermedades provocadas por
metales pesados en sitios donde hay poca o nula radiación (donde los
móviles no tienen cobertura).
Como hemos visto el mercurio se fija en diferentes partes del cuerpo humano. Principalmente afecta a órganos como el hígado, los riñones y el
corazón, provocando diferentes alteraciones en ellos. Pero también
afecta a las articulaciones, al tracto intestinal, a los huesos, a la
sangre y especialmente a todo el sistema nervioso incluido el cerebro. Hay muchos síntomas que están relacionados con el mercurio pero no directamente provocadas por el mismo, debido a la perturbación de la barrera hematoencefálica.
En las células nerviosas el mercurio es responsable de la destrucción parcial de los microtubulos, inhibiendo así el
transporte axional adecuado. Así estas células no pueden deshacerse de
otras neurotoxinas y otros residuos. Esto provoca cambios emocionales
(sistema límbico), perturbaciones del sistema auditivo y visual y otros
síntomas del sistema nervioso, no siempre provocados por el mercurio mismo. En el espacio intracelular el mercurio provoca daños en las mitocondrias, nuestras fábricas de energía (fatiga).
En unos estudios (Vimy y Lorscheider) se podía comprobar que los microorganismos que están constantemente en contacto con el mercurio en la boca no sólo desarrollan una resistencia contra el
mismo, sino también contra antibióticos. Los mecanismos de cómo
funciona este proceso no se conocen todavía. Además estos
microorganismos desprenden plásmides, ADN extracelular, que salen
mediante la expiración al aire, provocando la misma resistencia en otros
seres vivos. La resistencia a los antibióticos es uno de los grandes
obstáculos en la medicina moderna hoy en día.
El
traspaso de mercurio de la madre al feto y al bebé provoca un
crecimiento retrasado del tejido nervioso, un cerebro más pequeño, menos
peso corporal y un sistema inmunitario incompleto. Eso significa que el
potencial genético de los bebés que crecen bajo estas condiciones tiene
menos posibilidades de evolucionar (también parece relacionado con el autismo). Gracias a los métodos de desintoxicación este retraso se puede recuperar en el primer año de vida.
Entre
los científicos que se dedican a estos temas existe la hipótesis de que
muchos cánceres y enfermedades infecciosas son un intento del cuerpo de
inmovilizar las neurotoxinas que tenemos todos en nuestro cuerpo
(Yoshiaki Omura). En el centro de muchos tumores se han detectado concentraciones elevadas de neurotoxinas, especialmente mercurio.
También
enfermedades provocadas por streptococcus, staphylococcus, cándida y
herpes están relacionadas con la intoxicación por metales pesados.
Parece que muchas curaciones o mejoras de estas patologías a través de
la desintoxicación de metales pesados están corroborando estas
afirmaciones.
Diagnosis y desintoxicación
Las cantidades de mercurio en el cuerpo no se pueden medir mediante análisis de sangre o de vello. El
mercurio se fija rápidamente en las diferentes partes de nuestro
organismo mencionadas arriba, y ahí se queda; no es evacuado
espontáneamente. Por eso seis semanas después de poner empastes de
amalgama los altos niveles de este metal producidos por este tratamiento
han desaparecido casi por completo y no se ven elevadas cantidades ni
en las heces ni en la orina, la sangre o el vello.
Para medir el
mercurio es necesario utilizar sustancias que movilizan y echan a éste
del cuerpo. Para esta tarea sirven algunos productos farmacéuticos como el DMSA y el DMPS, los cuales movilizan y echan grandes cantidades de metales pesados de diferentes partes del cuerpo a través de la orina.
Las
grandes desventajas son los efectos secundarios y que sólo sueltan los
metales de los tejidos pero no del sistema nervioso. Además existe el gran peligro de la reabsorción porque estas sustancias sueltan más toxinas de las que echan del cuerpo.
En la desintoxicación con remedios naturales se usa la alga chlorella, el cilantro y el ajo silvestre.
También
los síntomas mencionados arriba, como la disminución de la memoria a
corto plazo, enseñan una posible intoxicación por metales pesados.
Especialmente el nivel de colesterol se ve elevado, cuando el cuerpo trata con mercurio. Otra posibilidad de diagnosis es dada por la kinesiología.
La
chlorella tiene dos efectos: moviliza metales pesados y radioactivos y
otras toxinas, como p. ej. dioxina, especialmente en los espacios
extracelulares, para echarlas después del cuerpo con las heces. El cilantro es capaz de movilizar muchos tóxicos del espacio intracelular, especialmente de las células nerviosas y de los huesos.
Estudios recientes con animales demuestran que el
cilantro efectúa una movilización rápida de aluminio y plomo, plomo del
cerebro y del esqueleto, superior que con cualquier otro remedio.
Aunque el animal fue envenenado constantemente con aluminio el contenido de este metal en los huesos disminuía significativamente durante el periodo de observación.
Para una eliminación de las toxinas movilizadas por el
cilantro es imprescindible tomar también la chlorella en cantidades
suficientes para inhibir una reabsorción de las sustancias liberadas.
El
ajo silvestre protege las células rojas y blancas de la sangre contra
daños por oxidación, provocados por los metales pesados en su camino
hacia fuera.
También tiene propiedades de desintoxicación. Además el ajo silvestre contiene el mineral más importante en la protección contra la toxicidad del mercurio: el selenio bioactivo.
Es muy importante dosificar estos productos correctamente para inhibir la reabsorción de las toxinas, que puede provocar un empeoramiento de diferentes patologías.
Es muy importante dosificar estos productos correctamente para inhibir la reabsorción de las toxinas, que puede provocar un empeoramiento de diferentes patologías.
Advertencia: Solo hay que usar chlorella y aceite de pescado libres de toxinas (garantía del productor).
Para reparar los daños provocados por las toxinas en el sistema nervioso es necesario tomar aceite de pescado en cantidades suficientes.
Este
artículo está basado en los estudios y las conferencias del médico
Dietrich Klinghardt M.D., Ph.D., que lleva investigando ya muchos años
en estos temas, apoyándose además en los cerca de 10.000 estudios
relacionados con la toxicidad del mercurio. Dr. Klinghardt ha estudiado
medicina y psicología.
Además
tiene formación en homeopatía clásica y acupuntura. Ha dirigido una
clínica de pacientes con dolores crónicos en los Estados Unidos durante
12 años. Dr. Klinghardt se sentía muchas veces decepcionado con los
tratamientos naturales, porque su eficacia en muchos casos era
deficiente.
Después
de desintoxicar a los pacientes, para su propia sorpresa, todos los
tratamientos naturales funcionaban mucho mejor, debido a la eliminación
de focos de toxinas las cuales directa o indirectamente provocan un
ambiente patógeno en su alrededor.
Según el
doctor Klinghardt todas las dolencias que duran más de seis semanas
están relacionadas con la intoxicación por metales pesados u otras
toxinas.
Una desintoxicación es muchísimo más barata que comprarse medicamentos para toda la vida.
Estos
investigadores han curado ya muchos casos de alzheimer, parkinson,
esclerosis múltiple, autismo y otras enfermedades graves con las cuales
la industria farmacéutica gana muchos millones de euros en los
tratamientos.
Fuentes:
Por Doctor Ulf Laubstein
Por Doctor Ulf Laubstein
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