TOM KENYON, M.A.
En el transcurso de mis casi treinta años como Consejero Psicológico y Psicoterapeuta he observado muchas formas de toxicidad emocional y mental, tanto en mis clientes como en mí mismo.También he observado cómo el cuerpo y la mente manejan estos tipos de toxinas, cómo aparecen, cómo se presentan, y cómo se transforman o neutralizan durante el proceso de transformación.
En este breve artículo me gustaría compartir algunas de esas observaciones con la esperanza de beneficiar a quienes encuentren este tipo de toxicidad en sí mismos, y/o a aquellos de ustedes que estén usando tecnologías transformacionales con otros.
En primer lugar, definamos nuestros términos. La palabra “psico-espiritual” es una palabra compuesta que deriva de dos: psicológico y espiritual. Aquí la idea es que hay un territorio en el que se encuentran lo psicológico y lo espiritual. Y es en este territorio de la mente y las emociones donde el material psicológico afecta la experiencia espiritual. También es aquí donde las dimensiones espirituales del individuo pueden afectar lo psicológico – y a menudo lo hacen.
Permítanme dar un ejemplo de lo que digo.
El Dios de Emma
Hace muchos años me enviaron una mujer con depresión. Unos nueve meses antes, su esposo había muerto de una enfermedad terminal después de 40 años de matrimonio, y con su muerte ella había perdido a su mejor amigo y a su querido compañero de la vida. No sólo eso, sino que ella sola había cuidado de él durante los últimos dos años. Con esta muerte ella había perdido todo interés en el mundo y se sentía cada vez más aislada de sus amistades. Estaba en un claro período de retiro y duelo.
Durante nuestra primera entrevista le pregunté por sus hobbies e intereses para saber si podrían servir como elemento para ayudarla. Mencionó al pasar que había sido muy afecta a la jardinería, pero la había dejado cuando tuvo que cuidar de su esposo.
Me pareció evidente que Emma (no es su verdadero nombre) vivía en ese momento una vida empobrecida a causa de una incapacidad de identificarse como algo distinto de la cuidadora de su esposo. Al ya no estar él en su vida, ella no sabía cómo juntar los fragmentos.
Esto era material psicológico típico, y mi tarea principal como terapeuta era ayudarla a encontrar un camino de regreso al mundo de las relaciones humanas y de un propósito personal.
Elegí guiarla hacia un estado receptivo de atención interior usando la Hipnosis Médica de Erickson, que utiliza historias metafóricas para activar potenciales ocultos de sanación en el individuo.
Yo conocía bien los estados mentales que produce la hipnosis ericksoniana, porque la había usado ya durante diez años en mi práctica cuando Emma llegó a pedir ayuda. Pero no estaba preparado para lo que Emma hizo con las metáforas que yo le creé.
Como ella había hecho jardinería, creé una historia que presentaba su situación a través de la metáfora de una planta que necesitaba un cambio de maceta.
Una de las muchas bellezas de la Hipnosis Médica de Erickson es que la mente inconciente reconoce las metáforas fundamentales como mensajes referidos al individuo. Así, Emma comprendió que el mensaje implícito en la planta que necesitaba una nueva maceta tenía que ver con ella misma.
En esta historia, la planta había crecido demasiado para su maceta y necesitaba que la pusieran en un recipiente más grande. Cuando la planta fue cambiada a una maceta mucho más grande, se vio en estado de shock porque había tanto lugar que no sabía qué hacer. Entonces le sugerí a Emma que las raíces de la planta se empezaron a extender en la tierra sin que la planta se diera cuenta, y que esas mismas raíces empezaron a obtener todos los nutrientes que la planta precisaba para crecer – automáticamente – aun cuando la planta ni siquiera sabía lo que pasaba.
Con esta historia altamente metafórica, yo había creado un buen material para que el inconciente de Emma se sirviera de él. Yo sospechaba que ella utilizaría las metáforas como vías para crear nuevos recursos interiores que le permitirían extender sus raíces hacia el mundo exterior y eventualmente restaurar sus contactos sociales (tarea psicológica muy importante). Pero nunca imaginé que esta mujer deprimida de más de setenta años llevaría esto desde lo personal al ámbito de lo transpersonal.
Hacia el final de la historia, Emma empezó a llorar suavemente. Luego, a sollozar. Después de unos pocos minutos, en los que hice una pausa para darle lugar a sentir plenamente sus emociones, los sollozos disminuyeron y ella empezó a sonreir. De hecho, su rostro parecía beatífico.
Terminé mi historia, que era en esencia una serie de mensajes encubiertos para su mente inconciente, diciendo que ella descubriría los recursos internos para salir de su depresión y encontrar nuevas formas de relacionarse con el mundo.
Noté entonces que su respiración se había vuelto extremadamente superficial en este punto, señal de que estaba procesando algo a un nivel muy profundo de su conciencia.
Me quedé en silencio con Emma unos pocos minutos, hasta que abrió los ojos. Primero miró hacia la ventana y la luz del atardecer que inundaba mi consultorio. Luego me miró con una sonrisa.
Le pregunté qué había pasado, y me describió cómo se había transformado en una planta, y cómo tomó los mensajes sobre la planta como mensajes para ella. Hacia el final de la historia, sintió que la levantaban dos manos masculinas y la llevaban al cielo. Recién cuando hubo entrado en el cielo (claramente experimentando ser una planta) ella se dio cuenta de que las manos pertenecían a Dios.
Dios le habló entonces, tan claramente como le había estado hablando yo. Le dijo que ella había hecho todo lo que había podido hacer por su esposo, y que no se preocupara. Estaba muy emocionada cuando me relató esta parte de la historia, y también agregó que en ese punto fue cuando empezó a sollozar durante la sesión.
Luego, me dijo, Dios la había bajado a ella (como planta) a través de las nubes del cielo y la había plantado firmemente en la tierra.
A veces, hay momentos mágicos en los que un cliente penetra exitosamente en el núcleo de un tema fundamental, y entonces hay como una sensación de que el tema ya se ha resuelto de algún modo mágico. Y todo lo que se necesita es un poco de tiempo para ver cómo esto se manifiesta en la vida de la persona. Habíamos llegado a uno de esos momentos; Emma y yo nos sonreímos mutuamente, sintiendo – creo – que todo estaría bien.
Le pregunté, como al pasar, si me podía contar cómo se le había aparecido Dios. Sin pensarlo un momento, me dijo con la mayor naturalidad que tenía cabellos blancos y una larga barba blanca. Dijo que, cuando él la había plantado de vuelta en la tierra con sus propias manos, ella supo que todo estaría bien.
Le agradecí a Emma que compartiera esto conmigo y acordamos una entrevista a las dos semanas – para ver cómo iban las cosas.
La Emma que entró en mi consultorio dos semanas después apenas se parecía a la mujer deprimida que había llegado a mi puerta la primera vez.
Esta Emma estaba feliz y segura de sí. Me dijo que en seguida después de la sesión, se había ido a un negocio de jardinería y había comprado macetas nuevas para las plantas de su casa. También se había comunicado con sus antiguas amistades y me contó que su agenda social estaba ahora demasiado cargada para destinar su precioso tiempo para verme otra vez, cosa con la que yo concordaba de todo corazón.
La experiencia de Emma en mi consultorio fue un maravilloso ejemplo de cómo el material psicológico puede ser afectado o transformado por una experiencia espiritual.
El problema de Emma es común en las personas que cuidan a sus seres queridos por largo tiempo y luego los pierden por la enfermedad. A menudo hay una pérdida de la identidad personal, reemplazada por “la cuidadora”, y sin este sentido de identidad propia hay otro nivel de pérdida.
Algo que me parece interesante en el caso de Emma es que su depresión se resuelve a través de la acción de una “fantasía” espontánea. Y esta “fantasía” generada por su propio inconciente en respuesta a la metáfora ericksoniana, la condujo a una clásica experiencia transpersonal. Con esto quiero decir que ella entró en un ámbito de su ser que trascendía a su personalidad, un mundo numinoso en el que experimentó “la mano de Dios” cumpliendo un papel en su liberación de la atadura emocional de su depresión.
Quiero aclarar a qué me refiero al decir “fantasía” de Emma. Su experiencia tuvo lugar en mi consultorio en el contexto de una intervención psicológica. En este tipo de trabajo, las experiencias del tipo que tuvo Emma se llaman “fantasías” porque son experiencias de tipo onírico. Hablando en general, los profesionales de la salud mental no ven estos tipos de “fantasías” como reales, sino más bien como una especie de expresión mental/ emocional para satisfacer un deseo de la psiquis. Para dejarlo en claro, realmente no sé si el encuentro de Emma con Dios fue una mera “fantasía” o una intervención mística del Divino. Esto es cosa para las novelas de misterio, en este caso ¿quién lo hizo?
Como terapeuta, mi objetivo era pragmático: ayudar a Emma a salir de su depresión. Si el agente responsable de esto era Dios mismo, pues que así fuera. Si era una “fantasía” generada únicamente por su inconciente, pues que así fuera.
Debo decir algo más. Cuando Emma estaba en su profundo trance hipnótico y experimentando su impresión de Dios, para mí había una presencia espiritual palpable en la habitación y una sensación de gracia trascendente. Cuál fue su verdadera naturaleza, no puedo decirlo. Sí puedo decir que me conmovió profundamente la simplicidad y la elegancia del encuentro de Emma con su propia versión de Dios.
También es interesante que Emma experimentara a Dios como un anciano con cabellos blancos y larga barba blanca. Debo decir que he trabajado con cientos de individuos de muy variada extracción cultural y religiosa y, en casi todos los casos, el Divino se presentaba de acuerdo a las expectativas y creencias de la persona.
Cualquiera que haya sido la naturaleza última del encuentro de Emma con Dios, tuvo efectos profundos sobre ella. En una sola sesión eliminó su depresión y cambió su conducta de auto-aislamiento a otra de conexión con el mundo y sus amistades. Esto es un cambio radical y sucedió porque la naturaleza espiritual o transpersonal de Emma informó (o afectó) a su naturaleza psicológica.
En el caso de Emma, su encuentro con los ámbitos transpersonales de su ser desencadenó una apertura de libertad personal.
A veces, sin embargo, las personas tienen otros tipos de reacción ante las experiencias transpersonales que se generan por estados alterados de la percepción. Esas reacciones son muy personales y, según he visto, muy variables de una a otra persona.
Hace varios años di una charla y una demostración de Sanación por Sonido en un gran Congreso en Alemania. Esta sesión de sonido en particular produjo diversas energías transformacionales y pautas de sonido. Lo fascinante de esta presentación fue que muchas personas en el salón se sintieron elevadas e inspiradas por los sonidos, en tanto otras informaron que tuvieron mareos y se sintieron irritadas por los mismos sonidos.
La Relatividad de la Percepción
Los profesionales de la neurociencia han llegado a la conclusión de que el cerebro de cada persona es único y diferente. Por cierto hay funciones y estructuras comunes, pero la forma en que estas zonas de nuestros cerebros se conectan entre sí y funcionan, varía grandemente entre una persona y otra. Como con los copos de nieve, no hay dos cerebros exactamente iguales.
Así, nuestras percepciones del mundo son también personales y únicas. Dos personas que escuchan la misma obra musical o composición de sonidos pueden fácilmente responder de forma diversa. Y estas respuestas personales se basan en cómo sus cerebros procesan el sonido, así como en sus sentidos de identidad personal ( basados en su experiencia de vida y creencias culturales).
Cada uno tiene su propio gusto en cuanto al sonido y a la música, pero aquello a que me refiero va más allá de la mera preferencia. Tiene que ver con la forma en que armamos nuestras percepciones de la realidad.
Para algunos esto puede ser un concepto raro: que nosotros creamos nuestras percepciones de la realidad. Pero para mí, despues de muchos años de trabajar con estados alterados de conciencia, la idea es auto-evidente apenas miremos más allá de lo superficial.
Consideren su percepción del tiempo. Nuestra tecno-cultura occidental sostiene por consenso que el tiempo opera independientemente de nuestra propia percepción. Y, en tanto esto es así para el tiempo del reloj (o sea, tiempo mecánico), ciertamente no suele serlo cuando consideramos nuestra percepción personal del tiempo (biológico y psicológico).
Por ejemplo, si estás en una conferencia o haciendo algo que absorbe completamente tu atención, “el tiempo vuela”, se dice. Pero si la tarea es aburrida y no cautiva tu mente, entonces el “tiempo no pasa nunca”.
Hay otro ámbito de la experiencia humana en el que la percepción del tiempo se puede alterar significativamente: los sueños. Durante la actividad onírica, el cerebro produce gran actividad Theta y Delta, que son formas de onda lentas. Cuando surgen estos tipos lentos de onda, hay una tendencia a enfocar la atención hacia adentro. Nuestra percepción del mundo externo y nuestro sentido del tiempo y del espacio se alteran, y los mundos interiores de nuestra percepción tienden a volverse más vívidos.
Los sueños pueden ser muy inusuales, irracionales, y a menudo alteran la naturaleza del tiempo percibido. Por ejemplo, uno puede ver un reloj en el sueño. Este reloj soñado puede empezar a funcionar en formas irracionales. Sus manecillas podrían dar vueltas al revés, indicando que uno está retrocediendo en el tiempo. O las manecillas podrían girar a velocidad mayor de la normal, indicando que uno se adelanta en el tiempo. Un evento así en la “vida real” nos haría buscar la causa de que el reloj funcione mal. Pero en los sueños estas rarezas son generalmente aceptadas como la naturaleza de la realidad onírica.
Si meditas regularmente o practicas algún tipo de atención a tu interior, sospecho que habrás descubierto otra forma de percepción alterada del tiempo. No es raro que los meditadores informen que su percepción del tiempo se acelera o se hace más lenta o, en algunos casos, se suspende completamente.
Es interesante que la percepción de que el tiempo se para a menudo va acompañada de suspensión temporaria de la respiración. Por un momento la persona deja de respirar. En esta ventana de quietud ocurren todo tipo de fenómenos mentales no ordinarios. Los yoguis de todas la tradiciones principales describen este estado único de cuerpo y mente, que a menudo llaman Samadhi en la tradición hindú yóguica.
Las tradiciones indígenas del mundo también hablan de la suspensión del tiempo. Para ellos es una ventana o un portal por el que se puede entrar a otros mundos de la atención. Una de las habilidades chamánicas necesarias en estas tradiciones es la capacidad para alterar a voluntad la percepción del tiempo.
Como Sanador por el Sonido, encuentro fascinante que casi todas las tradiciones chamánicas usen alguna forma de sonido como medio para abrir ese portal a los otros mundos. El más común de estos instrumentos indígenas es, por supuesto, el tambor chamánico. Pero se pueden usar otros instrumentos para alterar la percepción del tiempo en los rituales chamánicos.
La capacidad del sonido para alterar la percepción, especialmente nuestra percepción de tiempo y espacio, se funda en la misma neurofisiología del cerebro.
Los estudios muestran claramente que cuando la música o el sonido puro – sin letra – se procesa en el cerebro, hay una tendencia a que decrezcan o incluso se suspendan temporariamente funciones del hemisferio izquierdo, tales como la lógica, el lenguaje y la secuenciación. Al mismo tiempo, se mejoran las funciones del hemisferio derecho como la percepción del espacio, la novedad y la paradoja. Desde una perspectiva estrictamente neurofisiológica, esto explica cómo y porqué ciertos tipos de sonido generan experiencias no ordinarias; sonidos como los de tipo catalítico que yo creo en mis talleres y la música psicoacústica que grabo.
Ahora bien, es en el ámbito de la actividad del hemisferio cerebral derecho – un lugar en la conciencia que yo llamo Tierra Woo Woo – que la cosa se pone interesante. En parte, esto tiene que ver con el hecho de que, cuando el neo-cortex derecho realmente se activa, la percepción toma otra forma, y muchas personas informan sobre alteraciones en su percepción de tiempo y espacio.
Algunos se sienten cómodos con las alteraciones en sus percepciones del tiempo y el espacio, y hasta disfrutan; otros se sienten amenazados. Muy probablemente, la diferencia entre estas reacciones polarizadas se base en diferencias de procesamiento cerebral y de su psicología personal.
Alterar la Percepción de Tiempo y Espacio
Recuerdo un taller, hace algunos años, en el que enseñé una práctica de meditación yóguica que altera dramáticamente la percepción de tiempo y espacio. A mitad del entrenamiento, una participante se quejó de estar experimentando demasiado espacio. De hecho, sentía el espacio entre los átomos que componían su cuerpo y esto resultaba en extrema desorientación. Para mí esto señalaba que estaba en medio de una actividad masiva de su hemisferio cerebral derecho y, aunque otros disfrutaban inmensamente de esa clase con sus propias sensaciones espaciosas, ella se estaba sintiendo amenazada.
También dijo sentir un sabor metálico en la boca, un fenómeno raro que otros a veces experimentamos durante estados de consciencia poderosamente alterados. Personalmente lo considero una especie de desintoxicación, tema que abordaré más adelante. Por ahora, volvamos a la participante que experimentaba un exceso de espacio.
Desde el punto de vista lógico, no era posible que esta persona hubiera visto o sentido el espacio entre los átomos de su cuerpo. Nuestro sentido de la vista no llega a ver cosas tan diminutas como los átomos, entonces mucho menos verá el espacio entre átomos. Nuestro sentido cinestésico del tacto tampoco es capaz de registrar cosas tan pequeñas.
Pero desde la comprensión yóguica, la consciencia puede percibir directamente cosas como ésas durante ciertos tipos de estado meditativo (o sea, durante una intensa actividad del hemisferio derecho).
Esta persona se sentía amenazada por la alteración en su percepción del espacio en su cuerpo. Violaba su sentido de la realidad como ella la conocía y, en lugar de divertirse o explorarlo, le daba miedo toda esta experiencia. Su incomodidad era tan grande que finalmente la ayudé a dejar atrás la Tierra Woo Woo y regresar a la “realidad” a la que estaba acostumbrada. Cuando volvió a la “normalidad”, su sensación de espacio excesivo desapareció y también su ansiedad. ¿Cómo logré esta hazaña neurológica? Simplemente la hice hablar sobre lo que le sucedía. En el proceso de expresar su experiencia, se activó su hemisferio izquierdo y, a medida que éste actuaba, la actividad del hemisferio derecho menguaba, con lo cual se terminaba su corta visita a la Tierra Woo Woo.
Historia Personal y Toxicidad Emocional
A nuestras respuestas individuales y únicas ante las alteraciones de nuestra percepción de tiempo y espacio, se agrega otro elemento importante de la desintoxicación psico-espiritual: la historia personal y la toxicidad emocional.
Una de mis experiencias personales con la toxicidad emocional durante estados alterados fue hace muchos años, cuando tomaba una serie de sesiones de respiración con un terapeuta. Durante una de las primeras sesiones, me invadió una sensación luminosa de luz blanca y un profundo sentimiento de amor incondicional y, luego, como venido de la nada, me di contra un muro de recuerdos reprimidos profundamente instalados.
Estaba practicando una forma específica de respiración cuando, de un momento a otro, había dejado la habitación, atrapado en el remolino de un torbellino emocional. Mi mente retrocedió como por catapulta a una serie de recuerdos muy tempranos y de repente me sentí muy mal. Percibía que mi aliento olía terrible y en la boca sentía un gusto amargo.
Mi entrenador me guiaba para atravesar este difícil atasco de sensaciones, tanto físicas como emocionales, cuando de repente tuve una extraña visión mental: una versión de mí mismo estaba cerca de mí, vomitando. Esta experiencia extraña y vívida duró varios minutos; cuando esa duplicación de mí que estaba vaciando sus tripas hubo terminado, el malestar físico que yo había estado sintiendo desapareció súbitamente.
Desde entonces, he notado que las personas atrapadas en sus recuerdos emocionales difíciles, expuestos en la terapia o atravesando alguna otra experiencia transformacional poderosa, a veces sienten el impulso de vomitar y hasta llegan a hacerlo físicamente.
A veces informan sobre un sabor metálico o amargo en la boca y/o mal aliento cuando liberan emociones suprimidas. Mi conjetura es que las emociones negativas de algún modo se traducen en estos tipos de energías sutiles que tienen cualidades tóxicas. Mi opinión personal es que, si estas energías se conservan en los tejidos por demasiado tiempo, pueden tener efectos destructivos sobre la salud de las células.
Hipótesis
Por favor, tomen en cuenta que lo que sigue es una hipótesis personal de trabajo basada en treinta años de observaciones clínicas y personales. Pero aclaro que es sólo una opinión personal que puede o no resultar exacta. No obstante, esta especie de mapa intelectual me ha ayudado enormemente cuando hube de enfrentar la plétora de fenómenos no ordinarios que surgen a menudo en estados alterados de conciencia.
Los Cuatro Tigres
Aquí me gustaría postular que hay cuatro elementos (los Cuatro Tigres) responsables de lo que llamo desintoxicación psico-espiritual. Llamo Tigres a estos elementos porque, cuando se estimulan los cuatro, pueden crear una fuerza de la que hay que cuidarse, a semejanza de los Tigres salvajes.
Ya hemos hablado de dos de ellos: 1) la alteración de la percepción de tiempo y espacio y 2) la historia personal y la toxicidad emocional. Los otros elementos de nuestro cuarteto son dos tipos diferentes de canales de energía sutil en el cuerpo. El primer sistema de canales, llamados meridianos, fue descripto por los Taoístas de la antigua China, y hoy los utilizan los acupunturistas. El segundo sistema de canales de energía, llamados nadis, es conocido y usado por los yoguis avanzados para afectar la conciencia misma.
Los Meridianos
Mi primer contacto con la idea de los meridianos llegó cuando trabajaba en la investigación del cerebro bajo los auspicios de Acoustic Brain Research (Investigación de Acústica Cerebral), que yo había formado en 1983 para documentar en forma científica los efectos del sonido y la música sobre los procesos cerebrales.
Este interés en los efectos del sonido y la música surgieron de mi trabajo como psicoterapeuta, especialmente en cuanto el sonido y la música pueden profundizar y acelerar el proceso terapéutico. Observar esto me impulsó a tratar de comprender mejor los procesos cerebrales/mentales involucrados ya que, a principios de la década del ochenta, había muy poco conocimiento del fenómeno. Como yo no tenía preparación en la investigación del cerebro, uní esfuerzos con diversos investigadores bio-conductuales que también estaban intrigados por la idea de que el sonido y la música se pudieran usar para cambiar el estado cerebral y alterar la percepción.
Durante esa época desarrollé una forma única de tecnología psicoacústica, lo que requería cientos de horas de escuchar diferentes patrones de sonido para documentar sus efectos sobre el cerebro, especialmente según mediciones por mapeo cerebral topográfico vía EEG.
Uno de los efectos extraños que descubrí en mí mismo, después de muchas horas de estar escuchando patrones de sonido que alteraban la mente, fue que los lóbulos de mis orejas a veces dolían bastante; tanto que me llegaba a dificultar seguir usando auriculares, por lo menos hasta que la sensación pasara.
Resulta que los meridianos de acupuntura de muchos de los órganos principales del cuerpo pasan por los lóbulos de las orejas. Ciertos tipos de sonido pueden, al parecer, estimular estos meridianos y, por tanto, a los órganos a los que están conectados. También puede ser que ciertos sonidos logren impactar en el sistema de meridianos del cuerpo directamente, según creen algunos practicantes taoístas.
Personalmente creo que ciertos tipos de sonido pueden ciertamente estimular o sedar la actividad de los meridianos durante una sesión de Sanación por Sonido y/o una experiencia transformacional. No es raro que la gente informe sobre claras sensaciones físicas en diversos órganos durante un trabajo intenso con sonido o un trabajo transformacional en general.
También he observado (cosa en que concuerdan muchos acupunturistas) que las emociones reprimidas a veces se “almacenan energéticamente” en órganos físicos del cuerpo. Así, la ira, por ejemplo, se suele almacenar en el hígado; el miedo en los riñones; la tristeza en los pulmones y el corazón.
Durante las experiencias transformacionales intensas, los órganos del cuerpo pueden expulsar estas energías almacenadas (y sus recuerdos asociados) y volcarlas al sistema cuerpo/mente.
El Cuarto Tigre
Según mi opinión, hay otro aspecto que a veces juega un papel en la purificación psico-espiritual: el sistema sutil de los nadis. Aunque es casi desconocido en Occidente, excepto por los que estudian yoga hindú y budista, el sistema de nadis está conectado a todos los chakras principales del cuerpo. Cuando se activa puede crear todo tipo de efectos inusuales.
Hace dos años estuve en Katmandú, en Nepal, y recibí una Iniciación en Powa, una técnica de meditación tibetana que enseña al practicante a pasar conscientemente por la muerte y en cierto grado determinar las condiciones de su próxima encarnación. Mi iniciador era un Maestro Powa tibetano que había vivido muchos años como ermitaño en el Tibet. No hablaba una palabra de inglés, y yo sólo sabía unas pocas de tibetano. Un monje amigo mío sirvió como intérprete.
Aunque yo no sabía qué decía el Maestro Powa hasta que sus palabras me eran traducidas por mi amigo, sí podía sentir flujos intensos de energía sutil moviéndose a través de mí mientras el Maestro recitaba los textos antiguos.
En un momento dado, hacia el final de la Iniciación, sentí claramente una infusión de clara luz blanca que se movía por todos mis chakras y hacia la red de mis nadis.
Cuando la Iniciación terminó, mi amigo tradujo las instrucciones finales del Maestro, que advertían que esta Iniciación era poderosa y que yo podría experimentar una purificación física.
Me fui de la Iniciación y regresé a mi cuarto de hotel para volver a hacer la meditación de modo que pudiera recordar las etapas. Me olvidé de las últimas palabras del Maestro; tomé una ducha y me fui a la cama. En mitad de la noche me desperté sintiéndome mortalmente enfermo. En vez de una luz clara fluyendo por mis nadis, sentía una oscura energía líquida, parecida al barro, atravesándolos. Tenía náuseas y un dolor de cabeza que parecía partirla. Pensé que tal vez me había pescado alguna gripe o tal vez una intoxicación por la comida. Mi malestar duró ocho horas y luego empezó a aliviarse lentamente. Recién entonces recordé las palabras de despedida del Maestro.
Esta fue una reacción clásica de purificación psico-espiritual o desintoxicación producida por la intensidad de la luminosidad que el Maestro Powa y su linaje habían canalizado dentro de mí.
He tenido otras reacciones similares de purificación ante encuentros espirituales intensos, de modo que para mí este raro incidente tiene sentido.
Cuando el Maestro Powa leía los textos antiguos, estaba en primer lugar convocando a todo el linaje espiritual viviente del que él era partícipe. Esta línea energética posee potencia y poder espiritual, y él estaba dirigiendo todo eso hacia mí. Mi experiencia subjetiva de todo eso fue una infusión de luminosidad en mis propios nadis. Estaba como en ebullición al sentir tanta luz dentro de mí.
Cuando el texto pasó a las instrucciones sobre el método Powa, la luz dentro de mí se volvió una clara luz blanca, una forma de luminosidad que es el tesoro buscado por los budistas tibetanos. Cuando aparece la luz blanca clara, es señal definitiva (dentro de la tradición budista tibetana) de que se ha entrado en la mismísima consciencia pura (bodhicitta). Al experimentar esta luz, entré en un estado de éxtasis.
Como estaba en este estado de éxtasis, no registré realmente las últimas palabras que el Maestro me dirigió, que avisaban que podía ocurrir una desintoxicación física.
Cuando desperté de mi sueño, varias horas después de la Iniciación, mis nadis no estaban luminosos. Estaban llenos de barro, de negatividad sin digerir, de mis propios conflictos no resueltos, impedimentos, obstáculos y corrupciones. Estaba hasta el cuello en mi propia “caca”.
La metáfora que se usa a menudo para describir procesos similares es que las aguas de mi consciencia se habían revuelto y el barro del fondo había sido impulsado a la superficie.
Cómo Enfrentar la Desintoxicación Psico-espiritual
El principio básico que uso al enfrentar la purificación psico-espiritual es el pragmatismo.
En primer lugar, cuando se revuelve la propia “caca”, creo que ayuda poner en el contexto adecuado todo esto que está surgiendo para uno. Aunque el material y las sensaciones sean difíciles de manejar, en última instancia es buena cosa que los recuerdos reprimidos, emociones y/o toxinas se limpien del sistema mente/cuerpo.
Aquí el tema principal se centra en la zona de comodidad de cada uno y ésta es diferente para las distintos individuos.
Hablando en general, con algunas excepciones, si se produce una reacción de purificación a través de un catalizador transformacional, esa reacción eventualmente se va a resolver sola. Lo que quiero decir es que, cuando la reacción termina su proceso, su intensidad disminuye por sí misma. El arte de manejar la purificación psico-espiritual es encontrar una forma de permitir que las sensaciones y la experiencia ocurran, sin tratar de cambiar su contenido o de hacerlas más tolerables.
Cuando pasé por esa intensa reacción de purificación en Katmandú (como resultado de la poderosa Iniciación Powa), tuve que aceptar que me sentía una basura. Tuve que aceptar que no tenía la energía para salir de la cama y visitar Bodinath por última vez antes del horario de mi vuelo – aun cuando es uno de los lugares más sagrados para los budistas tibetanos.
Y en verdad, después de ocho horas de náusea intensa y otras cuatro horas de sentirme como basura, toda la cosa se fue resolviendo por sí misma.
Si se puede encontrar la forma de permitir que la reacción de purificación (desintoxicación) siga su curso, se estará enfrentándola en la forma más efectiva.
Consideraciones Médicas
En general, cuando se enfrentan desintoxicaciones psico-espirituales, creo que es importante diferenciar cualquier sensación física molesta de lo que podría ser una cuestión médica. La razón es que algunos de los síntomas físicos que surgen durante las reacciones de purificación pueden imitar problemas médicos reales.
Las reacciones de purificación generalmente no incluyen dolor agudo. De modo que si hay dolor físico, es fundamental determinar si hay o no un problema médico. Si el dolor es intenso y persistente, sugiero buscar atención médica. Mejor prevenir que curar, dice el refrán. Cuando busques asistencia de un médico en relación a una reacción de purificación psico-espiritual, sugiero ser discreto.
Si hay fiebre alta, (39 grados Centígrados o más), medidos por termómetro y no a ojo, se debe consultar a un médico. Lo digo porque a veces las personas experimentan mucho calor cuando la energía sutil se mueve por los nadis. Incluso pueden transpirar o sudar con lo que los yoguis llaman calor psíquico. Este tipo de calor es un resultado de una reacción de purificación, pero en general no eleva la temperatura corporal y, si lo hace, que es raro, no pasa de los 39 grados.
Si sientes náuseas y también dolores y molestias en los órganos internos, puedes estar presentando un problema médico o puede que no. Si los síntomas están acompañados de fiebre (repito, medida con termómetro), entonces puedes estar enfrentando un virus u otra infección. Si no está presente la fiebre, posiblemente sea sólo una fuerte reacción de purificación. Si se presentan vómitos y también fiebre, asegúrate de buscar atención médica.
Resumen
Creo que una de las cosas más importantes a considerar cuando se enfrenta una desintoxicación psico-espiritual, o una reacción de purificación en general, es aceptarla como normal, aunque sea inusual.
Usa el sentido común al manejar reacciones de purificación. Asegúrate de no estar enfrentando un problema médico, y encuentra una forma de soportar la experiencia hasta que se resuelva por sí misma.
Cuando estés atrapado en una reacción fuerte de purificación, comprende que tu sistema cuerpo/mente está luchando por librarse de la negatividad. Tu cuerpo tiene una sabiduría y una inteligencia propia en estas cuestiones. Confía en él.
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