Ayer recibí una fantástica VISA ORO que me mandó la apreciada entidad bancaria LA CAIXA (la de todos…). Una tarjeta brillante y de color dorado con mi nombre en ella. ¿Quién no se derretiría ante tal espectáculo?
En una “amable” carta me comunican que la
cuota de mantenimiento será gratuita el primer año. Y que además (qué
gran suerte para mí!!!) si gasto más de 200€ euros con ella en el plazo
de dos meses me obsequian con otra tarjeta prepago (que día más
maravillo, cuantos regalos!) para los Juegos Olímpicos de Londres con
20€ de saldo.
No me puedo creer tener tanta suerte en
un solo día. Una tarjeta oro (ojo, sin haberla solicitado! Gracias
Universo!) y 20€ euros de regalo para las Olimpiadas en Londres. El
sueño de mi vida, las Olimpiadas de Londres! Prácticamente con esto ya
cubro mi viaje, estancia y entradas a los eventos. Y todo gracias a la
generosidad de La Caixa, la de todos. Se me saltan las lágrimas de
emoción.
No hace falta que me lea las dos páginas
de letra pequeña que vienen también dentro del sobre. Puedo imaginar lo
que dicen. A esta fantástica entidad bancaria que emplea humildes
princesas para tareas humanitarias y sociales, seguro que se le ha
ocurrido que la mejor manera de que los españolitos de a pie podamos
superar esta CRISIS es enviándonos a cada uno una Visa
Oro. El gran sueño del Estado del Bienaparentar. Me alegro de que
mientras dure este “duro periodo” alguien haya pensado – por fin- en
nosotros y nos vaya a sufragar los gastos mínimos vitales: noches con
“acompañante”, vacaciones exóticas, safaris para cazar elefantes, yates
de lujo, cenas en los paradores nacionales, coches con xofer, trajes a
medida… vaya, cosas imprescindibles para el subsistir diario.
Es lógico que accionistas con tanto
excedente económico hayan pensado, por fin, que todos nos merecemos algo
del pastel. España somos todos ¿no?
PD: Aún así, como no creo merecer tal
regalo, y mi deseo es apretarme el cinturón como nos aconseja nuestro
presidente (qué duro ser político! El pobre tuvo que prometer que no
habría subida del IRPF, ni de los impuestos, ni copago, ni rescate… y
miren dónde estamos. Debe estar sufriendo tanto que no me lo puedo ni
imaginar). Lo que decía, si algún accionista me lee, por favor dígnense
anularme la tarjeta, porque como me llegue algún cargo por expedición o
mantenimiento de esta Visa Oro a mi cuenta corriente, no sé si los Mossos
podrán controlar mi furia. Y no es cuestión de ser políticamente
incorrecta o de usar la violencia. Tal placer lo dejo para ellos.
Alícia Ninou
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