Según la mirada de la biodescodificación,
todas las enfermedades tienen entre sus causas, un fuerte componente
emocional. El hígado tiene funciones de almacenaje, de depuración y de
metabolismo en el cuerpo. Se podría decir que todo aquello que
ingerimos, nos untamos en la piel, nos ponemos en el cabello, pasa por
el hígado. Es el gran laboratorio.
Este órgano está vinculado con tus
comportamientos y sobre todo con tu adaptación a los cambios y las
diferentes circunstancias de la vida. Las emociones negativas (pena,
angustia, odio, envidia, agresividad) pueden trabar el buen
funcionamiento de tu hígado. Este órgano tiene la capacidad de acumular
mucha tensión en su interior y es allí donde se depositan los
pensamientos negativos que no expresas o resuelves.
Cuando nuestro hígado presenta alguna falla funcional, algún síntoma, se debe a que estamos viviendo un conflicto emocional.
Hígado Graso
Las personas que presentan hígado graso
sienten emoción total de “me están matando”. Tal vez yo tomo muchos
medicamentos, sé que se filtran por el hígado, y doy por hecho que me
van a matar. “Estas medicinas me están matando”. Tal vez yo sospecho que
alguien quiere envenenarme (real o simbólico). “Esta persona a mi lado
me está matando, me intoxica”. Y automáticamente, el hígado retiene
grasas, para protegerse del envenenamiento (real o simbólico).
¿Qué conflicto emocional estoy viviendo?
Los problemas del hígado se manifiestan
cuando la persona hace demasiado, se preocupa por todo lo que sucede a
su alrededor en lugar de digerirlo bien, es decir, adaptarse a los
acontecimientos. Tiene miedo de las consecuencias, sobre todo de fallar
en algo. Esta dificultad de adaptación a una situación nueva le hace
sentir mucho enojo y descontento. Estos problemas también indican una
actitud depresiva, aun cuando sea inconsciente.
Otro conflicto emocional que puede dañar
el hígado, es el espiritual. El tener dudas sobre mi fe, sobre mi
porvenir, tener una fe que si bien existe, me provoca incertidumbre y
dudas y me hace sentir vacío, sin “alimento” (espiritual).
Otro conflicto posible, es el tener una familia conflictiva, en la
que yo soy el salvador. Por lo tanto, yo creo un sentimiento de: “Mi
familia me come el hígado”. Me tienen harto. Por lo tanto, yo debo crear
“mucho hígado” para soportar situaciones difíciles y cotidianas.
En metafísica, el
hígado es el lugar del enojo reprimido. La persona afectada por los
problemas hepáticos suele ser del tipo que no se ofende porque se siente
indefensa, incompetente ante las ofensas. Se muestra en desacuerdo con
los que se ofenden, sobre todo con aquellos que pierden el control,
porque ella se esfuerza mucho para no demostrar nada. Siente amargura y
tristeza. Cuando lleva ya mucho tiempo reprimiéndose, en lugar de sufrir
un ataque de enojo y desahogarse, sufre una crisis hepática.
¿Cómo libero esa emoción biológica?
Debido a que el hígado tiene una función
vital en la coordinación de las diferentes funciones del cuerpo humano,
un problema en este órgano indica que te estás olvidando de coordinar
bien lo que sucede en tu vida. En lugar de adaptarte a los
acontecimientos y a las personas, los juzgas, quieres cambiarlos y te
bloqueas internamente al poner demasiada atención a lo que ocurre en tu
mente.
Cada enojo interno es una indicación de
que te olvidas de ponerte en el lugar del otro y de que quieres tener
razón. Por lo tanto, te sientes ofendido con facilidad. Tu hígado te
indica que debes dedicar tiempo a acomodar dentro de ti lo que pasa a tu
alrededor antes de sacar conclusiones con demasiada rapidez. También te
dice que tienes todo lo necesario para defenderte.
Fuente: Akasha Sanación Integral
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