Una de las teorías que más está ganando terreno en la neurociencia, conocida como "la teoría de información integrada", fue propuesta por el neurocientífico Giulio Tononi. Según algunas interpretaciones modernas esta teoría parece coincidir con la explicación de la conciencia que dio Platón hace unos 2 mil 400 años, si bien los griegos no tenían una palabra equivalente a "conciencia" (se utilizaban palabras como "psique", 'psyché', "inteligencia", 'nous' o "ser", 'ousia').
La teoría de Tononi se basa en la noción central de que para que la conciencia exista debe tener un poder "causa-efecto" en sí misma. Según Melanie Boly, colega de Tononi, para que la conciencia exista debe tener un efecto, debe poder hacer una diferencia, aunque sea pequeña, en algo más. "La conciencia existe para sí misma y por sí misma. Así, debe tener causa y efecto en sí misma".
Boly dijo a la revista Quartz que esta teoría en realidad no es del todo novedosa, aunque actualmente está tomando una forma científicamente rigurosa. De hecho se encuentra en la obra de Platón, quien describió a la conciencia (empleando la palabra "ser") como "poder". En el diálogo El sofista, Platón escribió:
Mi noción es que cualquier cosa que posee cualquier tipo de poder de afectar a otra cosa, o ser afectada por una otra, aunque sea por un solo momento, y no importa cuán menor sea la causa y mínimo sea el efecto, tiene existencia real; y mantengo que la definición del ser es simplemente poder.
Platón veía el cosmos como un único animal vivo e inteligente compuesto de todos los otros seres como si fueran células, un vasto organismo inteligible (y seguramente consciente, aunque esta palabra no era usada). La definición con la que coquetea ahora la ciencia significa necesariamente que la conciencia es algo común a todos los seres vivos y quizás incluso podría extenderse a todos los objetos.
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