Introducción:“Conócete a ti mismo” Inscripción en el Templo de Apolo (Delfos, Grecia)
Todos nacemos con algún tipo de constitución biológica particular y una forma natural de ser y de reaccionar, o sea, un temperamento.
Desde hace miles de años se han propuesto muchas teorías sobre el temperamento básico de los seres humanos y muchas clasificaciones diferentes de su tipología. (La Ayurveda, la de Hipócrates, la astrológica, la de William Sheldon, y muchas otras más).
Existen, además, diferentes criterios respecto de cómo se originan estas modalidades: cuánto es biológico o hereditario, cuánto depende del momento de la concepción y de la gestación y cuánto depende de las experiencias infantiles, las circunstancias familiares y la educación.
También hay diversos puntos de vista respecto de si es posible modificar el temperamento a lo largo de la vida y de qué tipo de entrenamientos, procedimientos o tratamientos, pueden ayudar a este respecto.
Cabe destacar, que los seres humanos somos muy complejos y que cualquier clasificación o descripción es sólo un mapa orientativo para organizar nuestra observación y conocimiento. Dada la riqueza de nuestros rasgos y características, ninguna persona -como es sabido- puede ser descripta fielmente sólo por su temperamento básico.
Las personas altamente sensibles o 'PAS':
Este temperamento fue denominado e investigado por la Dra. Elaine Aron, que lo estudió como un rasgo en sí mismo, sin incluirlo en una tipología más amplia. De la misma manera que alguien podría estudiar el temperamento de las personas muy arriesgadas, sin necesidad de incluirlas en una tipología que incluyera a otras, poco arriesgadas o cautelosas.
Si bien todos los seres humanos somos sensibles, existen algunas personas más sensibles que otras, como también algunos animales y plantas que lo son más que otros.
La Dra. Aron, investigó el rasgo de la sensibilidad, su don y las dificultades típicas de estas personas. Formuló una teoría sobre ellas, y propuso diversos conceptos y prácticas para el desarrollo de su don y para el manejo de las dificultades o los inconvenientes que se derivan de sus características particulares.
Características habituales de las PAS
Las PAS tienen una diferencia de grado e intensidad en cuanto a la recepción y la respuesta a los estímulos. Esto no las hace mejores o peores que las personas que tienen otro tipo de sensibilidad. Es sólo una forma de ser y de reaccionar.
En cuanto a la recepción: su percepción es más detallada en algunos aspectos, más permeable que la de las personas con otro tipo de sensibilidad. Como si las PAS tuvieran menos filtros respecto de algunas cosas.
Por otra parte, su forma de reaccionar o de responder a los diversos estímulos suele ser variable e intensa.
Si bien todas las PAS son diferentes, podemos encontrar en ellas una serie de rasgos habituales. Aunque no todas las PAS tienen todos estos rasgos, ni tampoco en la misma medida; algunos de los más comunes son:
- Agudeza sensorial: tienen mayor sensibilidad en el sentido del olfato, el gusto, la vista, el tacto, y/o el oído.
- Reaccionan con intensidad a algunos sabores, olores, imágenes, texturas o sonidos.
- Los ruidos suelen perturbarlas.
- Se sienten abrumadas cuando hay demasiados estímulos.
- Se sienten incómodas en las multitudes o en situaciones de hacinamiento.
- El clima suele afectar su estado de ánimo.
- Tienen reacciones emocionales intensas frente a situaciones internas y externas.
- Experimentan cambios de humor sin motivo aparente.
- Perciben los cambios sutiles de su cuerpo y sus emociones.
- Perciben los cambios sutiles del entorno y de otras personas.
- Se sienten heridas con facilidad.
- Son empáticas, sienten las emociones de otros como propias.
- Son intuitivas.
- Son compasivas y cuidadosas
- Suelen ser cautelosas y previsoras.
- Se preocupan por los demás y por las situaciones.
- Están pendientes de la aprobación de los demás y se sienten afectadas frente a la desaprobación.
- El enojo de los demás las perturba.
- Prefieren mantener la armonía, evitar los conflictos y la violencia.
- Tienden a cumplir las normas y los acuerdos, y esperan que los demás también las cumplan.
La base biológica
Aún se desconoce cuál es la relación entre biología y temperamento. O sea, cuáles son los factores fisiológicos u orgánicos que inciden en que seamos de una manera o de otra.
La Dra. Aron sostiene que el sistema nervioso de las PAS se excita con más facilidad e intensidad, que el de las no PAS. Más allá de que aún no se sabe exactamente cuál es la causa o el mecanismo por el que su sistema nervioso se excita más, lo que se sabe es que esto les ocurre.
Otro indicador que se ha medido es el hormonal. Cuando las personas se estresan su organismo segrega más cortisol. Se ha observado que las PAS segregan cortisol con mayor frecuencia, porque se estresan con más facilidad que las no PAS. Esto puede ser una desventaja, pero también una ventaja. Responder más intensamente a los factores de estrés puede llevar a que se tenga más consciencia de algunas cosas, y a iniciar las acciones necesarias para modificar aquello que lo provoca.
Lo que las PAS necesitan saber
Debido a que su sistema nervioso es fácilmente excitable, a que son algo más propensas al estrés y a que se sienten emocional y mentalmente abrumadas con la sobre-estimulación, las PAS necesitan darse tiempo y condiciones apropiadas para restablecer su balance.
Generalmente necesitan:
Momentos de silencio y quietud.
Aislarse algún tiempo de ciertos estímulos y/o de otras personas.
Regular la interacción social y la comunicación con otros.
Tiempo para procesar las situaciones.
Acciones, pensamientos y/o recursos que las ayuden a balancearse, física, emocional y/o mentalmente (como dormir un rato, darse una ducha, caminar, escuchar música, tener una charla íntima con otra persona, etc.).
Aprender a valorar su sensibilidad y reconocer sus beneficios (percepción de sutilezas, empatía y comprensión, consciencia de los riesgos, intuición, etc.).
Una técnica para “bajar el volumen”
Cada persona necesita encontrar y reconocer qué es lo que le resulta efectivo en cada momento, de acuerdo con su situación, estilo y preferencias. Hay algunos ejercicios, que suelen ser útiles para la mayoría de las personas, que nos ayudan a balancearnos, tales como la respiración consciente y pausada, los movimientos suaves y la relajación.
Existen además, otro tipo de prácticas, en las que se utiliza la imaginación, que pueden favorecer o generar estados de mayor armonía. Uno puede imaginar, por ejemplo, que está en un lugar tranquilo y reparador o imaginar que algo o alguien lo repara (como una cascada, la brisa, los rayos del sol, o bien un sanador o ser espiritual, por ejemplo).
Un ejercicio de imaginación, particularmente útil para las PAS, que se puede hacer sentado o acostado, es el que sigue:
Toma unas cuantas respiraciones profundas con los ojos cerrados.
Relaja el cuerpo desde los pies a la cabeza.
Imagina una perilla o una barra de volumen, con numeración, que indica un volumen máximo de 10 puntos y uno mínimo de 0 puntos. El puntaje equivale en este caso al grado de abrumamiento que sientes.
Fíjate en qué punto está la perilla o la barra de volumen en el momento en que la ves en tu imaginación. Este puntaje refleja el grado en que te sientes abrumado/a al presente.
Ahora, baja el volumen de la perilla o de la barra al punto que te parezca apropiado, y dale unos minutos a tu cuerpo para que sienta la diferencia.
Vuelve a tomar unas cuantas respiraciones profundas y relajate por unos minutos más.
Si es necesario, repite varias veces el quinto paso.
Este tipo de ejercicios pueden producir efectos inmediatos o no tan inmediatos. Es decir, muchas veces es necesario repetirlos varias veces antes de sentir sus efectos.
Generalmente, cuanto más los repetimos, más efectivos se vuelven. Pero eso no quiere decir que al hacerlos dejemos de necesitarlos. Quiere decir, más bien, que tenemos un recurso disponible para regular, en unos pocos minutos nuestro estado, todas las veces que sea necesario. En un estado más calmado podemos reflexionar mejor sobre nuestra situación y ver luego cuáles son los otros pasos a seguir.
Esperamos que esta síntesis te ayude a valorar tu don y a regular sus inconvenientes. Todos los humanos necesitamos aprender a lidiar con algún rasgo, todos necesitamos conocernos y armonizarnos. Eso es, en definitiva, lo que nos ayuda a crecer y a transformarnos.
Eugenia Lerner
Eugenia se licenció en Psicología en la Universidad Nacional de Buenos Aires, en 1976 y fue terapeuta sistémica del Centro Privado de Psicoterapia durante 12 años.
Durante más de diez años viajó con frecuencia a Estados Unidos, para realizar su entrenamiento chamánico con destacados maestros: con el antropólogo Michael Harner, director de la Foundation for Shamanic Studies, con el Dr. Serge Kahili King, director de Huna Inernational y con Tom Brown, director de Tracking, Nature and Wilderness Survival School.
Publicado por Tahíta
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