Requiere
este capítulo muy cuidadosa lectura, por la gran importancia que para
el bienestar físico tiene lo que vamos a exponer aunque no sea muy
agradable.
La
cloaca intestinal, cuando no se procura su buen funcionamiento, por
incomprensión o descuido, causa gran número de trastornos y dolencias
que alteran la salud del indivíduo, a veces gravemente.
La
cefalalgia, la acidez de estómago, la dispepsia, la índigestión, la
acedía y otros trastornos proceden en gran parte, si no por completo, de
la obstrucción intestinal.
Los
granos, las costras y erupciones de la piel, la saburra de la lengua,
el sudor maloliente, los estados febriles, Ia fetidez del aliento, la
nerviosidad y muchos otros síntomas, derivan sobre todo de la pestilente
y embozada cloaca que tantos llevan consigo sin saberlo.
El
intestino grueso y especialmente los tres sectores de la porción
denominada colon están expeditos en la mayoría de los animales y en las
personas de vida saludable y normal.
No los obstruyen materias excrementicias y quedan libres de ellas por evacuaciones naturales.
No
obstante, en la mayoría de las gentes que se creen civilizadas, pocas
veces funciona normalmente el colon, y se cree que las siete décimas
partes de dichas personas sufren en mayor o menor grado algunas de las
varias formas de estreñimiento y constipación.
Los
informes de los hospitales prueban que de 500 casos en que se observó
el colon después de la muerte del enfermo, en la autopsia, sólo 50 lo
tenían en condición normal , los demás se encontraban obstruidos por
materias fecales endurecidas..
Conocen
los yoguis de la India esta circunstancia desde hace muchos siglos, y
también ahora la reconoce la moderna patología occidental.
Aun entre quienes se ufanan de tener todos los días una evacuación natural, suele manifestarse cierta obstrucción.
"Si
los excrementos son negruzcos o de color verde oscuro será indicio de
que han estado acumulados desde tiempo atrás en el intestino.
"La
absorción de las heces por la mucosa del intestino grueso ocasiona
diversas enfermedades, entre ellas la anemia, fetidez de aliento,
erupciones cutáneas, trastornos cardíacos, fiebres palúdicas y
tifoideas, vértigos, jaquecas, etcétera.
"La
excesiva distensión del intestino ciego y del asa sigmoidea del colon
amenaza ocasionar la hidropesía y el entumecimiento de las piernas y
calambres."
De este modo la fisiología occidental corrobora las enseñanzas índicas del Yoga Hatha.
Se
infiere de todo lo expuesto que la necesidad del baño interno deriva
del incumplimiento de las leyes fundamentales de la Naturaleza en lo
relacionado con las evacuaciones intestinales.
Los
hábitos viciosos de la vida seudocivilizada son causa de tal
quebrantamiento, pues el hombre primitivo vivía en contacto con la
Naturaleza, del mismo modo que los animales salvajes, y los trastornos
derivados de la acumulación de heces en el intestino grueso no lo
afectaban
Pero,
como nos encontramos en presencia de las condiciones establecidas por
la errada civilización, es imprescindible que la ciencia proporcione una
terapéutica capaz de curar la obstrucción intestinal e impedir que se
reproduzca.
"Pero
las acumulaciones más peligrosas son las de menor tamaño, pues por de
pronto, no molestan y pasan inadvertidas, de suerte que muchísimas
personas las tienen sin sospecharlo, hasta que cualquier incidente
acelera sus morbosos efectos.
"Dichas
personas se satisfacen con evacuar diariamente; pero su color cetrino,
su lengua sucia y sobre todo el aspecto de sus deposiciones bastan para
afirmar que son víctimas del estreñimiento.
La
evacuación diaria no prueba que el intestino grueso esté libre de
acumulaciones fecales, pues precisamente los casos más graves de
estreñimiento que hemos tenido fueron aquellos en 'que el sujeto
evacuaba diariamente.
"El color de las. deposiciones facilita el diagnóstico de la acumulación intestinal.
La
peor característica de un intestino grueso obstruido es quizá que se
convierte en semillero de innumerables gérmenes patógenos que,
introducidos en la sangre por absorción,, emponzoñan todos los órganos
del cuerpo.
Investigadores
eminentes, dedicados a esta importantísima cuestión, descubrieron que
la mayor parte de las morbosas condiciones del organismo humano, que
degeneran en las distintas enfermedades, son síntomas de una sola causa
básica y tienen origen en los gérmenes patógenos que se desarrollan en
las pútridas acumulaciones fecales del intestino grueso.
Se
han generado estos gérmenes en las hediondas acumulaciones
intestinales, y absorbidos por la mucosa del colon, pasaron a la sangre,
que con ellos contaminó todos los órganos del cuerpo, en donde dejó
semillas de enfermedad, dolor, muerte y destrucción.
Por
eso, mucho más cuerdo que entretenerse sin combatir los síntomas es
atacar el mal de raíz, resueltamente, y conjurar las condiciones que
ocasionaron el trastorno.
No
es posible que goce de salud cabal quien tiene en el organismo una
oculta y hedionda cloaca propagadora de malsanas emanaciones que afectan
a todo el cuerpo.
Debemos evitar la contaminación de la sangre, el encenagamiento de la fuente de la vida fisiológica.
La
acumulación de desechos en el intestino grueso repercute en el estómago
y en el intestino delgado, y provoca la indigestión y la dispepsia a
causa de impedir el paso natural de los alimentos por el tubo digestivo.
Es
así porque, retenidas más tiempo del necesario en el estómago y en el
intestino delgado, porque el grueso les impide el paso, las materias
alimenticias están expuestas a fermentar y acedarse, produciendo
flatulencias molestas, hiperclorhidria y otros trastornos digestivos.
Además, se perjudican el hígado y los riñones, cuyo funcionamiento es entorpecido.
La fiebre no tarda en aparecer y el organismo sucumbe a las condiciones morbosas.
La
Naturaleza se vale de los riñones y de la piel para eliminar del
organismo muchos desechos; pero ambos órganos excretores concluyen por
rendirse y fatigarse.
La piel se llena de granos, costras, verrugas y otras erupciones más o menos herpéticas.
Todo
esto y mucho más procede de la suciedad intestinal, pues en tales
circunstancias el colon es como una cloaca que nunca se atiende
debidamente
Para que los síntomas morbosos desaparezcan basta con desinfectar la cloaca.
En conclusión, podemos decir que el embozado intestino grueso
produce la septicemia o envenenamiento de la sangre.
Y
como la sangre es la fuente de que se nutre todo el organismo, el
manantial de vida fisiológica, por así decirlo, se comprende fácilmente
que si conseguimos eliminar del manantial de vida el tóxico que lo
contamina, el fluido vital circulará libre y puro, llevando en sí
fuerza, salud y vigor, en vez de enfermedad, dolor y muerte.
Este
asunto nos parece de sobra importante para merecer la atención de
cuantos consideren la salud como el mayor bien de la vida física.
La
corriente medicina alopática acierta por una parte cuando aconseja
mantener el "vientre libre"; pero se equivoca, a nuestro modo de ver, en
la exposición de los medios para lograr el expedito funcionamiento del
tubo digestivo y el de los intestinos en particular.
Una vez explicadas las condiciones del mal, veamos cuáles pueden ser sus remedios.
El
baño interno, denominado también irrigación intestinal, consiste en
inyectar uno o dos litros de agua caliente en el intestino grueso, de
manera que el chorro llegue al colon para remover los grumos de materias
fecales que envenenan el organismo, al mismo tiempo que dar un baño
suave de humedad a los riñones.
Parece
tan sencillo este procedimiento, que quien no ha ya estudiado el
problema diga o piense, quizá, que los médicos e higienistas
occidentales no hubieran desconocido o desecha un tratamiento tan simple
en el caso de no presentar algún grave inconveniente.
La
sencillez, precisamente, es el carácter de la verdad, y por la
sencillez del procedimiento no se les hubiera ocurrido jamás a los
terapeutas occidentales, pero hace unos años cayeron en la cuenta de los
graves peligros que suponía para la salud la obstrucción intestinal y
aun la aglomeración de materias fecales endurecidas en las cavidades o
alvéolos de las paredes internas del colon.
No
aconsejamos, por lo tanto, el, uso constante del baño interno o
irrigación intestinal, sino lo contrario precisamente, esto es, que sólo
se ha de administrar cuando se tengan indicios vehementes de la
aglomeración de heces en el intestino grueso y particularmente en el
colon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario