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14 dic 2015

Desintoxícate o muere: terapias naturales de radio-protección para tolerar la contaminación nuclear de Fukushima

Desintoxícate o muere: terapias naturales de radio-protección para tolerar la contaminación nuclear de Fukushima
Lentitud en el reconocimiento de los problemas evidentes y las demoras resultantes en la prevención de la exposición y la mitigación de los efectos se encuentra en la puerta de los defensores de la energía nuclear que están más interesados ​​en preservar el statu quo que en ayudar a millones de personas inocentes que están sufriendo por causas ajenas a su propia cuenta. – Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. and Yablokov, Chernóbil: consecuencias de la catástrofe para las personas y el medio ambiente.

El humo se eleva de la unidad 3 de la planta nuclear Dai-ichi en Fukushima el lunes 14 luego de la segunda explosión de hidrógeno.
Tenemos informes contradictorios por parte de las principales fuentes de noticias respecto a la emergencia nuclear en Fukushima, Japón. Algunos dicen que no es tan mala como la catástrofe de Chernóbil, otros dicen que será mucho peor que Chernóbil. ¿Qué conclusión podemos sacar de esto? ¿En quién podemos confiar?


Con el actual estado de las cosas, creo que es lo suficientemente razonable esperar y prepararse para lo peor, mantener las esperanzas y aceptar lo que venga. Es con este razonamiento que me dispuse a revisar la bibliografía disponible sobre terapias accesibles y alternativas en caso de desastres nucleares así como la evidencia sobre la catástrofe de Chernóbil. Lo que descubrí fue impactante pero también descubrí que existe un conocimiento esencial y bien documentado que puede protegerte a ti y a tus seres queridos.
Este artículo incluye una revisión de la publicación Chernóbil: Consecuencias de la catástrofe para las personas y el medio ambiente que apareció en Annals of the New York Academy (2009). Los autores – Alexey V. Nesterenko (Instituto de Seguridad Radiactiva (BELRAD), Bielorrusia) y Alexey V. Yablokov (Academia de Ciencias Rusa) junto a Vassily B. Nesterenko – resumieron información de varios cientos de ensayos científicos y otros materiales, incluyendo exitosas y ampliamente disponibles terapias naturales. También existen numerosos estudios sobre tratamientos alternativos efectivos en caso de radiación. Te dará una clara idea de qué esperar y qué puedes hacer en caso de un desastre nuclear como el de Japón.
Esta es una cuestión que nos afecta a todos ya que ningún país del mundo es capaz de proveer protección total ante la radiación para los que viven en áreas afectadas y que se alimentan con productos locales contaminados con radiación.

Una lección de la historia o qué esperar: la catástrofe de Chernóbil

Solo tenemos que mirar hacia atrás a Chernóbil para comprender por qué estamos observando tantos informes conflictivos y escasa información sobre lo que realmente está sucediendo en Japón.
En los últimos días de la primavera y el comienzo del verano de 1986, hubo una fuga de radiactividad en la planta de energía de Chernóbil que cayó sobre cientos de millones de personas. Los niveles de radionúclidos resultantes fueron cientos de veces mayores que los de la bomba atómica de Hiroshima.
Las vidas normales de cientos de millones quedaron destruidas. Hoy, más de 6 millones de personas viven en tierras con peligrosos niveles de contaminación. Más de 20 años después de la catástrofe, debido a la migración natural de radionúclidos, las peligrosas consecuencias en estas áreas no han desaparecido, sino que han aumentado y continuarán haciéndolo durante varios años.

Como es habitual, las autoridades proveyeron las menores medidas financieras posibles en terapias de desintoxicación y de control del desastre mientras negaban los hechos y la evidencia documentada respecto a los peligrosos niveles de radiación entre la población, alimentos y el medio ambiente.
¿Les suena familiar? Esta actitud ha sido la norma en lugar de la excepción.
Como resultado de la catástrofe, 40% de Europa resultó contaminada con peligrosa radiactividad. Asia y Norteamérica también quedaron expuestas a importantes niveles de desechos radiactivos. Según Yablokov et al., la afirmación por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), el Comité Científico de Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica (UNSCEAR), y varios otros grupos de que el desastre radiactivo de Chernóbil sumó “solo” un 2% a la radiación natural ignora varios hechos:
“En primer lugar, muchos territorios siguen teniendo niveles peligrosamente altos de radiación. En segundo lugar, se han esparcido elevados niveles de radiación a lo largo y ancho en las primeras semanas de la catástrofe. En tercer lugar, habrá décadas de contaminación crónica de bajo nivel después de la catástrofe. En cuarto lugar, todo aumento de la radiación nuclear tiene un efecto tanto somático [cuerpo] como en las células reproductivas de todos los seres vivientes”.
Otra importante lección de la experiencia de Chernóbil es que los expertos y organizaciones relacionadas con la industria nuclear han descartado e ignorado las consecuencias de la catástrofe. Fue solo después de 8 o 9 años de la catástrofe que las autoridades de la salud finalmente comenzaron a admitir el universal aumento de cataratas entre la población. Lo mismo ocurrió con el cáncer de tiroides, leucemia y desordenes orgánicos del sistema nervioso central.
Además, se sabe que el porcentaje de productos alimenticios con excesiva contaminación radiactiva según los niveles oficiales permitidos no disminuyeron durante 14 años luego de la catástrofe de Chernóbil en 1986. Por el contrario, este porcentaje empezó a incrementarse en 1996. A pesar del secretismo oficial, la imagen completa de la contaminación alimenticia por Chernóbil en países tan lejanos como EE.UU. finalmente comenzó a emerger:
“Muchas personas sufren de la continua radiación crónica de baja dosis 23 años después de la catástrofe, principalmente debido al consumo de alimentos radiactivamente contaminados. Una importante consideración es el hecho de que dada una dieta idéntica, la exposición de un niño a la radiación es entre 3 y 5 veces mayor que la de un adulto. Ya que más del 90% de la carga radiactiva en nuestros días se debe al Cesio-137, que tiene una vida promedio de unos 30 años, las áreas contaminadas seguirán siendo peligrosamente radiactivas por las próximos tres siglos.
“Los niños que tienen el mismo menú que los adultos, obtienen cinco veces más la dosis por su menor peso y sus más activos procesos metabólicos. Los niños que viven en pueblos rurales obtienen una dosis de cinco a seis veces mayor que los niños de la misma edad que viven en la ciudad.
“La exposición diaria a pequeñas cantidades de radionúclidos (mayormente Cs-137) es virtualmente inevitable ya que se introducen al cuerpo con la comida (más del 94%), con el agua potable (más del 5%), y por el aire (cerca del 1%). La acumulación de radionúclidos en el cuerpo es peligrosa, principalmente para los niños, y para aquellos que habitan en los territorios contaminados donde se presentan elevados niveles de Cs-137 en la producción local de alimentos. La incorporación de radionúclidos es ahora la principal causa de deterioro de la salud pública en los territorios contaminados.
“La experiencia ha demostrado que los actuales sistemas oficiales de monitoreo de radiación son inadecuados (no solo en los países de la ex Unión Soviética). En general, los sistemas cubren territorios de manera selectiva, no miden a cada persona, y habitualmente ocultan importantes hechos a la hora de publicar información. El factor en común entre todos los gobiernos es minimizar el gasto por el cual no son directamente responsables, tales como la fusión de Chernóbil, ocurrida hace 23 años. En consecuencia, las autoridades no están dispuestas a obtener evidencia objetiva de la contaminación radiactiva en las comunidades, personas o alimentos.
“Debemos aceptar la responsabilidad no solo por nuestra propia salud, sino por la de las futuras generaciones de humanos, vegetales, y animales, que pueden ser perjudicadas por mutaciones como resultado de la exposición incluso a la menor cantidad de contaminación radiactiva. [Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. y Yablokov]
El desastre de Chernobyl

Todas las personas que viven en territorios altamente contaminados por Chernóbil siguen expuestos a radiación crónica en bajas dosis. Sin el equipamiento especial para identificar niveles de contaminación medioambiental, es imposible saber qué niveles de radionúclidos hay en nuestra comida y agua, y que hayan sido incorporados a nuestro cuerpo.
Los elementos radiactivos Cesio-137 (Cs-137), Estroncio-90 (Sr-90), Plutonio (Pu), y Americio (Am) fugados de Chernóbil se concentran en las raíces de plantas y ahora se sabe que seguirá sucediendo por décadas, incluso por varios cientos de años en el futuro. Productos agrícolas han contenido – y seguirán conteniendo – radiactividad en todos los países del hemisferio norte contaminados por Chernóbil.
El nivel de incorporación de radionúclidos en nuestros cuerpos varía según cada órgano. En Chernóbil los órganos más afectados (en las autopsias) fueron la glándula tiroidea, las glándulas adrenales, el páncreas, el timo, el músculo esquelético, bazo, corazón e hígado (en orden decreciente).
La glándula tiroidea es la más afectada ya que el yodo radiactivo (Yodo-131) se adhiere a ella, haciendo de la terapia con suplementos de yodo no radiactivo una terapia fundamental en caso de radiación nuclear. El yodo natural se adherirá a la tiroides, evitando que el yodo radiactivo se adhiera a ella. La afectación de las adrenales es digna de atención, ya que hubo muchas “nuevas” enfermedades surgidas luego del desastre de Chernóbil cuyos síntomas se asemejan a los de la fatiga adrenal.
La cantidad de víctimas fatales por Chernóbil entre 1987 a 2004 alcanzó casi los 417.000 en otras partes de Europa, Asia, y África, y casi 170.000 en Norteamérica, llegando a un total de casi 824.000 muertes en todo el mundo. Este número de víctimas de Chernóbil seguirá aumentando por varias generaciones.

Información sobre la radiación

El envenenamiento por radiación daña los tejidos de los órganos por la excesiva exposición a la radiación iónica. La misma consiste en partículas u ondas electromagnéticas que están lo suficientemente energizadas como para separar los electrones de los átomos o moléculas, ionizándolos en consecuencia. Los efectos de la ionización directa de partículas o fotones producen radicales libres, que son átomos o moléculas que contienen electrones disparejas, y que tienden a ser especialmente reactivos químicamente debido a su estructura eléctrica.
Esto quiere decir que se transforman en iones químicamente inestables y altamente reactivos a medida que se forman los radicales libres. Estos inestables derivados metabólicos buscan estabilizarse ‘robando’ un electrón de reemplazo a cualquier molécula vecina, incluso dejando en su camino más moléculas dañadas. Así es como se producen los radicales libres que causan inflamación en nuestros cuerpos, un proceso que es mejor conocido como estrés oxidativo, daño oxidativo o peroxidación lipídica. La oxidación incluso puede causar cambios debilitantes a tu ADN. Es por esto que los anti-oxidantes son tan importantes. Los antioxidantes ayudan a contrarrestar o neutralizar a los radicales libres antes que puedan dañar nuestras células saludables dándoles una mano (en realidad, un electrón) cuando se necesita estabilizar. Esta es la razón por la cual nos gusta tanto los antioxidantes como la vitamina C, E, carotenoides, resveratrol, taurina, coenzima Q10 y melatonina, por mencionar unos pocos.

Síndromes médicos

La radiación nuclear o ionizada que penetra el cuerpo puede afectarlo de diversas formas, y los efectos adversos a la salud de la exposición extrema a la radiación podrían no ser aparentes por varios años.
En cuanto a los desórdenes específicos de la salud asociados con la radiación de Chernóbil se sabe que hubo un aumento de la morbilidad y la prevalencia de los siguientes grupos de enfermedades:
  • Sistema circulatorio (debido principalmente a la destrucción radiactiva del endotelio, el revestimiento interno de los vasos sanguíneos).
  • Sistema endocrino (especialmente problemas no malignos de la tiroides).
  • Sistema inmune (“SIDA de Chernóbil”, aumento de la incidencia y severidad de todas las enfermedades).
  • Sistema respiratorio.
  • Tracto uro genital y desórdenes reproductivos.
  • Sistema musculo esquelético (incluyendo cambios patológicos en la estructura y composición de los huesos: osteopenia y osteoporosis).
  • Sistema nervioso central (cambios en los lóbulos frontales, temporales, y occipito parietales del cerebro, llevando a una disminución de la inteligencia y trastornos mentales y de comportamiento).
  • Ojos (cataratas, destrucción vítrea, anomalías de refracción, y trastornos conjuntivos).
  • Tracto digestivo.
  • Malformaciones y anomalías congénitas (incluyendo defectos múltiples en miembros y cabeza que previamente eran raros).
  • Cáncer de tiroides (Todos los pronósticos respecto a este tipo de cáncer han sido erróneas; los cánceres de tiroides relacionados a Chernóbil comienzan rápidamente y se desarrollan agresivamente, tanto en niños como adultos. Después de la operación la persona es dependiente de medicamentos hormonales de reemplazo de por vida.)
  • Leucemia (cáncer de la sangre) no solo en niños y liquidadores, sino en la población adulta general de los territorios contaminados.
  • Otros neoplasmas malignos.
[Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. y Yablokov, Chernobyl: Consecuencias de la catástrofe para las personas y el medio ambiente.]
Otras consecuencias para la salud de la catástrofe de Chernóbil incluyen:
  • Cambios en el balance biológico del cuerpo, conduciendo a un mayor número de enfermedades severas por toxicidad intestinal, infecciones bacteriales, y sepsis.
  • Intensificación de infecciones y enfermedades parasitarias (por ejemplo, hepatitis viral y virus respiratorios).
  • Mayor incidencia de trastornos de la salud en niños nacidos de padres que recibieron radiación (tanto liquidadores como individuos que abandonaron los territorios contaminados), especialmente aquellos irradiados in útero. Estos trastornos, que involucran prácticamente a todos los órganos y sistemas del cuerpo, también incluyen cambios genéticos.
  • El catastrófico estado de salud de los liquidadores (especialmente liquidadores que trabajaron en 1986 – 1987).
  • Envejecimiento prematuro en adultos y niños.
  • Mayor incidencia de mutaciones somáticas múltiples y genéticas.
Chernóbil “enriqueció” el vocabulario médico con términos como “rejuvenecimiento del cáncer” (cancer rejuvenescence), así como también tres nuevos síndromes:
  • Distonía Vegeto-vascular” – regulación disfuncional del sistema nervioso involucrando al cardiovascular y otros órganos (también denominada disfunción autonómica del sistema nervioso), con signos clínicos que se presentan con el estrés como base.
  • Incorporación de radionúclidos de por vida” – trastornos funcionales y estructurales de los sistemas cardiovascular, nervioso, endocrino, reproductivo, y otros a causa de la absorción de radionúclidos.
  • Lesiones agudas por inhalación del tracto respiratorio superior” – una combinación de rinitis, picazón de garganta, tos seca, dificultades respiratorias, y acortamiento de la respiración a causa de los radionúclidos inhalados, incluyendo “partículas calientes”.
[Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. y Yablokov, Chernóbil: Consecuencias de la catástrofe para las personas y el medio ambiente.]
Varios otros síndromes nuevos, que reflejan una mayor incidencia de algunas enfermedades, aparecieron después de Chernóbil. Entre ellas:
  • Síndrome de fatiga crónica” – excesiva y constante fatiga, sin causa obvia, depresión periódica, pérdida de memoria, dolores musculares y en articulaciones, escalofríos y fiebre, frecuentes cambios de humor, sensibilidad en los nódulos linfáticos cervicales, pérdida de peso; también se lo asocia generalmente con disfunción del sistema inmune y trastornos del sistema nervioso central.
  • Síndrome de enfermedad radiactiva constante” – una combinación de excesiva fatiga, mareos, temblores y dolor de espalda.
  • Síndrome de envejecimiento temprano” – divergencia entre la edad física y cronológica con enfermedades características de los ancianos a edades tempranas.
Síndromes específicos de Chernóbil tales como “radiación in útero“, “SIDA de Chernóbil”, “Corazón de Chernóbil”, “miembros de Chernóbil”, y otros esperan descripciones médicas más detalladas y definitivas.
Pero el deterioro de la salud pública (especialmente en niños) en los territorios contaminados de Chernóbil 23 años después de la catástrofe no se debe al estrés psicológico o a la radio-fobia, o a la emigración… es sobre todo y principalmente debido a la irradiación de Chernóbil. Además del primer fuerte impacto de 1986, existe una exposición a los radionúclidos en dosis bajas crónicas y constantes.
Los factores psicológicos (“fobia a la radiación”) simplemente no guardan relación con las patologías descritas debido a que la proporción siguió aumentando durante algunos años luego de la catástrofe, mientras que la preocupación por la radiación había disminuido.

Infecciones en alza

Existe evidencia de una mayor incidencia y severidad de enfermedades caracterizadas por toxicidad intestinal, gastroenteritis, sepsis bacteriana, hepatitis viral, y virus respiratorios en áreas contaminadas por radionúclidos de Chernóbil (Batyan y Kozharskaya, 1993; Kapytonova y Kryvitskaya, 1994; Nesterenko et al., 1993; Busuet at al., 2002; y otros). Inestabilidades genéticas aumentaron notablemente en los territorios contaminados y resultó en una mayor sensibilidad a infecciones virales y otras infecciones (Vorobtsova et al., 1995).
Sea que la activación y dispersión de infecciones peligrosas se deba a mutaciones en los microorganismos (que los hace más patogénicos), discapacidad en las defensas inmunológicas de las poblaciones, o una combinación de ambas, aún no ha sido completamente contestado.
Un gramo de suelo contiene unos 2.500.000.000 de microorganismos (bacterias, microhongos, y protozoos). Más de 3 Kg. de la masa del cuerpo de un adulto humano está confeccionado de bacterias, virus, y microhongos. A pesar del hecho de que estos representan ecosistemas tan importantes y fundamentalmente vivos, hay solo escasa información sobre las diversas consecuencias microbiológicas de la catástrofe de Chernóbil. – Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. y Yablokov
Niños de Chernobyl

Hubo activación de retrovirus (Kavsan et al., 1992). La tuberculosis se volvió más virulenta en las áreas más contaminadas de Bielorrusia (Chernetsky y Osynovsky, 1993; Belookaya, 1993; Borschevsky et al., 1996). Desde 1993 a 1997 el virus de la hepatitis B, C, D, y G se activaron notablemente en áreas de Bielorrusia fuertemente contaminadas (Zhavoronok et al., 1998 a, b). Los virus del herpes se activaron fuertemente en los territorios contaminados de Bielorrusia entre 6 y 7 años después de la catástrofe (Matveev, 1993; Matveev et al., 1995; Voropaev et al., 1996). Entre las bacterias del suelo que acumulan Cs-137 más activamente se encuentran la Agrobacterium sp., Enterobacter sp. y Klebsiella sp. Una pronunciada reducción en la abundancia de bacterias intestinales saludables (bacteria bifidus) y una prevalencia de microbios de la clase Escherichia; en particular, un fuerte aumento de E. coli se ha notado en los intestinos de niños evacuados que viven en Ucrania.
Todos los microorganismos (virus, bacterias, hongos y protozoos) y comunidades microbiológicas en su conjunto sufren rápidos cambios luego de recibir cualquier irradiación adicional. El mecanismo de tales cambios es bien conocido: inclusión y aumento en la frecuencia de mutaciones por selección natural y preservación de genes benéficos que por alguna razón parecen más viables bajo las nuevas condiciones. Este mecanismo micro-evolutivo ha sido activado en todas las áreas contaminadas con radiación y conduce a la activación de viejos virus y la ocurrencia de nuevas formas de virus y bacterias. Salvo unos pocos, todos los microorganismos que fueron estudiados en los territorios afectados de Chernóbil sufrieron rápidos cambios en áreas altamente contaminadas.
Nuestro conocimiento actual es demasiado limitado como para comprender incluso las principales consecuencias de los inevitables cambios genéticos inducidos por la radiación en los diversos virus, bacterias, protozoos, u hongos que habitan en los intestinos, pulmones, sangre, órganos, y células de los seres humanos. La fuerte asociación entre carcinogénesis y virus (virus del papiloma, virus de la hepatitis, Helicobacter pylori, virus de Epstein-Barr, sarcoma de Kaposi, y virus del herpes) provee otra razón por la cual el promedio de cáncer aumentó en las áreas contaminadas por la radiación de Chernóbil (para una revisión, ver Sreelekha et al., 2003).
No solo el cáncer, sino también muchas otras enfermedades se relacionan con virus y bacterias. Cambios patológicos radiológicamente inducidos en la microflora de los humanos puede aumentar la susceptibilidad a infecciones, enfermedades inflamatorias de origen bacterial y viral (influenza, enfermedades intestinales crónicas, pielonefritis, cistitis, vaginitis, endocolitis, asma, dermatitis, e isquemia), y varias patologías del embarazo.
Las consecuencias a largo plazo de la biota microbiana podrían ser peor de lo que pensamos hoy en día.
– Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. y Yablokov

Una aclaración sobre las consecuencias medioambientales

Todas las previsiones iniciales de la rápida eliminación o degradación de los radionúclidos en los ecosistemas de Chernóbil estuvieron errados. Ahora se sabe que se demora mucho más de lo predicho debido a su recirculación. El estado general de la contaminación del agua, aire, y suelo parece fluctuar enormemente y la dinámica de la contaminación de Sr-90, Cs-137, Pu, y Am todavía sorprende a los científicos de Chernóbil.
“Como resultado de la acumulación de Cs-137, Sr-90, Pu, y Am en la capa-raíz del suelo, los radionúclidos han seguido acumulándose en plantas durante los últimos años. Moviéndose con el agua hacia las partes superiores del suelo donde están las plantas, los radionúclidos (que antes habían desaparecido de la superficie) se concentran en los componentes comestibles, produciendo mayores niveles de irradiación interna y tasa de dosis en personas, a pesar de la disminución de las cantidades totales de radionúclidos por desintegración natural con el paso del tiempo.
“En 1986 los niveles de irradiación en plantas y animales en el oeste de Europa, Norteamérica, el Ártico, y el este asiático fueron en algunas oportunidades cientos e incluso miles de veces por encima de lo aceptable. El pulso inicial de irradiación de alto nivel seguido de la exposición crónica a radionúclidos en bajos niveles ha resultado en trastornos morfológicos, fisiológicos y genéticos en todos los organismos vivientes en las áreas contaminadas que se han estudiado – plantas, mamíferos, aves, anfibios, peces, invertebrados, bacterias y virus.
“Lo que sucedió a ratones y ranas en la zona de Chernóbil muestra lo que puede suceder a los humanos en las próximas generaciones: mayor promedio de mutaciones, mayor morbilidad y mortalidad, menor esperanza de vida, disminución de la intensidad en la reproducción, y cambios en las proporciones sexuales masculinas/femeninas.
[Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. y Yablokov, Chernóbil: consecuencias de la catástrofe para las personas y el medio ambiente.]

Comprobados y efectivos protocolos de desintoxicación

Las terapias descritas aquí están ampliamente disponibles sin receta médica en la mayor parte de los países.

Componentes verdes y otros alimentos de mar

En Chernóbil, se utilizaron exitosamente 5 gramos de espirulina durante 45 días contra el envenenamiento radiactivo. El alga Clorella también ha mostrado efectos de protección radiactiva. Un estudio demostró que la espirulina redujo los niveles de radiactividad en la orina en un 50% después de solo 20 días y por ello el Instituto de Seguridad Radiactiva de Bielorrusia desarrolló un programa especial para tratar a 100 niños durante 20 días con espirulina. Es más, el mejoramiento ocurrió durante la presencia continua de radiación, así como también la presencia de contaminación con radiación en alimentos y agua. En particular, la espirulina suministrada en niños con altas dosis acumuladas de radionúclidos redujo el cesio radiactivo. No se registraron efectos secundarios. Solo compre espirulina o clorella de una fuente certificada libre de metales pesados.
Estudios en vegetales de mar con alginato de sodio han demostrado que se adhiere selectivamente al estroncio radiactivo y luego es eliminado del cuerpo. El alginato de sodio se encuentra en muchas algas marinas, especialmente en el kelp (laminariales). El alginato de sodio se adhiere fuertemente a sustancias como el estroncio, calcio, bario, cadmio y radio. Algunas algas marinas están contaminadas con plomo o arsénico por lo tanto solo querrán consumir algas marinas cosechadas en la profundidad del océano o que se hayan analizado y sean libres de toxicidad por metales (como por ejemplo el kelp de la costa oeste de Sudáfrica).
El té negro y verde ha demostrado tener efectos radio-protectores cuando se ingiere antes o después de la exposición a la radiación. Este efecto anti-radiación se observó en varios estudios japoneses, y estudios en China también sugieren que los ingredientes del té son antagonistas radiactivos. Los catequinas del té están asociados con propiedades antioxidantes y pueden tener efectos radio-protectores cuando se ingiere antes o después de la irradiación.
El Kelp también posee yodo orgánico que saturará la tiroides para que el yodo radiactivo no sea absorbido. Puedes tomar 1 o dos cucharas de té o entre 5 y 10 tabletas.

Pectina

La pectina es uno de los medios más efectivos de protección contra la radiación cuando el consumo de alimentos contaminados resulta inevitable. Las preparaciones de pectina, junto a vitaminas y minerales, han demostrado una alta eficiencia en la eliminación de radionúclidos incorporados. La dosis recomendada es 5 gramos una o dos veces diarias durante un mes, 4 veces al año.
“En 1999 BELRAD junto a “Hermes” Hmbh (Munich, Alemania) desarrollaron un aditivo de pectina de manzana conocido como polvo Vitapect®, fabricado con pectina (concentración 18 – 20%) suplementado con vitaminas B1, B2, B6, B12, C, E, beta-caroteno, ácido fólico; los elementos K, Zn, Fe, y Ca; y saborizado. BELRAD ha estado produciendo este aditivo alimenticio, que fue aprobado por el Ministerio de Salud bielorruso desde el año 2000.
“El aditivo de pectina Vitapect junto a una nutrición saludable parece ser 50% más efectivo para bajar los niveles de Cs-137 que solo con una nutrición saludable (Nesterenko et al., 2004).
“Un estudio clínico en 94 niños, de entre 7 y 17 años, divididos en dos grupos según su nivel inicial de contaminación por Cs-137 determinado por un conteo corporal completo (WBC) y habiéndoseles suministrado Vitapect oralmente durante 16 días (5g dos veces diarias) revelaron una importante disminución del Cs-137 incorporado y una marcada mejoría de sus electrocardiogramas.
“Desde 1996 a 2007 un total de más de 160.000 niños bielorrusos recibieron aditivos alimentarios de pectina de entre 18 a 25 días de tratamiento (5g dos veces diarias). Como resultado, los niveles de Cs-137 en los órganos de los niños se redujeron en un promedio de 30 a 40% luego de cada aplicación de los aditivos de pectina.
“Basándose en la experiencia a largo plazo, el Instituto BELRAD recomienda que todos los niños que viven en territorios contaminados con radiación reciban una dosis cuádruple de pectina oral anualmente junto a su habitual ración de comida. Once años de actividades del BELRAD controlando los niveles de Cs-137 incorporado en más de 327.000 niños no ha causado alarma en la población o radio-fobia y ha llevado a la diseminación de conocimiento respecto a la protección contra la radiación y un mayor sentido de responsabilidad personal por la salud”.
[Nesterenko, A. V., Nesterenko, V. B. y Yablokov, Chernóbil: consecuencias de la catástrofe para las personas y el medioambiente.]

Antioxidantes y compuestos de sulfuro

El DMSO está disponible en varias formas.

El Sulfuro tiene una larga historia de uso como antídoto para la exposición aguda a material radiactivo. Los antioxidantes poseen la capacidad de reducir los efectos tóxicos de la radiación en nuestros cuerpos. Previas investigaciones identificaron a los antioxidantes con contenidos de sulfuro entre aquellos que producen los efectos terapéuticos más beneficiosos.
El Dimetilsulfóxido (DMSO) es el compuesto de sulfuro por excelencia y un poderoso antioxidante, exactamente lo que necesitamos para la desintoxicación y protección contra la radiación. Un estudio japonés reveló que incluso bajas concentraciones de DMSO producen efectos radio-protectores mediante la facilitación de la reparación de las dobles hélices dañadas de ADN, proveyendo protección contra el daño por radiación en todos los niveles celulares de todo el cuerpo. La información y experiencia con el DMSO es tan fascinante que solo puede describirse como milagrosa. Debido a su importancia, hemos dedicado un artículo entero al mismo. Ver DMSO: Antídoto para el envenenamiento por radiación.
El uso de antioxidantes como el ácido alfa-lipoico, Vitamina E, Vitamina C (ácido ascórbico), Vitamina B, selenio, N-acetilcisteína y otros componentes sulfúricos se vuelve crucial. Es importante utilizar varios de ellos, ya que funcionan mejor en equipo. Además, los antioxidantes individuales pueden actuar como pro-oxidantes cuando ellos mismos están oxidados, por lo tanto los antioxidantes individuales pueden aumentar la progresión del daño post-irradiación a tejidos y órganos. Varios estudios han mostrado la importancia de la suplementación con antioxidantes como efectiva terapia contra los peligros de la radiación.
El Ácido alfa-lipoico (ALA) es un suplemento crucial. Es soluble en agua y grasas y también es capaz de cruzar la barrera hematoencefálica. Esto quiere decir que es capaz de alcanzar y prevenir daños en nuestros tejidos grasos, cerebro, y en todos los órganos. El ALA también repara el ADN. Es un muy buen quelante de metales pesados, protege el corazón y el cerebro de muerte celular, estimula la regeneración del tejido del hígado y se absorbe rápidamente en el tracto digestivo. El ALA recicla otros antioxidantes como la vitamina C, vitamina E, y el glutatión que es un antioxidante indispensable para la desintoxicación, sintetizada dentro del mitocondrio celular. La ingesta oral de glutatión no aumenta sus niveles en el cuerpo ya que no siempre puede atravesar la membrana mitocondrial, por lo tanto debe sintetizarse dentro del mitocondrio. El ALA y su metabolito, el DHLA, provocan que la célula produzca altos niveles de glutatión (incluso en un 70%). Entonces si los niveles de glutatión en una célula son mantenidos en un nivel satisfactorio por el ALA, incluso si la célula está envenenada, la misma tendrá mayor oportunidad de recuperarse en lugar de morir. Es de importancia crítica para reducir o revertir el daño oxidante inducido por la radiación después de la radioterapia. La dosis recomendada de ALA es 100mg dos veces al día con las comidas, aunque otros han utilizado dosis mayores de entre 300mg y 600mg. Un estudio conducido sobre aquellos que trabajaron en la operación de limpieza de Chernóbil 10 años después del accidente reveló que 600mg de ácido-lipoico durante dos meses pudo normalizar muchas de sus alteraciones en exámenes de laboratorio, pero no todas.
El antioxidante N-acetil cisteína (NAC), como fuente de glutatión y sulfuro, es un excelente suplemento. Estudios han sugerido que podrían ser eficientes para salvar personas expuestas a dosis de radiación letal y sub-letal con pocos o ningún efecto secundario en individuos expuestos a bajas dosis. También está ampliamente disponible. Alrededor de 500mg dos veces diarias es una buena dosis, aunque algunos han utilizado exitosamente alrededor de 5 gramos de NAC (por día, en un hospital) en ciclos de 7 días para desintoxicar metales pesados.
Otros importantes suplementos incluyen al magnesio y la vitamina C. Para más información sobre las tantas formas de magnesio y recomendación de dosis, ver aquí. El calcio y magnesio ayuda al cuerpo a pasar el Estroncio 90, pero asegúrate de ingerir suficiente magnesio para metabolizar apropiadamente los niveles de calcio.
Para la vitamina C (ácido ascórbico), 1-4 gramos como mantenimiento diario es una buena dosis, pero durante una desintoxicación o exposición aguda, seguramente se requerirá más. La vitamina C no solo puede proteger contra la radiación sino también puede reparar el daño por una exposición previa. También será de gran utilidad en caso de infecciones. Pueden intentar tomar 4 gramos de vitamina C 3 veces diarias. Si tiene diarrea o hinchazón abdominal, elimine una de las dosis. Si no existen señales de “gorgoteo” intestinal (aumento de la peristalsis abdominal), puede aumentar la dosis diaria.
Considere también ingerir un buen complejo vitamínico B que ayuda a normalizar el conteo de glóbulos rojos y blancos, ya que la destrucción de glóbulos blancos por radiación puede durar largos períodos de tiempo.
800-1000 IU diarios de Vitamina E y 200mcg de selenio por día también son importantes ya que los estudios sobre radiación muestran que la vitamina E y el selenio actúan sinérgicamente contra el daño oxidativo.
Se ha utilizado también el Zinc exitosamente para quelar el americio-241 en una víctima de accidente nuclear. El zinc natural también ayudará al cuerpo a eliminar varios metales pesados tóxicos incluyendo cadmio, aluminio y plomo. La dosis recomendada es de 50mg diarios. Querrá utilizar un buen complejo mineral para evitar deficiencias o desequilibrios provocados por un aumento en la ingesta de zinc.
Si existe una deficiencia de potasio, los radionúclidos como el cesio-137, cesio-134, potasio-40 y potasio-42, se absorberán a través de un consumo selectivo. Demasiada suplementación de potasio puede ser peligrosa, en consecuencia asegúrese de seguir las instrucciones en la etiqueta.
La Melatonina, además de ser nuestra “hormona del sueño”, también posee poderosas propiedades antioxidantes. Los animales que fueron objeto de irradiación en todo su cuerpo y recibieron melatonina exhibieron una mayor expectativa de vida y protección contra el daño oxidativo en todo el cuerpo causado por la radiación. Más importante aún, la melatonina administrada oralmente resulta en un mayor nivel de circulación y un mayor aumento de sus concentraciones en tejidos. Tan pronto como ocurre la exposición, dependiendo de la dirección del viento luego de la explosión de radiación, las personas que viven a cierta distancia podrían protegerse mediante la administración oral de melatonina, que puede ser ingerida repetidas veces según sea necesario.
La curcumina es un compuesto natural de la cúrcuma. Se ha descubierto que la curcumina tiene un efecto anti-oxidante, anti-inflamatorio y anti-tumoral en una variedad de modelos animales de enfermedades humanas incluyendo enfermedades pulmonares inducidas por la radiación.

Técnicas de respiración y meditación

El programa de Curación y Rejuvenecimiento Éiriú Eolas es un importante ingrediente en la desintoxicación.
El comprobado y efectivo programa Éiriú Eolas incluye reconocidas técnicas de control de estrés que estimulan el nervio vago, que luego activa el sistema parasimpático el cual es un poderoso sistema anti-inflamatorio. También incluye conocidas técnicas de liberación emocional. Puede aplicarse para la mejora de síntomas asociados con dificultades respiratorias, enfermedades auto-inmunes y trastornos del estado de ánimo. Reduce el estrés oxidativo al aumentar los niveles de anti-oxidantes en el cuerpo, y por lo tanto posee una aplicación en numerosas enfermedades incluyendo la exposición crónica a la radiactividad.
No hay duda de que los factores sociales y económicos son nefastos para los enfermos de la radiación. Enfermedades, niños con deformidades y daños, muerte de familiares y amigos, pérdida del hogar y bienes preciados, pérdida del trabajo, y la dislocación resultan en severo estrés financiero y mental. – Alexey V. Yablokov, Vassily B. Nesterenko, y Alexey V. Nesterenko.
Durante los ejercicios de respiración y la parte de meditación del programa, los niveles de hormonas anti-estrés como el GABA, la melatonina, y la serotonina aumentan, y los niveles de las hormonas del estrés como el cortisol y norepinefrina disminuyen. Conozca más sobre los diversos beneficios de este programa aquí. El programa está disponible de forma gratuita en eebreathe.com.

Alimentación

Existen varias técnicas simples de cocina que disminuyen los radionúclidos: hervir los alimentos varias veces y desechar el agua, lavar los alimentos cuidadosamente, escurrir algunos alimentos y descartar el agua, evitar la cáscara de frutas y vegetales, sale y conserve algunos alimentos ¡pero descarte el jugo de vinagre! Evitar comer caldos fuertes, utilizar mantequilla, etc.
Recuerde que la forma de mejorar la capacidad de desintoxicación que posee el cuerpo y todos sus niveles de antioxidantes es a través de los alimentos que ingerimos, un método indispensable para sobrevivir en estos tiempos estresantes. Realizar una dieta de desintoxicación es crucial para recuperar la salud en un medioambiente tóxico. Nuestra extensa experiencia e investigación muestra que quienes tienen una alimentación libre de granos/baja en carbohidratos (sin gluten) y libre de lácteos la llevan MUCHO mejor.
Las dolencias crónicas habitualmente involucran un sistema inmune (de defensa) desequilibrado en el cual se involucra la sensibilidad a ciertos alimentos, incluso cuando éstos no sean la causa del problema. Esta sensibilidad a alimentos conduce a una inflamación crónica que se traduce en enfermedad. Por ello es importante realizar una dieta de eliminación (en español aquí) para equilibrar el sistema inmune del cuerpo. Algunas de las células del sistema inmune tardan 6 meses en regenerarse, por lo que puede pasar 6 meses antes de ver resultados si usted está muy enfermo. Pero generalmente se pueden ver resultados positivos en las primeras dos semanas de una alimentación apropiada, aún cuando usted no pueda permitirse económicamente otras terapias de desintoxicación. Puede ver la dieta y como hacer la transición de la misma aquí.
Cada uno es diferente y solo con un test de cada alimento podremos discernir cuáles son nuestros propios alimentos problemáticos. Habiendo dicho esto, nadie debería ingerir cereales o productos lácteos o alimentos altamente procesados simplemente porque el sistema humano no está construido para digerirlos apropiadamente. Lo que comemos es crucial en la recuperación de nuestra salud y es una gran medicina curativa cuando se efectúa correctamente.
El ajo y la cebolla, por ser alimentos con alto contenido sulfúrico, ayudan al unirse y desactivar tanto los isótopos radiactivos como los metales tóxicos como cadmio, plomo y mercurio. El sulfuro ayudará a los riñones y al hígado a desintoxicar el cuerpo.
La forma más directa de disminuir la ingesta de radionúclidos es evitar alimentos que potencialmente estén altamente contaminados y consumir aquellos con niveles inferiores. Sin embargo, esto no es fácil de hacer ya que el nivel de bio-acumulación promedio de radionúclidos difiere en cada región según los diferentes suelos, técnicas de agricultura, etc.
La experiencia de Chernóbil nos dice que escurrir en agua, hervir, salar y conservar alimentos como vegetales puede disminuir la cantidad de radionúclidos en gran medida. La leche siempre contiene altos niveles de radiación; los productos procesados que reducen los niveles de contaminación, tales como la mantequilla y la mantequilla clarificada, son más seguros.
Las concentraciones de radionúclidos en los órganos viscerales de los animales son generalmente mucho más elevadas que en los tejidos musculares. Entre los órganos viscerales el orden de menores niveles de Cs-137 es: pulmón > riñón > hígado > grasa.
La experiencia de Chernóbil reveló que en los territorios contaminados las mismas especies de peces tomados de ríos y arroyos poseen niveles de radionúclidos mucho más bajos que los de lagos y lagunas. Los peces que se alimentan de plantas mostraron entre tres y cuatro veces menores niveles de radionúclidos que las especies depredadoras (bagres, lucios, etc.). Los peces de mayor profundidad del océano (carpa, tenca, etc.) contenían varias veces más contaminación que aquellos que viven en las capas superiores de agua (pequeños peces, cachos, etc.).
Es muy importante evitar los radionúclidos en los alimentos y si se consumen intentar de eliminarlos del cuerpo lo más rápido posible. En un bebé, el promedio de vida biológico del Cs-137 es 14 días; para un niño de 5 años es 21 días; para uno de 10 años, 49 días; para adolescentes, unos 90 días; y para un hombre joven, cerca de 100 días (Nesterenko, 1997).
De la experiencia de Chernóbil, los niveles de Cs-137 (en orden decreciente) fueron: pollo > vaca > cordero > cerdo. Las carnes de animales más adultos poseen más radionúclidos que la carne de los más jóvenes debido a la acumulación con el paso del tiempo. Los huesos de animales jóvenes tienen más Sr-90. En huevos (en orden decreciente) : cáscara > clara > yema.
El cerdo y las grasas no solo fueron las más seguras, sino que también demuestran ser una opción muy saludable para propósitos de desintoxicación y curación. Para más información, ver ‘Tengo colesterol alto, y no me importa’.
Las propiedades biológicas del Cs-137 son similares a aquellas del potasio estable y del Rubidio, y el del Sr-90 y Pu son similares al calcio. Estas propiedades determinan dónde se concentran en el cuerpo, por lo tanto, el uso de elementos estables podría ayudar a disminuir la absorción de radionúclidos.
Alimentos ricos en potasio incluyen papas, remolacha, pasas de uva, damascos secos, banana, té, avellanas, limón, y ciruelas secas. Alimentos ricos en calcio incluyen la mantequilla y la mantequilla clarificada, huevos, rábanos picantes, cebolla de verdeo, nabos, perejil, pepinillos, y espinaca. Vegetales verdes, manzanas, semillas de girasol, aronias negras son ricas en hierro; y en las uvas rojas encontramos el Rubidio.
Una alimentación para protegerse de la contaminación radiactiva debería incluir frutas y vegetales no contaminados, especialmente aquellos ricos en pectina como manzanas para promover la rápida eliminación de radionúclidos.

Dormir en oscuridad total

La baja producción de melatonina no solo nos hace susceptibles al daño por radiación, sino que también nos hace vulnerables a un envejecimiento acelerado, depresión, aumento de peso. Las personas con bajos niveles de melatonina poseen una menor función del sistema inmune/de defensa, una menor actividad antioxidante y un acelerada proliferación de células cancerosas, y también tienden a generar perjudiciales niveles de bacterias intestinales patológicas. Pero dormir en oscuridad total es una forma natural de aumentar la secreción de melatonina durante la noche. La habitación donde duerme debe estar en oscuridad total al punto de no ver nada. Si la luz se cuela por debajo de la puerta, tápela con una toalla. Cubra el reloj eléctrico con algo. Incluso la luz más pequeña puede disminuir la secreción de melatonina, aunque no pueda verla con sus propios ojos.

Varios

La zeolita natural (descubierto en rocas de sedimentos volcánicos) es un mineral que posee atractivas propiedades que contribuyen directamente en su utilización para la extracción de Cs y Sr de desechos nucleares y la mitigación de la radiación, pero también se ha utilizado como suplemento alimenticio para la desintoxicación de metales pesados. También posee propiedades antibacteriales y estimula el sistema inmune. Se utilizó exitosamente durante Chernóbil. Para más información vea La zeolita: Suplemento para la desintoxicación orgánica.
El germanio orgánico (Ge-132) protege a las células expuestas al cesio-137 sin afectar el crecimiento o la supervivencia celular. Habitualmente su utiliza entre 25 y 100mg diarios. (Mi limpiador de colon favorito posee germanio orgánico).
El carbón activado tiene la capacidad de absorber y neutralizar sustancias radiactivas y algunos materiales tóxicos. Investigadores informan que 10 gramos o 1 cucharada de carbón puede absorber entre 3 y 7 gramos de materiales.
Existen excelentes artículos que hablan del yodo, arcilla, terapias de magnesio y bicarbonato de sodio. Para más información, ver:
Tratamientos para la contaminación nuclear
Tratamientos de yodo para la exposición a la radiación
Greenmedinfo.com – Radioprotector
Toda esta información les ayudará no solo a protegerse de la exposición crónica a la radiación, sino que también les ayudará a recuperar la salud mejorando el ánimo y las funciones mentales en estos decisivos y estresantes tiempos.

Fuentes


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