Soy esa “rara avis” que lee cada día tres periódicos saltándome los artículos sobre nacionalismos y banderas.
La que mira perpleja a los transeúntes que agitan banderas españolas o de cualquier otro país, como hacen los hinchas con su equipo de futbol.
La que no entra nunca en discusiones sobre nacionalismos.
La que no vota a favor o en contra de independentismos ó de partidos políticos, porque creo que todos sirven al Poder y no al pueblo.
La que mi primera pregunta nunca es ” de qué país eres” cuando me presentan a alguien.
La que intenta entender a todo el que me habla en su idioma cuando me pregunta dónde queda la parada del autobús....
La que no se siente afortunada o desafortunada por no haber nacido en Catalunya.
La que cree que debemos aprender de los errores del pasado.
La que huye de posiciones extremistas.
La que muchos acusan de “no mojarme” en estos asuntos.
Soy la que no tiene banderas en casa ni las cuelga en los balcones.
Soy la que no asiste a “diadas” multitudinarias nacionalistas y políticas, pero siempre está en protestas minoritarias contra los recortes en salud, enseñanza, ayudas a la dependencia, el paro, los derechos laborales, los desahucios, el hambre, o las guerras vengan de donde vengan.
Soy un elemento subversivo que trastoca el orden establecido y molesta a chovinistas y patriotas sin causa.
Soy en definitiva un elemento “fuera de juego” con poco interés para la mayoría.
Me siento vacía cuando se destinan millones de euros en armamento para guerras, mientras muchos niños en mi país se acuestan sin cenar.
Vacía cuando dedican presupuestos millonarios en programas absurdos y baratos en televisión, mientras se silencian hambrunas, guerras y los suicidios que esta maldita crisis se ha cobrado.
Vacía cuando una falacia es creída como verdad por el hecho de que muchas personas crean en ella.
Vacía cuando la gente piensa que ando perdida porque camino en dirección contraria a la que caminan todos.
Vacía cuando compruebo que nadie lee un libro, salvo el horóscopo.
Vacía cuando intentan silenciarme con intromisiones tontas si hablo de un tema que ellos desconocen.
Vacía cuando no puedo expresarme ante los que no piensan como yo
Vacía cuando me reprochan el tiempo que empleo buscando las verdades sobre los que pretenden que nadie despierte.
Me siento vacía… muy vacía cuando veo que a los occidentales nos dan “prestamos” a cambio de saquear nuestros derechos y debilitarnos y a los países les dan comida a cambio de saquear sus yacimientos naturales.
Luisa Vicente Santiago
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