Estamos casi acostumbrados a aberraciones de todo tipo y sería difícil seleccionar la mayor burrada que soportamos pero si hay una destacable es que en España no sólo no se incentiva el aprovechamiento del sol para generar energía sino que se pena. ¿Cómo puede ser que un país con tantas horas de sol diarias persiga con un impuesto a quien decida generar y consumir su propia energía?


Pues es lo que ocurre en España. ¿Os imagináis una sociedad en la que tanto en los edificios de las ciudades como en las casas de campo pudieran instalarse pequeñas centrales eléctricas de producción de energía solar?
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Esas microindustrias abastecerían "gratis" (hay que invertir algo de dinero en la compra e instalación) a sus pobladores. Incluso el excedente podría ser vertido en la red convencional y la venta de esa energía generar unos ingresitos al productor (cosa ya que ya ocurrió y también se ha impedido).

Tendríamos un sistema energético descentralizado, no contralado por las cuatro compañías de siempre y sería NO CONTAMINANTE, prácticamente ecológico, de fuente inagotable y sencillo funcionamiento.

Una sociedad así habría democratizado la energía pues sería asccesible a todo el mundo (o casi) y para siempre. Se evitarían los monopolios y el control de los precios que hoy sufrimos y que siempre van al alza en beneficio de las eléctricas (y en detrimento de tantas familias que en invierno no llegan a pagar la factura de la electricidad y son muchas).

El Gobierno español está desarrollando un decreto por el que se establece la regulación de las condiciones administrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de energía eléctrica con autoconsumo. Casi todos los grupos políticos restantes se han opuesto junto con asociaciones ecologistas, de consumidores o de profesionales. Se han comprometido a derogarlo si se aprueba y ellos llegan a desplazar al PP del Gobierno claro.

La propuesta gubernamental no es que prohíba generar electricidad para autoconsumo pero pone dificultades administrativas que impiden de facto el desarrollo de este derecho, además de hacerlo poco o casi nada rentable. El Gobierno trabaja así para las eléctricas que son las únicas "perjudicadas" porque la población genere autogestione la producción y consumo de energía.

La medida se ha calificado como "impuesto al sol" y es especialmente irresponsable en tiempos de cambio climático: justo cuando la humanidad necesita desarrollar al máximo posible tecnologías de producción de energía "limpia" (que por otra parte ya existen), el Gobierno española camina contra la historia.

Gracias a la presión popular, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo eximirá a los autoconsumidores de pagar las redes eléctricas cuando estén produciendo electricidad para uso propio, si bien les ha creado un nuevo cargo, conocido como "cargo por autoconsumo", para cubrir los costes de su propia actividad. Elimina así el polémico "peaje de respaldo" -conocido popularmente como el 'impuesto al sol- aunque lo compensa con este nuevo recargo.

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No sé cuánto durará esta insentatez de intentar ponerle puertas al campo que es el impuesto al sol, del que se ha mofado una institución del capitalismo como es la revista Forbes.

Ojalá vuelva pronto la cordura que parece que sólo le falta a nuestro Gobierno. El debate de la energía siempre estará presente en una sociedad como la nuestra que necesita tanta para funcionar.

Lo que es claro es que estamos en un momento histórico crucial en el que es necesario una apuesta radical por un nuevo modelo enegético basado en fuentes renovables de mínimo impacto ambiental, que distribuya con generosidad e igualdad la energía, a precios razonables y todo ello puede conseguirse con el fomento de la autogestión energética.