AVISO:

SI VES QUE EN ESTE BLOG SE VIOLAN LOS DERECHOS DE AUTOR, POR FAVOR, AVÍSAME AL shalangen@gmail.com GRACIAS.

11 jul 2015

OPINIÓN ¿Cuerpos postorgánicos o runners?

La geógrafa, escritora y bailarina Celia Quílez nos trae un nuevo artículo fruto de sus más recientes investigaciones. En él nos habla del papel que tiene el cuerpo en este mundo actual que se digitaliza, tecnifica y virtualiza, pero en el que también aparecen fenómenos sumamente corporales… como el efecto running.



Hace largo tiempo oí decir al ingeniero físico y terapeuta Moshe Feldenkrais...

 que “nada es posible sin movimiento”; lo que me llevó a pensar lo siguiente: “Sin movimiento, la vida sería imposible”. Pero, ¿a qué tipo de movimiento me refiero? ¿Acaso al movimiento cosmológico, o quizá al movimiento de las ciudades? No exactamente. La pregunta precisa una reformulación: ¿Qué me permite experimentar o sentir “el movimiento”? La respuesta: mi cuerpo. En efecto, es gracias a mi cuerpo que puedo moverme y, por consiguiente, también vivir.
Cuentan (¿quiénes?) que el mundo de hoy se digitaliza. La sociedad parece haber aprendido a vivir sin la necesidad de un cuerpo orgánico. Los humanos somos capaces de movernos “virtualmente” sin la necesidad de hacerlo también “orgánicamente”. El cuerpo nos estorba; es un mal que debe extirparse. Anhelamos vivir en un mundo virtual donde poder dejar atrás un cuerpo que nos recuerda que somos mortales y también esclavos de nuestra biología. Y es este sueño de un “mundo sin cuerpos” que ha hecho que algunos autores hablen de la existencia de unos cuerpos postorgánicos, es decir, unos cuerpos que han superado su organicidad, puesto que con un mínimo movimiento (corporal) son capaces de gestionar sus vidas; casi todo lo realizan mediante mecanismos digitales y tecnológicos.
Paralelo a este fenómeno, y es aquí donde incido, parece haber surgido lo que se ha hecho llamar bodysm, es decir, un culto exagerado por el cuerpo; la sociedad, además de hacer uso de la tecnología para alejarse de “ese cuerpo orgánico que le estorba”, también, y aunque parezca paradójico, tiende a cuidar en demasía su cuerpo, puesto que lo que quiere es un cuerpo “perfecto”; en otras palabras, un cuerpo artificial, no-orgánico. Una muestra de ello es el llamado efecto running o efecto maratón. Cada vez hay más gente que corre. Según muchos, esta es una moda del presente. Cuando andamos por la ciudad, a nuestro alrededor, vemos gran cantidad de personas con indumentaria deportiva, corriendo. Pero me pregunto si realmente es así. ¿Todos aquellos que corren lo hacen porque “está de moda”? Esta ha sido la respuesta de autores y pensadores que, intuyo, hacen un uso más bien reducido de sus cuerpos. Me pregunto si han corrido alguna vez. Y si lo hicieron, ¿qué sintieron?
¿Por qué corremos? ¿Por qué la sociedad de hoy “corre”? Corremos, y me incluyo en este “nosotros”, porque necesitamos sentir nuestro cuerpo, en otras palabras, que somos orgánicos. En el pasado (concretamente, finales del siglo diecinueve y principios del veinte), en respuesta al sedentarismo burgués, surgió una especie de respuesta social o contra-ritmo: andar. Algunos individuos, como el dandy o el flaneur de la poesía de Baudelaire, callejeaban, vagabundeaban y andaban a la deriva por las calles de la ciudad. Hartos de tanto estatismo y sedentarismo, sus cuerpos pedían “moverse”. Pero en la actualidad, la sociedad no solo es sedentaria, sino también digital. Y es en respuesta a esta digitalización que los cuerpos necesariamente “corren”. Ya no nos sirve andar para sentir de nuevo nuestro cuerpo. La respuesta es más agresiva. Para sentir el gozo de estar viva debo correr.
Por muy digitales que creamos ser, queramos reconocerlo o no, estamos enraizados a unos cuerpos “orgánicos”. No podemos prescindir de ellos, puesto que sin un cuerpo no podríamos vivir. Correr no se puede analizar como una moda pasajera, sino como una respuesta orgánica y social.

Celia Quílez

No hay comentarios:

Publicar un comentario