No se trata de predicción sino de
percepción. El cerebro humano está diseñado para percibir cualquier
elemento dentro del flujo de tiempo: pasado, presente, y también futuro.
Hasta ahora se habían realizado diversos experimentos, algunos de ellos
científicos y otros en un plano tal vez más esotérico, que apuntan a la
capacidad humana de predecir el futuro. Para ello se ejerce una especie
de intuición que nos permite presentir lo que va a pasar. Por otro lado
está el campo de la estadística, una disciplina que busca develar
patrones a partir de información pasada y con base en ellos predecir
comportamientos futuros. Sin embargo, pocas veces se ha hablado en
términos de percepción la capacidad de preveer lo que aún no ha
sucedido.
Pero hoy al parecer las cosas han
cambiado y la ciencia podría estar obligada a replantear algunos de sus
postulados “inamovibles” frente al tiempo. El profesor Daryl Bem de la
Universidad de Cornell ha realizado una lúcida investigación en torno a
la percepción del tiempo por parte de nuestro cerebro, titulada Feeling the Future
(sintiendo el futuro). En ella Bem presenta evidencia empírica,
bastante convincente, confirmando que en ciertas ocasiones muchas
personas pueden literalmente percibir acontecimientos futuros.
Pero tal vez lo más sorprendente de todo
esto no es en sí la confirmación de esta habilidad psíquica resguardada
en el cerebro humano y tal vez mitigada o suprimida por una
programación cultural o educativa. Muchos pensadores alternativos, así
como escuelas de ocultismo y otras disciplinas mágicas, ya nos han
hablado sobre estas aptitudes. Lo que resulta aún más sorprendente para
algunos de nosotros es que aparentemente la ciencia “mainstream” parece
estar dispuesta a aceptar fenómenos que hasta ahora había negado
rotundamente. Y es que la investigación de Bem, sobre la cual ya habían
reportado aquí en Pijama Surf hace
un par de meses pero que hasta ahora fue retomada por los grandes
medios, ha calificado para ser publicada en el prestigiado diario
científico Journal of Personality and Social Psychology, lo cual representa un aval a la seriedad de la investigación y de algun modo predispone a la ciencia para aceptarla.
En este sentido se repite un curioso
patrón que se manifiesta, a grandes rasgos, de esta manera: por siglos
la razón, y en especial la ciencia, ha “monopolizado” la capacidad de
designar las cosas como falsas o verdaderas. A partir de los preceptos
emitidos por los hombres de ciencia se gestan modelos educativos y
formas culturales que permean el pensamiento colectivo de una sociedad
(en particular dentro del mundo occidental). Sin embargo, en muchas
ocasiones estos postulados “absolutamente verdaderos o falsos” resultan
erróneos. Pero generalmente no es de un recinto científico de donde
emergen originalmente estos cuestionamientos sino de la propia
población. A partir de memes o tendencias alternativas de pensamiento
liberadas por mentes “rebeldes” la población comienza a comprobar que
existen cosas que supuestamente no deberían de existir y viceversa. Una
vez que esta corriente se ha generalizado, o al menos que ha alcanzado
una dimensión significativa, existen científicos que se toman la
molestia de jugar con la posibilidad de ser y eventualmente diseñan
métodos para comprobar científicamente fenómenos que estaban
completamente pre descartados por la ciencia establecida.
En una encuesta realizada en 2002 por la US National Science Foundation
se descubrió que el 60% de los ciudadanos estadounidenses estaban de
acuerdo con que existen personas que tienen poderes psíquicos. Ello nos
habla que desde hace al menos ocho años esta idea ya no era exclusiva de
un peculiar grupo de personas conformado por “new ageros”, ocultistas,
brujos, y weirdos, sino que ya era manejada masivamente y que incluso la
mayoría de la población estaba a favor de esta postura y no a favor de
la rotunda negación científica ante este fenómeno. Posteriormente el
proceso por el cual algunos científicos completamente acreditados dentro
de las más altas esferas de la academia y la ciencia se sienten
atraídos ante la posibilidad de reconciliar la intuición popular sobre
fenómenos paranormales con rigurosas pruebas que acatan el método
científico. Una vez comprobados dichos sucesos “extraordinarios” a
partir de sus propios métodos la ciencia comienza a flexibilizarse,
lentamente, hasta que llega un punto en el que no puede evadir la
necesidad de replantear algunos de sus pilares. Y precisamente es en
esta fase en la que nos encontramos frente a la posibilidad de percibir
el futuro por parte de la mente humana, y en buena medida este último
paso ha sido dado gracias a la significativa aportación del profesor
Bem.
Ahora lo que toca, además de la próxima publicación ofical de esta investigación en el Journal of Personality and Social Psychology,
es el replicamiento de los experiemnetos de Bem por parte de diversos
miembros de la comunidad científica. Hasta ahora, un adelanto del
estudio ha sido ya publicado en el sitio personal del profesor y desde
ahora ha generado una conmoción alrededor del mundo a la vez que ha
recibido decenas de solicitudes de otros investigadores que desean
repetir sus experimentos en busca de confirmar este “descubrimiento”. De
hecho ya están disponibles aquí los “paquetes de replicación” de
algunos de los experimentos ejecutados por Bem. Y en caso de que el
hallazgo fuese corroborado en distintos contextos, lo cual podría
ocurrir pronto, estaríamos entrando a un nuevo plano en cuanto a
preceptos científicos frente a la relación del cerebro humano con el
tiempo.
La investigación que respalda el estudio de Feeling the Future fue
realizada a partir de nueve experimentos en los cuales participaron más
de mil estudiantes de la Universidad de Cornell. Es importante
enfatizar en que el concepto eje de esta investigación no es la
predicción, la cual se realiza a partir del análisis de eventos pasados,
sino de precognición (la percepción consciente del futuro) y de
premonición (el percibir de forma sensible pero inconsciente eventos que
aún no suceden).
La idea de “ver el futuro” ha sido
históricamente desprestigiada por ejércitos de farsantes, empalagosas
columnas astrológicas, y servicios que recurren a ciertos clichés
abaratados como bolas de cristal. Tal vez por esto un cierto sector de
la población, que además utiliza a la ciencia como una especie de muleta
para transitar por la vida dotados de cómoda seguridad, han rechazado
tajantemente la posibilidad neuropsíquica de percibir más allá del
modelo lineal de flujo temporal. Pero Bem busca desmarcarse de conceptos
como el de paranormal o el de psiquismo y más bien utiliza el termino psi para describir el campo en donde opera su reciente investigación:
“El término psi denota procesos
anómalos de información o de transferencia de energía que son
inexplicables en términos de mecanismos físicos o biológicos que ya
conocemos. Dos variantes del psi son la precognición
(percepción consciente y cognitiva) y la premonición (aprensión
afectiva) de un evento futuro que de otra manera no podría ser
anticipado por medio de cualquier proceso inferencial que conozcamos. La
precognición y la premonición son en sí casos especiales de un fenómeno
más generalizado: la anómala influencia retroactiva de eventos futuros
en las reacciones de un individuo en el presente, ya sea que estas
respuestas sean conscientes o inconscientes, cognitivas o afectivas”.
Aún esta por verse el resultado de las
decenas de réplicas que seguramente reportará el experimento de Bem.
Pero lo que aparece como algo inminente es que estamos mas cerca que
nunca de la confirmación científica que exima a la transmisión de
información de estar acotada al modelo lineal y secuencial con el que
abordamos culturalmente la dimensión del tiempo. La información viaja
por igual del pasado hacia el fututo, con el presente como intermedio,
que del futuro hacia el pasado. Y este paso sería fundamental para la
evolución de la consciencia humana. Nuestra cita con el diseño de un
mapa de la realidad basado en posibilidades y no de los absolutos se
acerca. Y posibilidad realmente trágica en el futuro de la humanidad
sería llegar tarde a ella.
“Emancipation comes on time, to be late would be a sin”
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