En una entrevista con el portal New Statesman, que tuvo lugar después de la dimisión y antes de que Grecia firmara el pacto con los acreedores, Varufakis señaló que “nuestra eurozona es un lugar incómodo para las personas decentes”.El exministro griego argumentó que no le sorprendería que el primer ministro Alexis Tsipras acepte un “pésimo acuerdo”. “Comprendo que se siente obligado con los que nos han apoyado y no quiere que nuestro país se convierta en un Estado fallido. Pero no voy a cambiar mi opinión, la misma desde 2010, de que Grecia debe dejar de aplazar y fingir, debemos dejar de pedir nuevos préstamos y fingir que hemos resuelto el problema, cuando no es verdad,



cuando nuestra deuda es todavía menos sostenible con nuevas medidas de austeridad que hunden aún más la economía y el peso recae cada vez más sobre los que no tienen nada, con una inevitable crisis humanitaria. No estoy dispuesto a aceptarlo. Que no cuenten conmigo”.
Según el exministro de Finanzas, un acuerdo de corto plazo, con tres o cuatro reformas, podría haber sido firmado poco después de que Syriza llegó al poder a finales de enero. Sin embargo, el otro lado “insistió en un acuerdo global, es decir, en hablar de todo, que en mi opinión, equivale a no querer hablar de nada”. “Querían todo desde el primer momento. Dijeron que si aprobábamos cualquier ley, lo considerarían una acción hostil y filtrarían a la prensa que estábamos haciéndoles perder tiempo. Era una auténtica trampa”.
Este fin de semana surgieron divisiones dentro del Eurogrupo, con los países divididos entre los que parecían querer un ‘Grexit‘ y los que exigían un acuerdo. Pero Varufakis asegura que siempre se han unido en un aspecto: su negativa a renegociar. Así, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, “siempre mantuvo la misma actitud: ‘El programa no se discute, porque el gobierno anterior lo aceptó y no vamos a cambiar por una elección‘”.
En cuanto a otros países endeudados, como España, Italia, Portugal e Irlanda, Varufakis también reveló que los acreedores “dejaron muy claro desde el principio que eran nuestros peores enemigos, sobre todo si lográbamos un acuerdo más favorable para Grecia que les dejara en un mal lugar ante sus propios ciudadanos”.
Varufakis cuenta que no podría garantizar que el ‘Grexit’ funcionaría. “No estoy seguro de que fuéramos capaces de manejarlo, porque para gestionar el desplome de una unión monetaria hace falta mucha pericia, y no estoy seguro de que en Grecia la tengamos sin ayuda externa”.
Para el exministro griego, el mayor problema del funcionamiento del Eurogrupo —controlado, según él, totalmente por Alemania— es “que es un grupo sin existencia legalmente reconocida, sin un tratado que lo sustente, pero con máximo poder para decidir sobre la vida de los europeos. No responde ante nadie, no hay actas de las reuniones, y es confidencial“.