Te
has puesto a pensar, ¿cuál es la mejor forma de comunicarte con tu hijo
recién nacido o por nacer? No, ¿verdad?. Eso es porque creemos que los
niños más pequeños, como “no saben hablar”, no tienen
nada que decir, y mucho menos nada que entender, más aún si aún no han
nacido. Esta observación no podría estar MÁS EQUIVOCADA.
Los
niños vienen llegando a este mundo con un cargamento invaluable de
información sobre nosotros, sobre todo de la madre, información que ha
capturado durante los nueve meses de incubación. Tu hijo o hija sabe que
este ser llamado “mamá” se lo da todo: alimento, abrigo, calma. Todo
esto lo va guardando en un cofre lleno de emociones, preparándolo para
enfrentar el mundo con ganas de nacer, o muy por el contrario, creándole
desconfianza.
Hay algunos padres que dicen “hay que hablarle duro al niño desde pequeño para prepararlo”.
Bueno, esto es al revés. Recuerda que el bebé no esta contaminado con
la información que llevamos los adultos, sino que está captando sus
primeras impresiones. Si éstas son “duras”, frías,
bruscas, el niño en tu vientre aprenderá que el mundo es atemorizante,
lo que le quitará todas las ganas de nacer; y si ya nació, las ganas de
crecer.
Y lo que es más importante
aún, todas las emociones que el bebé va recibiendo, lo acompañarán hasta
su vida adulta. Entonces vale la pena fabricar para tu hijo, un mundo
donde se sienta confiado y acogido para ser feliz y creer en sus sueños.
Cómo entregarle “buena” información a tu bebé
- En la primera etapa de tu hijo en tu vientre, la etapa formativa, entrégale el mensaje de que el mundo es bueno y bello, pues, esta maravillosa forma de ver la vida, lo preparará para enfrentar su nacimiento con ganas, como si fuera a llegar a un paraíso.
- Cuando vaya creciendo, conéctalo con la magia de la niñez, ayúdalo a creer en las hadas, los duendes, el encantamiento y la fantasía.
- Muestra respeto por todos los seres vivos, desde una hormiguita hasta un ser humano. Has que valore la vida y sanamente elegirá solo hacer el bien.
- Conéctalo con lo ancestral, los bisabuelos que ya no están, sus hermanos aunque sean de diferentes familias, su pre historia, los dinosaurios…y todo lo divino, el cielo, las estrellas, la energía positiva, las risas y las caricias.
Sé una buena madre
siempre y especialmente en el ciclo de formación de un niño que dura
hasta los 21 años… ¡Adelante! Aún estás a tiempo. En tus manos está
entregarle las emociones correctas a este nuevo ser “creado a tu imagen y
semejanza…”
Fuente: http://patyvalenzuela.com
Por PATRICIA VALENZUELA / @pattvalenzuela
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