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4 jun 2015

Juan Gérvas: “Los efectos de los psicofármacos son múltiples, y van de leves a graves-mortales”

Visto en: vidasana.org
Licenciado y doctor en Medicina por la Universidad de Valladolid, dedicó los primeros años de vida profesional a la docencia y a la investigación básica en torno a modelos experimentales de la enfermedad de Parkinson. Pasó posteriormente a ejercer de médico general en la Seguridad Social, primero en Madrid ciudad y los últimos años en la Sierra Norte de Madrid (Canencia de la Sierra) hasta su jubilación en 2010. Siempre combinó la clínica con la docencia y la investigación. Ha sido profesor en múltiples universidades, incluyendo la Johns Hopkins, en Maryland, Estados Unidos. Desde 1980, es coordinador del Equipo CESCA, grupo de investigación en atención primaria. Su interés ha sido y sigue siendo el exceso de prevención, y en general de pruebas médicas...

 
-¿La iatrogenia es uno de los peores males del sistema sanitario? ¿Por qué?
-La iatrogenia es el daño provocado por el médico, y en su sentido general implica que no es evitable. Es decir, se trata de una complicación de una intervención correcta y necesaria. El problema...


 es que en la actualidad el daño procede mayoritariamente de intervenciones innecesarias, que no están justificadas. Por ejemplo, los daños provocados por la determinación del PSA en el "diagnóstico precoz del cáncer de próstata" y las intervenciones consiguientes. Tal determinación carece de fundamento, y no se justifica la iatrogenia, que puede ser incluso muerte, y en otros casos incontinencia urinaria, impotencia, etc. En la actualidad la iatrogenia es una epidemia que provoca cientos de miles de muertos anuales (400.000 sólo en hospitales y sólo en Estados Unidos) pues cada vez la medicina es más atrevida y arrogante y cada vez los pacientes/poblaciones esperan/exigen más de los médicos. Se junta el hambre con las ganas de comer, y además con los intereses de terceros, como industrias (farmacéuticas, alimentarias, tecnológicas, de gestión y otras), políticos, periodistas, científicos, académicos, etc.

CREANDO ENFERMEDADES

-¿La iatrogenia también puede crear o complicar enfermedades mentales? ¿Nos puede poner algunos ejemplos?

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La salud mental es campo fértil para la iatrogenia, dada la fragilidad del ser humano en lo que respecta a su mente y su cerebro. Los humanos tenemos un cerebro "excesivo" y algunos de sus "productos" son increíbles, como el lenguaje. Ese cerebro excesivo es difícil de "gobernar" y resulta fácil de manipular. Por ejemplo, es fácil transformar problemas sociales en problemas mentales, y dar respuesta farmacológica a los mismos. Es una forma de dominación social con ejemplos varios, como el del fracaso escolar transformado en "hiperactividad infantil". Los niños son doblemente víctimas, del fracaso de una escuela absurda y del tratamiento durante años con productos agresivos, como la anfetamina, que baña su cerebro sin que sepamos bien las consecuencias a largo plazo. Sirve de ejemplo, también, la transformación de los cambios habituales de humor en enfermedades como depresión y trastorno bipolar. Los humanos no somos máquinas que mantengan constantemente su actividad y lo habitual son las oscilaciones del ánimo, sin que ello implique enfermedad alguna. Pero la medicina transforma esos cambios fisiológicos en patológicos y los trata con medicamentos, innecesaria e impunemente. Por consecuencia son frecuentes los daños y la iatrogenia. Se ha calculado que cada año mueren 500.000 personas en los países desarrollados por efectos adversos de los psicofármacos (en su inmensa mayoría utilizados innecesariamente). Es la muerte y es el sufrimiento innecesario que bien demuestra el caso del paciente con esquizofrenia, que evoluciona mejor respecto a ser persona integrada (amor, sexo, amistad, trabajo, familia) si se le trata ocasionalmente con medicamentos que si se le trata continuadamente con los mismos (tratar continuadamente por décadas embrutece al enfermo y lo degrada como ser humano, sin aportar nada ni al propio paciente, ni a su familia, ni a la sociedad). No olvidemos que somos ignorantes respecto al mecanismo de acción de los psicofármacos, más allá de saber que "intoxican" el cerebro. Contruimos torres de arrogancia médica sobre cimientos de ignorancia científica y ello conlleva desvalimiento, sufrimiento y muerte de enfermos y sanos.

-¿Usted cree que las altas tasas de enfermedades mentales tienen que ver con la sociedad hostil en la que vivimos y con un sistema sanitario basado en el lucro?

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La frecuencia de enfermedad mental depende básicamente de lo que usted defina como salud mental. Por ejemplo, si lograra transformar la risa en enfermedad mental puede imaginar que su frecuencia sería casi del 100% entre los humanos (la tribu humana se caracteriza por su alegría expresada por la risa). Algo así lo está logrando el vano y a-científico intento de clasificar y definir las enfermedades mentales, especialmente con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5, en su actual versión). Por ejemplo, con dicho manual se ha logrado transformar el duelo en enfermedad mental; en el DSM-3 el duelo era enfermedad mental si duraba más de un año; en el DSM-4 era patológico si duraba más de tres meses; en el DSM-5 el duelo es enfermedad mental (depresión) si dura más de quince días. Por tanto la frecuencia de la enfermedad mental depende de su definición, y los psiquiatras dominan el campo de las definiciones de enfermedades mentales, de qué sea salud y enfermedad. Además, la sociedad industrial capitalista olvida con frecuencia que su fundamento es la equidad y la solidaridad, y eso se nota más en Estados Unidos por comparación con la Unión Europea. La rotura del tejido solidario y de la equidad conlleva sufrimiento mental innecesario. La enfermedad mental es el desequilibrio entre la interpretación social y personal de la realidad, con gran sufrimiento.

EFECTOS SECUNDARIOS

-¿Nos puede hablar de los efectos secundarios de los hipnosedantes para tratar depresiones y enfermedades afines?

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Los efectos secundarios de los medicamentos son múltiples, y van de leves a graves-mortales. Por ejemplo, cada año mueren en la Unión Europea unos 200.000 pacientes por efectos adversos de los medicamentos. Los medicamentos para los trastornos mentales tipo la depresión tienen efectos adversos, como todos los medicamentos; van de efectos leves del estilo de hipotensión postural o cefalea a graves, como confusión o ideas suicidas, pasando por efectos como disminución/incremento de la líbido. Dichos efectos adversos se potencian si existen problemas como insuficiencia hepática y/o renal, o si se producen interacciones con otros medicamentos (antiepilépticos, por ejemplo) o con otras drogas como el alcohol, o con productos "naturales" como la hierba de San Juan. El efecto adverso más grave es indudablemente el incremento de ideas suicidas y el suicidio en sí, que muchas veces es un suicidio "complicado", como el cometido por el piloto del avión que se estrelló en los Alpes a comienzos de 2015.

-¿Qué fármacos, en su opinión, para determinadas patologías… pueden crear los síntomas de enfermedades mentales en pacientes que antes no las padecían?

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La palabra "fármaco" viene del griego y significa veneno. De siempre se ha considerado que los medicamentos eran peligrosos pues su eficacia dependía de la dosis, en la correcta ayudaban a vivir, en la excesiva llevaban a morir. Desde luego, son muchos los medicamentos que producen y agravan la enfermedad mental. Por ejemplo, en los ancianos se emplean con frecuencia medicamentos para la enfermedad de Alzheimer y todos ellos son inútiles y peligrosos, ya que no sirven para nada contra el Alzheimer y sin embargo tienen graves efectos adversos desde naúsea a confusión. Además, en muchos casos estos mismos ancianos se tratan con neurolépticos (anti-psicóticos) sin fundamento científico alguno, lo cual les convierte en zombies, además de tener impacto produciendo enfermedades cardiovasculares y muerte. No hay nada más positivo para mejorar la salud mental de los ancianos que retirarles los medicamentos innecesarios, inútiles y peligrosos. En todo caso, el Boletín Farmacoterapeútico de Navarra (BIT) publicó en marzo de 2011 un número sobre "¿Y si fuera el medicamento? Síntomas comunes que pueden deberse a reacciones adversas". Sirva de ejemplo el muy utilizado omeprazol (un "protector del estómago", en general innecesario) que puede producir confusión mental.

PAÍSES Y IATROGENIA

-¿En qué países la iatrogenia se ceba más en el aspecto de las enfermedades mentales?

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La iatrogenia se relaciona directamente con la intensidad de la atención médica. Es decir, con la utilización de los servicios médicos y con la actividad consiguiente, preventiva, diagnóstica, terapéutica y rehabilitadora. A mayor actividad médica, mayor iatrogenia. Por ello la mayor iatrogenia se da en los países ricos, y especialmente en Estados Unidos. La cuestión de fondo es que la civilización occidental ha avanzado sólo en lo material y con la marginación de amplios sectores de la población. Por ello provoca la "paradoja de la salud" (estando más sanos nos sentimos más enfermos, todo el tiempo preocupados con la salud) y la desigualdad social, que genera violencia y enfermedad mental. La respuesta no es sólo el tratamiento con medicamentos innecesarios, sino también la cárcel. Las prisiones están llenas de enfermos mentales graves y de drogadictos que ven empeorar su evolución por la reclusión. La iatrogenia, pues, no es sólo el daño individual de los medicamentos innecesarios, es también una suerte de "lepra social" por la cual nos volvemos insolidarios y aceptamos la marginación de los desfavorecidos e incluso su internamiento injusto en las cárceles.

-¿En qué medida puede el ciudadano defenderse de la iatrogenia, sea en el aspecto de las enfermedades mentales o de las físicas, aunque siempre todo va unido?

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Se deduce de mis respuestas previas que el ciudadano tiene grandes posibilidades de evitar la iatrogenia si evita el contacto innecesario con el sistema sanitario. Tenemos (mi esposa Mercedes Pérez Fernández, también médico, y yo) publicados cientos de artículos en revistas científicas que podrían ayudar al ciudadano interesado, muchos de acceso gratis en la página del Equipo CESCA (www.equipocesca.org) pero también hemos publicado dos libros para los lectores interesados, "Sano y salvo (libre de intervenciones médicas innecesarias)" y "La expropiación de la salud". El resumen es tener sentido común y no esperar más del sistema sanitario de lo que puede ofrecer. La salud no depende de los médicos sino de uno mismo y de la sociedad en que vive (democracia, distribución justa de la riqueza, suministro/depuración de agua, educación, trabajo, vivienda, justicia, etc). La intervención médica es esencial en algunos casos específicos, como vacuna contra la poliomielitis, intervención de catarata, tratamiento de la apendicitis, uso correcto de antibióticos en la neumonía, escucha terapéutica en la depresión leve-moderada, etc. Los ciudadanos no pueden aspirar a la juventud eterna, y tienen que disfrutar del grado de salud que tengan. Las expectativas excesivas de los ciudadanos justifican las intervenciones excesivas y dañinas de los médicos.

COMPRANDO IMPOSIBLES

-¿La iatrogenia es sólo producto del afán de lucro o también es producto del afán de poder, del afán de dominio sobre la población?

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El afán de lucro, la codicia, está en el fondo de mucha actividad médica innecesaria, pero la población está dispuesta a comprar imposibles. Es un poco el timo del tocomocho, en que el timado quiere más y más. En el sentido general, existe lo que llamamos biopolítica, que permite gobernar la sociedad a través de la medicina y sus actividades. Por ejemplo, la obesidad es un problema social (diseño de la geografia urbana, uso de automóviles y transportes colectivos, horarios de trabajo infernales, sueldos escasos, etc.) al que se da respuesta médica con intervenciones de control (balanza, medicamentos, dietas, etc.) que desvían la atención de la población. La típica "operación bikini" es expresión de esta expropiación de la salud, de la biopolítica que logra entretener a las mujeres con los kilos, balanzas, dietas y medicamentos para adelgazar, en lugar de centrarse en el feminismo y la solidaridad que reivindica un puesto lógico en el mundo. Adicionalmente, los fármacos para la obesidad suelen producir iatrogenia grave, incluso muerte (a recordar las miles de muertes por el uso del Mediator, un medicamento para adelgazar).

-Una vez la iatrogenia ya ha causado un efecto colateral, ¿cómo defenderse?

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Mucha iatrogenia es reversible. Por ejemplo, las mujeres son sometidas con frecuencia a cesáreas innecesarias, una actividad con elevada iatrogenia. Pues bien, se puede intentar evitar la re-cesárea en los partos sucesivos. Ya he comentado la mejoría de los pacientes ancianos "empastillados" cuando se retiran los medicamentos innecesarios. El uso de la radiología provoca grave iatrogenia, que se puede evitar no abusando en el futuro de la misma; por ejemplo, evitando los chequeos (ninguno sirve para nada, ni en bebés, ni en niños, ni la escuela, ni en las mujeres, ni en el trabajo, ni en ancianos) y sus pruebas radiológicas. Nada más iatrogénico que la TAC (tomografía) de cuerpo entero pues cinco TAC equivalen a la radiación de la bomba atómica en Hiroshima.
Pablo Bolaño


OTRAS SOLUCIONES

LO JUDICIAL SIRVE PARA POCO

-¿Alguna vez los problemas causados por la iatrogenia harán que los culpables estén en el banquillo de los acusados de los tribunales o eso seguirá limitándose a los casos de más alarma social o cuando las farmaceúticas y/o las instituciones buscan un cabeza de turco?
-La solución judicial es la última. Son muy conocidos los casos de las industrias farmacéuticas que, llevadas a juicio, admiten multas de miles de millones de euros... para seguir reproduciendo el modelo de negocio que tan bien les va en conjunto. La solución real es la evolución social y personal que lleva al uso prudente y racional de los recursos médicos. Por ejemplo, las mujeres de clase alta de los países nórdicos están rechazando las cesáreas innecesarias, y muchos ancianos inteligentes no quieren tratamiento para el Alzheimer, y sus familias rechazan los test y pruebas para diagnosticar el pre-Alzheimer (tests y pruebas sin ningún valor científico). La solución judicial es la menos interesante, aunque necesaria. La sociedad y los ciudadanos pueden poner mucho de su parte para evitar el uso innecesario y peligroso de las intervenciones médicas. Basta tener sentido común y seguir un poco la información científica, por ejemplo en Twitter @JuanGrvas. En todo caso, soy optimista pues hay un movimiento mundial de médicos que promueven el "menos es mejor" (less is more) y el "escoja con inteligencia" (choosing wisely) que ya ha llegado incluso a España.

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