Cuando un niño está en el vientre de su madre, vive los estados emocionales de ella. No existe una separación entre la madre y el niño.
La edad cronológica de la formación neurofisiológica del bebé es hasta los tres años aproximadamente, hasta entonces el yo del niño es igual al yo de la mamá.
Los niños no nos ponen nerviosos, ellos son el espejo en el cual debemos ver nuestro nerviosismo. Los niños son el reflejo de la familia. Los niños no se ponen enfermos, los ponemos enfermos, y muchas veces son reparadores de cargas transgeneracionales.
No se trata de entrar en la culpabilidad, sino de saber y tener conciencia que podemos hacer mucho por los hijos, si queremos que estén sanos, debemos cuidar nuestras emociones y sentimientos. Los hijos son espejos de lo que rodea a la familia.
Parece increíble, pero si reflexionamos y tomamos conciencia de que la realidad de todas las cosas es la unidad, comprenderemos que hay una unidad bebé-mamá.
El bebé siente como propio lo que le sucede a mamá: sus alegrías, sus tristezas, sus preocupaciones, y lo mas importante aquello “no dicho”, lo “no expresado”. A esto le llamamos Proyecto Sentido (P/S).
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