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4 may 2015
Nutre tu Cerebro
Al igual que todo nuestro organismo, el cerebro requiere de una buena
nutrición para mantenerse saludable.
La edad, las enfermedades, malos hábitos o el abuso de sustancias dañinas,
podrían afectar las funciones de nuestro cerebro. Y aunque algunos de estos
factores como el paso de los años son inevitables, podemos ayudar a que se
mantenga sano por más tiempo si lo nutrimos adecuadamente.
El cerebro
Posee miles de células nerviosas llamadas neuronas;...
algunas de sus funciones
más importantes son: recibir, procesar y transmitir información a través de
impulsos bio-eléctricos a otras neuronas. Aunque el trabajo que realiza se
divide entre diversas regiones y hemisferios, éstos trabajan como una
unidad, así logra actuar de manera coordinada y precisa en un tiempo real.
Si no funciona correctamente podemos perder nuestras capacidades mentales,
nuestra personalidad, e incluso nuestra alegría de vivir.
Una buena alimentación
Es esencial, ya que los alimentos además de favorecer una buena salud,
también influyen directamente en el cerebro y crean patrones de
comportamiento específicos. Procesos como la memoria, la concentración, la
hiperactividad y las emociones pueden ser potenciados o afectados por
ciertos alimentos; los cuales “fomentan la producción de neurotransmisores
en el cerebro, sustancias químicas que hacen posibles los impulsos
eléctricos entre las neuronas y que permiten el óptimo funcionamiento de la
memoria, la concentración, los impulsos y el estado de ánimo”, advierte la
Nutrióloga Valeria Rubio Márquez, consultora privada. Por lo tanto, para
que el cerebro funcione adecuadamente necesita de un balance de nutrientes,
vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos y proteínas.
Los básicos
Carbohidratos complejos. Liberan lentamente la glucosa que es el mejor
combustible para el sistema nervioso y el cerebro. La capacidad de atención
y concentración dependen de la glucosa. Se encuentran en cereales integrales
(arroz, trigo), frutas y vegetales. Una dieta baja en carbohidratos favorece
la depresión.
Proteínas. Necesarias para el sistema nervioso. Están compuestas por
aminoácidos que son básicos para la formación de neurotransmisores
(serotonina, acetilcolina y noradrenalina). Fuentes:lácteos, yema de huevo.
Grasas saludables (no saturadas, de preferencia monoinsaturadas), con
moderación. Forman parte de las neuronas e intervienen en la transmisión
nerviosa. Las mejores son de: aguacate, nueces, semillas de girasol,
cacahuates, aceite de oliva extra virgen y otras fuentes vegetales como
canola y cártamo. Dietas bajas en grasa incrementan el estrés y la ansiedad.
Proteínas y carbohidratos juntos mejoran el estado de ánimo. En cada comida
combina una fuente de proteína y otra de carbohidratos. Por ejemplo: carne y
cereales, queso y fruta; o frijoles y cereales; la leche y el yogur son una
fuente natural de ambos.
Para tomar en cuenta
De acuerdo con la Nutrióloga Marybel Yáñez, Directora general y creadora del
concepto Si nutre, poniendo en equilibrio tu cuerpo, “algunos nutrimentos
son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro cerebro, en especial,
de las capacidades cognitivas y de retención (memoria)”. Son principalmente,
nutrimentos inorgánicos (minerales) como:
Zinc. Con potentes propiedades anti-envejecimiento, juega un papel
importante en el metabolismo cerebral. Actúa como antioxidante para destruir
moléculas de radicales libres y fortalece las membranas que protegen de
lesiones a las neuronas. Fuentes: frijoles, frutos secos, lácteos, germen de trigo…
Selenio. Es el mineral antioxidante más eficaz, previene la oxidación de las
grasas, lo cual beneficia al cerebro ya que éste está formado en un 60% de
un tipo de grasa. Estimula la inmunidad y favorece la circulación. Fuentes:
nueces, hongos, semillas de girasol, granos enteros.
Coenzima Q10. Está en prácticamente todas las células del cuerpo. Se produce
a partir de los aminoácidos fenilalanina y tirosina. Provee de energía a las
células corporales, entre ellas las neuronas.
Ácido glutámico. Aminoácido que forma parte de las proteínas. Mejora la
memoria y la concentración. Se encuentra en las harinas y papas.
Gingko biloba. Extracto de la hoja del árbol que tiene el mismo nombre. Es
un tónico medicinal natural potente. Estimula y favorece la irrigación
sanguínea del cerebro.
Vitaminas B. Esenciales para el desarrollo y vitalidad de las neuronas. Las
más importantes para el cerebro son: B12, B6, B1 y ácido fólico. Fuentes:
aguacate, chícharos, plátano, huevos, lácteos, maíz,
arroz, verduras de hoja verde, brócoli, lentejas, betabel…
L-Carnitina. Sustancia producida naturalmente que favorece la cognición. Su
presencia en los alimentos es baja, se encuentra en: lácteos,
levadura de cerveza, cacahuates, coliflor y germen de trigo.
Lecitina. Aumenta las facultades mentales en personas cognitivamente sanas.
Se encuentra en abundancia en la yema del huevo.
Ácidos grasos Omega 3 (DHA y EPA). Favorecen la salud cardiovascular,
disminuyen procesos inflamatorios en el cuerpo y en el cerebro, y alivian la
depresión.
Fósforo. Se encuentra en las células, participa en casi todas las reacciones
metabólicas. Fuentes: almendras, lácteos, legumbres.
Vitamina E. Previene el proceso de deterioro del cerebro. Disminuye el
riesgo de infarto cardiaco y cerebral. Fuentes: aguacate, frutos secos,
aceite de oliva, verduras de hoja verde, semillas.
Magnesio. Mantiene las condiciones necesarias para que se realice el
metabolismo neuronal. Reduce el daño que causa en el cerebro la falta de
irrigación sanguínea. Fuentes: amaranto, quinoa, aguacate, arroz integral,
semillas de girasol, salvado de trigo.
“Consumir alcohol en exceso produce insuficiencia de tiamina (vitamina B1).
Esta carencia provoca una enfermedad neurológica debilitadora llamada:
Psicosis de Korsakov, que se caracteriza por la pérdida de memoria y el
deterioro de otras funciones cognitivas”. Libro ‘Rejuvenece tu cerebro’
En voz de las expertas
Evita los alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares simples, como la
comida rápida; ya que pueden hacerte sentir mal y cansado. Te hacen ganar
peso y desarrollar enfermedades crónico-degenerativas como obesidad,
hipertensión y diabetes.
Consume con moderación alimentos como té, café y chocolate. Funcionan como
termogénicos, ya que elevan la temperatura del cuerpo al provocar que se
utilicen las reservas de grasa, por eso producen más energía.
Desayuna siempre. Te ayuda a recuperarte después del prolongado ayuno de la
noche y tener energías para tus actividades diarias.
Consume lácteos. Tienen altos niveles de vitaminas del complejo B.
No te saltes ninguna comida. De preferencia come cada 3 o 4 horas. Lo ideal
es hacer 5 comidas al día en pequeñas porciones.
Utiliza las grasas vegetales sólo una vez al día. Una porción de grasa
vegetal puede ser: 1 rebanada de aguacate o 1 cdta. de aceite de oliva o 6
aceitunas o 6 nueces o 6 almendras, o 30 pistaches.
Cena ligero.
Utiliza en frío el aceite de oliva, por ejemplo en ensaladas. No lo uses
para cocinar, ya que al calentarse a altas temperaturas se transforma en
grasa saturada.
Cocina con métodos que no usen grasa como: al vapor, asados, estofados o
caldos.
Fuente:
Artículo “Nutre tu cerebro”
Revista “Prisma”
Por: Karina Rodríguez Chiw
Asesoras: Nutrióloga Valeria Rubio Márquez, consultora privada y Vocera de
Alpura; Nutrióloga Marybel Yáñez, Directora general y creadora del concepto
“Si nutre, poniendo en equilibrio tu cuerpo”
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