EL AURA DE LUZ QUE RODEA A LOS CUERPOS
Kirlian y su
esposa Valentina pasaron los últimos 40 años de sus vidas, trabajando en
este descubrimiento; en busca de mejores formas para desarrollar el que
se ha dado en llamar efecto Kirlian.
El 25 de enero
de 1981 falleció en la ciudad de Calgary, en la provincia canadiense de
Alberta, el súbdito británico Cyril Henry Hoskin, quien había alcanzado
en vida enorme
Esa aura
le permitía conocer no sólo el estado actual de salud de cualquiera,
sino también los males que podría contraer en el futuro y cuáles eran
sus sentimientos y su moralidad.
¿Se divertía
Lobsang Rampa, protagonista de la serie de relatos, diciendo embustes a
los ingenuos, o procedía de acuerdo con la verdad?
Los antiguos sabían qué es el aura
No faltan las
personas que consideran el aura una invención de los esoteristas. Pero
parecen ignorar que este concepto era ya conocido en la antigüedad. Los
primitivos habitantes de las cavernas dibujaron a veces el aura rodeando
el cuerpo de los seres pintados en los muros (aunque los adeptos al
fenómeno OVNI afirman que se trata de cascos espaciales utilizados por
los antiguos extraterrestres). Los egipcios decían que el ser humano
posee diversas partes invisibles que se presentan en forma de halo
rodeando a la cabeza. Los musulmanes colocaban una especie de corona de
fuego en algunos personajes distinguidos y al mismo Mahoma lo mostraban
con una llama en lugar de cabeza.
El médico
griego Empédocles declaró en el siglo V a. C. en la ciudad siciliana de
Agrigento, algo relacionado con una sustancia luminosa que se desprende
del cuerpo. Su contemporáneo Demócrito añadió que esa sustancia luminosa
estaba formada por corpúsculos, una radiación de composición formada
por átomos.
Los artistas
medievales se apropiaron de este concepto al pintar a los santos con un
halo en torno a la cabeza. Y dejaban el aura para todo el cuerpo cuando
era la Sagrada Familia la que figuraba en sus cuadros. ¿Sabían los
artistas por qué pintaban aquel halo o lo hacían porque, antes que
ellos, lo habían hecho los pintores de antaño?
Estos
conocimientos era cosa sabida ya en la India, donde existía una doctrina
sobre el Prana, energía del Cosmos contenida en los elementos físicos y
biológicos del ser humano, que podía captarse mediante ejercicios
especiales, como lo del yoga. La misma doctrina citaba a unas capas que
envuelven al cuerpo humano, a las cuales se referirían, a fines del
siglo XIX, los teósofos encabezados por Madame Blavatsky. Estas capas, o
auras, con como sigue: la de la salud, de la vida, del karma, del
carácter y de la vida espiritual, y cada una de ellas posee un color
distinto.
Los curiosos hallazgos de un médico inglés
A nadie se le
había ocurrido averiguar, llegados ya a la era de los descubrimientos
científicos, en qué consiste el halo y si acaso se trataba de tonta
superstición. Pero en 1900 se dio el primer paso, cuando el Dr. Kilner
realizo una curiosa experiencia en el hospital St. Thomas, en Londres.
Bañó un cristal con dicianina y miró a través de él a un paciente. Vio
una neblina luminosa de varios colores en torno a su cuerpo, brillantes
unos y apagados otros. Llegó a la conclusión, después de repetir la
prueba con enfermos y sanos, de que la fatiga, la enfermedad y los
estados de ánimo alteraban el color y la consistencia del halo.
Una vez
provisto de un archivo abultado de observaciones, el Dr. Kilner informó
de su hallazgo a la Asociación de Médicos, creyendo que le estaba
haciendo un enorme bien a la humanidad en general y a la ciencia de
diagnosticar en particular. Pero solamente recibió burlas de sus
colegas. Se desalentó e interrumpió las experiencias, sin verificar si
estaba totalmente en lo cierto o si eran sus queridos colegas los que
tenían razón. De haber estudiado un poco más el fenómeno y leído algo
sobre el tema, se habría enterado de cosas muy interesantes.
Se habría
enterado de que los médiums se ufanan de ver el aura de los seres
humanos, de los animales y hasta de las plantas, y que la médiums
inglesa Eileen Garrett conocía la forma de que las personas no dotadas
de facultades psíquicas pudieran percibirlas. Bastaba con colocarse ante
un muro blanco, en una habitación que se quedara de improviso en la
oscuridad. Al entonar los ojos vería ligeras huellas de energía
desprendiéndose en forma de luz por la punta de los propios dedos.
¿De qué modo se
origina esta curiosa luminosidad y en qué consiste realmente? Los
entendidos en ciencias ocultas explican que no debe llamarse aura a este
resplandor, sino cuerpo astral, y añaden que en el interior del cuerpo
humano existe otro más, integrado por energía pura que irradia una
energía misteriosa. Pero hay también una explicación científica para
este fenómeno. O, mejor dicho, hay varias, pero se señalarán sólo dos.
En agosto de
1982, el rumano Floriu Dumitrescu decía que los campos bioeléctricos
humanos poseen frecuencias variables y pueden ser fotografiados gracias a
los gases ionizados que los rodean, de tal manera que los puntos de
energía electrodérmica vienen a corresponder con ciertos puntos que sólo
son visibles cuando el cuerpo está enfermo y desaparecen cuando está
sano. Es lo que vio el Dr. Kilner con su cristal. Por su parte, Walter
Peschka, del Instituto Alemán de Investigaciones Espaciales, opinaba que
algunos individuos –como son los médiums- han probado poseer una
habilidad para captar los campos de frecuencia electromagnética.
Otra curiosa
teoría en torno al aura sería lanzada en 1936 por Humio Inaba, de la
universidad Tohoku, en Japón. Decía que en ciertas enfermedades, como
cáncer, diabetes e ictericia, se emite fotones de manera más intensa que
cuando los tejidos están sanos. Vio que la sangre de los fumadores es
dos veces más luminosa que la de los no fumadores y que regresa a la
normalidad después de 24 horas de abandonar el hábito. Este fenómeno de
emisión de fotones biológicos se producen en todos los seres humanos,
pero crece cuando hay ciertos desórdenes metabólicos.
Decía el Dr.
Inaba que podría deberse a la peroxidación de los lípidos en los
tejidos, que conduce a la formación de radicales libres. Es un proceso
químico: el oxigeno paramagnético posee dos electrones con el mismo spin
en las capas exteriores. Cuando en ciertas reacciones pierde ese
oxigeno uno de los electrones se libera un fotón, llamado biofotón por
inaba. ¿Tiene que ver este fenómeno con el aura observada en individuos
presa de actividad psíquica anormal?
Importante hallazgo de un soviético
La ciencia
había cerrado los ojos a esta extraña manifestación electromagnética del
organismo, hasta que, hace no menos de cuarenta años, un hombre quiso
estudiarla y llegó a realizar un curioso descubrimiento.
Semión
Davidovich Kirlian tenía un taller de electricidad en la ciudad de
Krasnodar, en la región del Cáucaso. Acudía con frecuencia al Instituto
de Ciencias local, donde le confiaban los aparatos descompuestos para
que intentara arreglarlos. Un día observó una curiosa luminosidad en un
aparato de alta frecuencia para electroterapia en el momento de ser
aplicado a un paciente. Era algo tan extraordinario, aquel destello que
aparecía entre los electrodos y la piel, que lo primero que hizo fue
fotografiarlo.
Los electrodos
eran de vidrio, lo que dificultaba la fotografía del destello. A pesar
del peligro que entrañaba la experiencia, Kirlian quiso hacer la prueba
con electrodos metálicos. Colocó una placa fotográfica entre un electrón
y su propia mano y conectó el aparato. Sintió un agudo dolor, pero no
le importó. Fue a revelar la placa y obtuvo un resultado fantástico: sus
dedos aparecían rodeados por una luz extraña, casi fantasmal.
No pensó en la
opinión que pudieran tener los científicos, sino que comenzó a hurgar en
las bibliotecas, en busca de mayor información. En realidad, nada sabía
de aquel fenómeno de la luminosidad. Se le ocurrió idear un sistema
para fotografiar la energía que se desprender del cuerpo sin lastimarlo.
No deseaba sufrir más quemaduras. Tal vez si lograba crear un campo de
alta frecuencia entre dos electrodos y colocaba al objeto a fotografiar
en medio, pegado a la placa, resultaría como era su deseo.
Fracasó en su
intento. Insistió varias veces e hizo una más con una hoja de árbol.
Apareció fotografiada una imagen muy extraña, en tonos blancos y grises.
Kirlian pasó varias meses trabajando en un nuevo aparato que permitiera
fotografiar aquel aura en colores. Cuando estuvo seguro del éxito,
volvió a hacer la prueba con su propia mano. Conectó el aparato y al
revelar la película descubrió un mundo fascinante, como un caleidoscopio
de luces multicolores. Tocó después el turno a una hoja de árbol recién
arrancada, que dio una visión rica en colores. Y lo repitió con una
hoja seca.
No hubo aura
esta vez. La hoja apareció como una ciudad que hubiera quedado de
improviso a oscuras. No había dudas de que las luces de colores estaban
relacionadas con la energía vital de las hojas. Si la hoja estaba recién
cortada, todavía viva, las luces eran brillantes. Si estaba muerta,
carecía de aura.
Las siguientes experiencias serían fabulosas
Las siguientes experiencias serían fabulosas
Aquella
experiencia no pasaba de ser una curiosidad, sin valor práctico. Era
preciso hallar ahora el lado práctico del descubrimiento. Kirlian
realizó más pruebas, para estar seguro de los resultados obtenidos, y
envió un informe la Academia de Ciencias de Moscú y a otras sociedades
científicas del país. Tuvo más éxito que el británico Kilner: no
tardaron en acudir a su domicilio diversos interesados en conocer sus
métodos.
Uno de ellos
entregó a Kirlian dos hojas de la misma especie vegetal, cortadas al
mismo tiempo. Deseaba conocer su opinión. Kirlian repitió varias veces
las pruebas y llegó finalmente a una conclusión. Pertenecían las hojas a
dos árboles diferentes. Uno estaba sano y el otro enfermo. A partir de
entonces, el método Kirlian para diagnosticar enfermedades de las
plantas fue aceptado por los centros agrícolas de la URSS. Gracias a él
podía saberse si lo viñedos, las plantaciones de tabaco y los árboles
frutales, entre otros, podrían dar excelentes cosechas o si era
necesario curar el mal que muy pronto sufrirían.
Sin embargo, lo
que en un principio pareció claro triunfo del antiguo electricista
terminó por hundirlo en la desesperación. Ideo el sistema con la
esperanza de diagnosticar cualquier enfermedad en los seres humanos,
antes de que se manifestara. No en las plantas.
Ningún
instituto de salud pública, ningún médico se había dirigido a él en
busca de información. Kirlian no lograba comprender por qué se negaban
los médicos a utilizar un método tan expedito y seguro para descubrir a
tiempo el mal que podía atacar a un ser humano.
Finalmente, tuvo que hacerse a esta idea: la ciencia oficial tiene aún muchos tabúes. No acepta jamás la existencia, sino después de mucho tiempo, de cualquier método para curar que no sea el tradicional. Si un médico hiciera un diagnóstico por medio del aparato ideado por Kirlian y aceptara el aura, significaría que estaba reconociendo algo que jamás había aceptado la ciencia: ese aura. Sería considerado por sus colegas como un charlatán y tal vez sería dado de baja de su honorable profesión, de manera totalmente vergonzante.
Curiosos trabajos sobre la electricidad humana
Finalmente, tuvo que hacerse a esta idea: la ciencia oficial tiene aún muchos tabúes. No acepta jamás la existencia, sino después de mucho tiempo, de cualquier método para curar que no sea el tradicional. Si un médico hiciera un diagnóstico por medio del aparato ideado por Kirlian y aceptara el aura, significaría que estaba reconociendo algo que jamás había aceptado la ciencia: ese aura. Sería considerado por sus colegas como un charlatán y tal vez sería dado de baja de su honorable profesión, de manera totalmente vergonzante.
Curiosos trabajos sobre la electricidad humana
Nina
Schlippenbach, Vladimir Jabotin y Pabel Guleaev, biólogos de la
universidad de Leningrado, realizaron en 1967 unas experiencias en lo
que llamaron el Electroaurograma, o registro y medida del campo
electromagnético existente en el cuerpo humano y en torno a él.
Declararon que la actividad de los tejidos vivos está estrechamente
ligada la actividad de las corrientes biológicas que se generan en los
tejidos, las cuales pueden ser captadas y medidas.
Descubrieron
que cuando se encontraba un objeto metálico cerca de la persona cuyo
electroaurograma deseaban establecer, se dispersaban los impulsos
nerviosos, lo que no sucedía cuando ese objeto era de naturaleza
aislante.
Vieron así que
las personas que no llevan encima objetos metálicos crean un ambiente
eléctrico que favorece su equilibrio biológico. Los anillos de oro y los
pendientes de plata anulan, en cambio, ese equilibrio y ahuyentan las
emociones. No sucede esto con las piedras preciosas, que por ser
aislantes se oponen a la influencia negativa de los metales.
Determinaron a
continuación el esquema fotográfico de los principales campos eléctricos
del ser humano, que se localizan en el cerebro, las rodillas y el
corazón. El cerebro aumenta de tamaño en el momento de mandar una orden a
los músculos. Esta particularidad del cerebro podría tal vez explicar
el origen de ciertos fenómenos paranormales. Una persona sensitiva
podría intuir, en teoría, los actos que fuera a realizar alguien, al
captar los cambios sufridos en su cerebro.
En apoyo de la
tesis de los tres biólogos soviéticos podría estar el hecho de que, sin
son los pueblos primitivos los más aptos para revelar aptitudes
paranormales, sería porque andan descalzos. Reciben así la energía
telúrica, la cual se descarga a través de las pulseras de cobre con que
adornan los brazos y el cuello.
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