¿Qué ocurre cuando los esclavos ya no llevan cadenas físicas sino que ellos mismos se fuerzan hasta la extenuación? “La sociedad del cansancio“ lo explica y por eso ha sido best-seller en varios países de ciudadanos cansados.
El autor de este librito de 79 páginas es el filósofo Byung-Chul Han, alemán de origen coreano que afirma que la sociedad está sufriendo un silencioso y profundo cambio debido a una razón concreta: el exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad del cansancio porque creemos falsamente que podemos con todo y esa doctrina produce seres agotados, fracasados y depresivos. Byung-Chul Han denuncia que “el esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento”. Y lo ha hecho a cambio de un modo de vida escasamente interesante, “LA MERA VIDA, frente a la vida buena”, dice, casi pura supervivencia.
Uno de sus mensajes es “Disfruta más y te irá mejor. Todos nosotros deberíamos jugar más y trabajar menos. Entonces produciríamos más” porque solo en esta sociedad, el ejecutivo mejor pagado trabaja como un esclavo y aplaza el ocio indefinidamente. Afirma que, hoy en día, carecemos de tiranos que nos exploten, pero los tiranos somos nosotros mismos. Y esta explotación a la que nos sometemos es mucho más nociva que la externa, ya que se ayuda del sentimiento de libertad. Además, también es más eficiente y productiva, porque nosotros mismos decidimos voluntariamente explotarnos hasta la extenuación.
En esta entrevista explica más sus reflexiones y abajo adjuntamos el prólogo del libro:
“Retomando la idea hegeliana de la dialéctica del amo y del esclavo, . A cambio de eso, el hombre cede su soberanía y su libertad. Pero lo más llamativo es que el propio amo ha renunciado también a la libertad al convertirse en explotador de sí mismo. Ha interiorizado la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. Pero el cansancio y la depresión no se pueden interpretar como alienación, en el sentido tradicional marxista. “Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neoliberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neoliberalismo, trabajo significa realización personal u optimización personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una autoexplotación voluntaria. Por eso, la sociedad del cansancio como sociedad del rendimiento no se puede explicar con Marx. La sociedad que Marx critica, es la sociedad disciplinaria de la explotación ajena. Nosotros, en cambio, vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación”. El hombre se ha convertido en un ANIMAL LABORANS,“verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso”
El Prometeo cansado
El mito de Prometeo puede reinterpretarse considerándolo una escena del aparato psíquico del sujeto de rendimiento contemporáneo, que se violenta a sí mismo, que está en guerra consigo mismo. En realidad, el sujeto de rendimiento, que se cree en libertad, se halla tan encadenado como Prometeo. El águila que devora su hígado en constante crecimiento es su álter ego, con el cual está en guerra. Así visto, la relación de Prometeo y el águila es una relación consigo mismo, una relación de autoexplotación. El dolor del hígado, que en sí es indoloro, es el cansancio. De esta manera, Prometeo, como sujeto de autoexplotación, se vuelve presa de un cansancio infinito. Es la figura originaria de la sociedad del cansancio.Venta online de La sociedad del cansancio
Kafka emprende una reinterpretación interesante del mito en su críptico relato «Prometeo»: «Los dioses se cansaron; se cansaron las águilas; la herida se cerró de cansancio». Kafka se imagina aquí un cansancio curativo, un cansancio que no abre heridas, sino que las cierra. La herida se cerró de cansancio. Asimismo, el presente ensayo desemboca en la reflexión de un cansancio curativo. Tal cansancio no resulta de un rearme desenfrenado, sino de un amable desarene del Yo.
ELOGIO DE LA LENTITUD: “vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir”
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