Todos conocemos la costumbre de algunos animales, entre ellos perros y gatos, de lamerse. Digo mala costumbre, como si se tratase de un mal hábito adquirido por estos hermanos menores en la escala evolutiva; pero lo que quizá no sabemos, o a lo mejor sí, pero de manera no muy clara, es porqué lo hacen. No se trata de una costumbre, digo, sino de un procedimiento terapeútico realizado de forma instintiva en ellos a instancias de la siempre omnipresente inteligencia universal actuando continuamente en la naturaleza. Que la saliva tiene virtudes curativas, era un fenómeno conocido ya en la antigüedad por médicos como Galeno, Plinio, Celso, Hipócrates, Paracelso, para citar a unos cuantos bien notables e ilustres.
Tácito menciona en su obra Historiae (IV 81.1-2) como
el emperador Tito Flavio Vespaciano cura con su saliva a un ciego, un
episodio evocador del pasaje evangélico de Marcos VII, 31-37:
“31 Volviendo a salir
de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la
región de Decápolis. 33 Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos
en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; 34 y levantando los
ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. 35 Al
momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua,
y hablaba bien. 36 Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto
más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. 37 Y en gran manera se
maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a
los mudos hablar.
Tambien tenemos el episodio de Juan IX, 1-7: A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. 2 Y sus discípulos le preguntaron:
—Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
3 —Ni él pecó, ni sus
padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios
se hiciera evidente en su vida. 4 Mientras sea de día, tenemos que
llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie
puede trabajar. 5 Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo.
6 Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole:
7 —Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado).
El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.
Según se comienza a
reconocer por la medicina moderna, la saliva contiene anticuerpos y
sustancias con propiedades antimicrobianas como tiocinato, nitrato y
lisozima, lo que explica además porqué lamer una herida, por ejemplo,
acelera el proceso de cicatrización. El hombre primitivo utilizó este
recurso farmacológico curativo a imitación de los animales, pero si
funcionó en el pasado, con igual eficacia podría hacerlo ahora!!.
Transcribo a continuación sobre el tema una nota publicada por elClarin.com :
“Descubren cómo la saliva protege al organismo
Los científicos
comprobaron que posee proteínas antimicrobianas. También ayuda a la
cicatrización de heridas y hasta permite detectar si una persona está
estresada. Están desarrollando salivas artificiales.
La saliva —un líquido
banal que sirve para reírse, besarse, babearse, para algunas groserías
de patio de escuela— está siendo reivindicada por la ciencia. Según un
nuevo estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Dentales y
Craneofaciales de los Estados Unidos, esta sustancia lleva a cabo muchas
funciones e incluso muy pronto se la utilizará para tratar problemas de
salud.
Este trabajo reveló que
la saliva (una persona produce aproximadamente un litro y medio por
día) es mucho más que agua: es muy rica en proteínas que sirven para
controlar y filtrar la legión de microbios que entran por una boca.
Además, impide que los dientes se disuelvan y ayuda a cicatrizar las
heridas.
Pero una de las
propiedades casi desconocidas, hasta ahora, de la saliva es su valor
predictivo. A través de las hormonas que contiene y de otras sustancias
químicas que alberga, se puede conocer si la persona fuma, está
estresada o, en el caso de una mujer, cuál será su día de ovulación
(ver...Una sustancia).
Curiosamente, el equipo
de científicos que investiga desde hace una década las propiedades de
la saliva —y que graciosamente se autodenomina "ejército de salivación"—
descubrió muchas de estas cosas por la negativa: extrajeron las
glándulas salivales a ratas de laboratorio y comprobaron que, en un
mundo sin saliva, es imposible comer, tragar, morder y hasta la lengua
se adhiere a la boca.
Para los humanos, esta
sequedad bucal también es un problema. En los Estados Unidos, 25
millones de personas padecen del sindrome de la boca seca, como efecto
secundario del uso de más de 400 medicamentos que se toman para la
depresión, la presión arterial alta y otras dolencias.
Contra esto, el director del grupo, el doctor Lawrence Tabak explicó que están investigando dos alternativas:
Crear saliva artificial. Que, dicen, tendrá propiedades antimicrobianas, para combatir gérmenes.
Reparar glándulas salivales mediante la terapia genética. Y construir una glándula artificial para implantar en la boca.
La ciencia de la saliva
es nueva en la historia de la medicina, cuenta Irwin Mandel, profesor
emérito de la Universidad de Columbia y uno de los pioneros en estas
investigaciones. Siglos atrás, los médicos pensaban que las glándulas
salivales eran órganos excretores secundarios que liberaban al cuerpo de
las toxinas y de los malos espíritus del cerebro. Por eso, solían dar a
los pacientes dosis de bicloruro de mercurio para que brotara saliva de
sus bocas.
Los científicos
empezaron a tomar en serio a la saliva cuando ya habían estudiado otras
sustancias líquidas corporales. "Es que la saliva no tiene el dramatismo
de la sangre, ni la integridad del sudor, ni la emoción de las
lágrimas", dice Mandel.
Pero a partir de los
años 50, Mandel y un grupo de expertos establecieron que la saliva
humana está llena de cientos de sustancias químicas útiles que flotan
alrededor de millones de bacterias, virus, levaduras y células dérmicas.
Existen proteínas
pegajosas y flexibles, las mucinas, que contienen hidratos de carbono,
lo que da a la saliva la viscosidad para que recubra los dientes y las
encías, según comprobó Paul Denny, biólogo molecular experto en saliva
de la Universidad de California en San Francisco.
Algunas proteínas salivales también neutralizan la acción de virus como el VIH. Otras mantienen la saliva cargada de calcio y fósforo, lo que forma el esmalte para que esos minerales no se disuelvan en los dientes.
Algunas proteínas salivales también neutralizan la acción de virus como el VIH. Otras mantienen la saliva cargada de calcio y fósforo, lo que forma el esmalte para que esos minerales no se disuelvan en los dientes.
"Si la saliva fuera agua, a los 20 años ya no nos quedarían dientes, estarían disueltos", dice Frank Oppenheim, presidente del departamento de Periodontología y biología oral de la Universidad de Boston.
Algunas de estas
sustancias útiles para la defensa del organismo fueron estudiadas en
ensayos pequeños, como las histatinas, que inhiben el desarrollo de
levaduras y bacterias. Teniendo en mente estos dos avances, científicos
holandeses están probando en este momento salivas artificiales
combinadas con proteínas para combatir microbios. Estas salivas
contienen gomas sintéticas o mucinas tomadas del estómago del cerdo, que
son apreciadas por su calidad resbaladiza.
"Pero es muy difícil
crear algo parecido a una sustancia líquida refinada a través de
millones de años de evolución", dice Arie van Nieuw Amerongen, del
Centro Académico de Odontología de Amsterdam. Las mucinas de cerdo, por
ejemplo, son suficientemente pegajosas pero no lo bastante elásticas
para funcionar bien en una boca humana.
"No obstante, hasta
ahora, sólo las ratas vieron curadas sus bocas secas", dice Bruce Baum,
jefe de Terapia Genética y de la rama terapéutica del Instituto Nacional
de Investigaciones Dentales.
Las ratas (cuyas glándulas fueron previamente destruidas por radiación) no desarrollaron nuevas glándulas. Lo que se hizo en cambio fue hacer que tejidos que normalmente no exudan líquido, pasaran genéticamente a producirlo.
Según Tabak, las
posibilidades de estas salivas o glándulas sintéticas son enormes. Tal
vez algún día los científicos encuentren una célula primordial de la
glándula salival y construyan glándulas nuevas desde cero que puedan ser
implantadas. El experto imagina: "tal vez, todas esas hormonas que
flotan en la saliva permitan que los ingenieros construyan pequeños
dispositivos sensibles que, instalados en nuestra boca, controlen
constantemente nuestra salud y nos llamen la atención si encendemos un
cigarrillo, bebemos de más o besamos una boca peligrosa".
¿Verdad o mentira?, a
cada quien le corresponde investigarlo por su propia cuenta-que bien
vale la pena hacerlo!-, para lo cual, por supuesto, sólo hay un único
requisito sine qua non: una salud e higiene bucal a toda prueba….
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